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REALIDAD Y FANTASíA

La Virgen de las Mercedes y su leyenda

La peregrinación al templo en el Santo Cerro, La Vega, atrae a numerosísimos peregrinos deseosos de presenciar la misa en honor de la Patrona

El día de las Mercedes es una fecha especial para nosotros los dominicanos. Se celebra la fiesta de la Virgen de las Mercedes, patrona de nuestro pueblo, junto con la Virgen de la Altagracia.

La peregrinación al templo en el Santo Cerro, La Vega, atrae a numerosísimos peregrinos deseosos de presenciar la misa en honor de la Patrona.

En Santo Domingo existe, en la Zona Colonial, una bellísima iglesia y convento dedicado a esta virgen. Este es también muy frecuentado en su fiesta, y se celebra una procesión en honor a tan venerada advocación de Nuestra Señora.

Lo que me parece sorprendente es que se recuerde también la batalla que ocurrió entre las huestes españolas, recién llegadas a la isla, y los nativos, resueltos a defender su territorio.

Según la leyenda, la Virgen de las Mercedes intervino a favor del puñado de españoles, ayudándoles a obtener una contundente victoria.

Esta creencia, elaborada por los invasores, dio pie a que la advocación de la Virgen de las Mercedes se convirtiera en símbolo del triunfo español y su ambición de conquistar y colonizar la isla.

Según la mentada leyenda, el propio Cristóbal Colón colocó una cruz en la cima de una colina, donde habían erigido una primitiva iglesia de troncos y techada de hojas de palmeras. Cuando los tainos trataron de atacarla, la Virgen de Nuestra Señora de las Mercedes apareció y los ahuyentó.

Esta advocación de la Madre de Jesús tiene su origen en el siglo 12 en el que la Santa Virgen se le apareció a san Pedro Nolasco, para pedirle la orden de que se dedicara a liberar a los cristianos esclavizados por los musulmanes.

Con Pedro de Mendoza llegó esta orden a La Española y se levantaron dos templos, uno en Santo Domingo y el otro en el Santo Cerro, en La Vega. También se le atribuye a esta advocación de la Virgen el ponerle fin a una terrible sequía tras una procesión. Asimismo se le atribuye la curación de una epidemia de peste en 1569 y la sanación de los enfermos.

Lo que sí se puede tomar como leyenda elaborada por el grupo de invasores, comandados por Cristóbal Colón, es la intervención en la mentada batalla, siendo la Madre de Dios la defensora de los débiles e indefensos. ¡Pero la leyenda persiste y, como tal, seguirá en boca del pueblo creyente!