REALIDAD Y FANTASÍA
Otro Día de la Madre con el familión
Para Emma, el día de las madres es un día muy especial, tan especial como el día de Navidad.
Acostumbra ir tempranito al cementerio a llevarle flores a la tumba de su hijo, muerto a destiempo y en terribles circunstancias.
Después se dedica a preparar todo lo necesario para la tromba de hijos y nietos que se harán presentes para festejarnos a las dos, en tan señalado día.
Para mis hijos, ella es una segunda madre, especialmente para los nietos a quienes ha prácticamente criado y consentido a más no poder. La trulla se presenta después del mediodía, cargada de regalos y de platos exquisitos.
Desde mi viudez, decretaron que ese día yo no debía hacer absolutamente nada, solo dejarme consentir.
Emma sin embargo afana a más y mejor, atendiendo a todos. Es especialista en servir tragos, asi que todos le piden su bebida favorita que ella elabora como un avezado bartender.
La sesión de regalos es muy especial pues nos dan los presentes a las dos, rogándonos que no los confundamos.
Pasamos la jornada muy entretenidos, con juegos de adivinanzas y mímica y hasta palabras secretas que, de un oído a otro, se van trasformando en extrañas sentencias.
A Emma le encanta este tipo de juegos y participa como si fuera una avezada actriz. La tarde se va volando y es pues de las despedidas, nos queda la tarea de recoger el desorden y dejar la casa como un tazón de plata. Lo hacemos con gusto y satisfechas de tener un familión que nos quiere con ternura y nos hace la vida placentera.