FRANCISCO
El Papa elogia la diversidad cultural de Rumanía
El papa Francisco hizo ayer una apología de la diversidad ante decenas de miles de peregrinos católicos de lengua húngara, durante una misa gigante celebrada en Transilvania, en el corazón de una Rumania ortodoxa y multiétnica.
Llegadas de la región en tren, en coche o bicicleta, pero también desde la vecina Hungría, cerca de 100.000 personas, según el Vaticano, escucharon la homilía en el santuario mariano de Sumuleu-Ciuc, en un territorio del centro-oeste de Rumania, que reivindica su cultura propia.
"Esta peregrinación anual pertenece a la herencia de Transilvania, y honra al mismo tiempo las tradiciones religiosas rumanas y húngaras" dijo el papa ante una muchedumbre ataviada con chubasqueros multicolores.
Transilvania es la segunda etapa y uno de los puntos culminantes del viaje a Rumania de Francisco, iniciado el viernes en Bucarest.
Esta peregrinación es "un símbolo de diálogo, de unidad y de fraternidad", aseguró Francisco, que comparó a los participantes con un "pueblo cuyos mil rostros, culturas, idiomas y tradiciones representan la riqueza".
El viernes, el papa ya había expresado su apoyo a las diferentes comunidades del país, que reconoce oficialmente 18 minorías culturales, y apeló a una "sociedad que se preocupa por la situación de los más desfavorecidos".
Para evitar susceptibilidades, hubo una traducción en rumano y luego en húngaro de su homilía.
Las iglesias católicas de la pequeña ciudad de Miercurea Ciuc, a pocos kilómetros del santuario, habían permanecido abiertas toda la noche para albergar a los peregrinos.
"Si yo viera al papa, le diría que Transilvania quiere ser autónoma" dijo a la AFP uno de los peregrinos, Zoltan, de 60 años, procedente de Pusztacsatar, en el oeste de Hungría.
El presidente húngaro Janos Ader acudió al evento pero como simple peregrino, así como una delegación de obispos. También se hallaban un representante del gobierno húngaro, así como la primera ministra rumana, Viorica Dancila.
Rumanía tiene 1,2 millones de habitantes de origen húngaro, es decir el 6,5% de la población del país. Transilvania fue integrada en Rumania por el Tratado de Trianon que, tras la Primera Guerra Mundial, dejó a Hungría sin dos terceras partes de su territorio.
Un siglo después, esta comunidad tiene cierta desconfianza ante el Estado central rumano, en un país donde la religión ortodoxa es ampliamente mayoritaria.
"Nadie piensa en hacer una secesión (...) pero por otro lado querríamos que los derechos de la minoría húngara fueran más respetados" explica Olah Zoltan, profesor en la facultad de teología de Cluj (oeste) y uno de los voluntarios para organizar la misa.
El gobierno de Bucarest reconoce los derechos culturales y lingüísticos de este minoría, en particular en escuelas donde la enseñanza se hace en húngaro y en rumano, pero rechaza las reivindicaciones de autonomía regional.