relato
Esmerarda Montero, la mujer a la que la adversidad no ha podido vencer
A sus 40 años, esta periodista cuenta las vicisitudes que tuvo que enfrentar para lograr ser la profesional que es hoy día, y cómo ha superado las duras pruebas que la vida ha puesto en su camino

Esmerarda Montero
“A mí nadie me ha dado nada la verdad, nunca. He tenido que construirlo todo”, fueron las palabras que Esmerarda Montero eligió para dejar entrever que desde joven se ha fajado para lograr ganarle la batalla a la adversidad, superando duras pruebas en el camino.
Durmiendo en una cama sin colchón, en la cocina de un apartamento, y vendiendo accesorios para mujeres, buscando obtener con qué sustentarse y pagar su carrera, comenzó la batalla de Montero.
Con nada más que su ropa y deseos de superación, le ponía el frente a esta nueva travesía que la vida le presentaba. En un principio dormía en una cama de cartones hasta que una vecina le regaló un colchón.
“Ahí estuve viviendo nueve meses, los primeros seis sin energía eléctrica porque no tenía para contratarla. Yo me subía al techo del edificio y estudiaba con la luz de la lámpara de la calle en la noche”, recuerda con nostalgia y entre lágrimas este episodio de su vida, en el que llegó a pasar de todo, incluso hambre.
Aun yéndose a España a estudiar una maestría, tenía que trabajar en dos lugares a la vez para poder pagarse sus estudios.
Y por si fuera poco, después de haber regresado a su país, otra adversidad llegó en 2019, cuando siendo encargada del Departamento de Comunicaciones de una institución pública, decide hacer un cambio estructural en ella, acción que no fue bien vista, y un grupo de personas tomó represalias.

Esmerarda Montero
“Empezaron a llegar a los medios de comunicación notas de prensa que decían horrores sobre mí… Yo estaba que me levantaba cada mañana buscando qué había salido. En ese momento me di cuenta de que una persona puede dañar tu reputación y tirar por tierra lo que tú has construido durante años con un solo tuit, con un mensaje, con una nota”, cuenta Montero.
Sin embargo, quien es hoy doctora en Comunicación, aun con la crisis que estaba atravesando tenía claro que sumirse en el llanto o dejarse consumir por los alegatos sin fundamentos que se hacían sobre ella, no era una opción, sobre todo, sabiendo que llegó hasta allí a base de su esfuerzo y sacrificio, sin ninguna cuña o apadrinamiento político.
“En los gobiernos, las personas que colaboran con las campañas políticas tienden a pensar que los puestos gubernamentales son como una especie de dádiva que hay que dársela y mantenerlo tengan o no las capacidades para desarrollar esa gestión”, comenta.
Aquello se resolvió con llamadas a los medios de comunicación que le habían dado cabida a estos alegatos y ella cumplió todas las metas para las que fue contratada, la situación la hizo reflexionar profundamente. En aquella institución, se mantuvo trabajando por un año y medio.
Si bien es verdad que esto la afectó, también es cierto que la hizo descubrir la coraza que tiene para vencer obstáculos y seguir adelante con su superación. Ese 'traje' de fortaleza lo lleva puesto desde que salió de su casa en 2008 para vivir en una cocina de un departamento, la que era usada para guardar corotos, cerca de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), recinto donde se encontraba estudiando Comunicación Social.
Varios emprendimientos
Esmerarda Montero cuenta que estaba muy de moda usar accesorios plateados en la época en que estudiaba en la universidad, así que con 2,400 pesos que le acompañaban se fue a la Duarte y los compró de plata. En cuestión de 50 minutos había vendido todo fiao y se sentó a esperar a que le pagaran.
“La primera persona que me pagó, recuerdo que eran 600 pesos. Compré comida. Me fueron pagando en los días siguientes. Recuperé el dinero, pagué la casa y con lo que me sobró volví a comprar plata, me di cuenta de que podía vivir de eso”, relata.
Otro de los emprendimientos que la ayudaron a sobrevivir surgió cuando se encontró un catálogo en el suelo y ojeando se le acerca una chica y le pregunta que si ella vendía esos productos, a lo que ella contestó: “¿por supuesto que sí, que tú quieres?”.
Así en la universidad, mientras estudiaba, vender plata y zapatos se convirtió en su fuente de ingresos, los mismos que le sirvieron para ya no pasar hambre. Además, este trabajo le permitió graduarse, pues los recursos económicos esta vez no eran una preocupación.
Después de esto solicitó una beca para estudiar una maestría en España hasta donde llegó rifando una computadora para poder comprar su pasaje de ida y una serie de préstamos en entidades para mujeres buscando reunir 800 euros que en aquel entonces para Esmerarda “eran todo el dinero del mundo”. Finalmente, gracias al aporte de una fiadora pudo tomar un préstamo más grande y se fue a España.

Esmerarda Montero inaugurando el primer doctorado en educomunicación de país.
En este país europeo, dado que el dinero de la beca no llegaba puntual, tuvo que trabajar como camarera. “Trabajaba en un restaurante en las mañanas y en un bar en las noches”, pues el dinero que recibía aun tarde, no alcanzaba para la manutención.
Tomó un millón de pesos prestados para emprender
Después de su crisis en 2019 Montero se empieza a interesar por la Comunicación Estratégica y crea su firma en torno a este campo bajo el nombre de Bright Podium, brindando los servicios de gestión de medios y planes de comunicación a distintas marcas.
“Este proyecto comenzó en la sala de un tío mío con quien yo me quedé cuando regresé de España. Luego lo continué en mi propia sala cuando por fin pude reunir lo suficiente para mudarme sola”, manifiesta Montero.
A cinco años de haber iniciado el proyecto, que ahora va viento en popa, Esmerarda reconoce que ha sido un proceso muy difícil, que le costó mucho esfuerzo y lágrimas, llegando a endeudarse apostando a su visión.
“Yo cogí un millón de pesos prestado en medio de la pandemia, cuando acababan de desvincularme… Y la verdad es que no terminó como esas historias que dicen ´mira yo me lancé y lo conseguí´, no yo inicié el proyecto, contraté personas, empecé a presentar propuestas desde mi casa y las cosas no salieron como esperaba y el millón se acabó y me quedé con la deuda.
Después de esto, Montero afirma que siguió trabajando hasta que se fue dando a conocer entre las marcas y luego de dos años con un solo contrato, consiguió pagar la deuda del millón de pesos, para lograr esto ella sostiene que necesitó mucha fe en sí misma.
“Yo sé lo que es estar tan cansada que te sientas a llorar porque no puedes más, pero tienes que seguir”, dice Montero, quien ha logrado obtener un doctorado, ha sido maestra en Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), y actualmente es asesora de tesis para optar por una maestría en el área de la Comunicación de la UASD.

Esmerarda Montero en las instalaciones de Intec donde es maestra
Como periodista trabajó en reconocidos medios entre ellos Radio Televisión Dominicana y Z 101. En 2019 fue reconocida en el Premio Nacional de Periodismo de Datos, obteniendo el tercer lugar en este galardón. No se detiene en su camino hacia la superación, que es lo que hoy la convierte en una mujer de armas tomar.

Esmerarda Montero recibiendo el Premio Nacional de Datos en la categoría plata en 2019