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HISTORIAS DE LA VIDA

Yeny Peralta: “Detrás del ‘sueño americano’ hay muchos desvelos”

Esta mujer, madre de dos hijas, nunca imaginó que ser indocumentada podría afectarle tanto, al punto de ser diagnosticada con depresión, ansiedad y miedo a ir al trabajo. Por si fuera poco, le daban ataques de pánico y en más de una ocasión, deseó no estar viva.

Si le tocara tomar de nuevo la decisión de abandonar su país, lo haría, pero siendo consciente y selectiva para tomar las mejores decisiones.

Si le tocara tomar de nuevo la decisión de abandonar su país, lo haría, pero siendo consciente y selectiva para tomar las mejores decisiones.

En abril de 2019, Yeny Peralta decidió partir a otro país en búsqueda de una nueva vida y un mejor futuro para sus dos hijas, en ese entonces, menores de edad. Sabía que dejar atrás a República Dominicana representaba un gran sacrificio, pero nunca imaginó que tanto. Por su cabeza nunca pasó que ser indocumentada podría ponerla, inclusive, al borde la locura. No menciona el estado donde vive.

“Nadie puede imaginarse por todo lo que he pasado en estos cinco años. Yo también entendía que necesitaba un cambio en mi vida personal, pero más que todo, quería que mis hijas tuvieran un mejor porvenir, pero no a ese precio que, de manera particular, he pagado yo”. Lo dice porque como madre ha sufrido por su propia situación y por supuesto, por la de sus hijas.

Aunque siempre tuvo un plan “bien diseñado” para apostar al gran cambio, al llegar a ese país, donde un familiar les dio albergue, se dio cuenta que las cosas no eran tan sencillas como creía. Pocos días bastaron para notar que había cometido un error, pero un error que no estaba dispuesta a aceptar porque seguía imponiéndose su deseo de lograr ese futuro que quería para ella, sus hijas y su familia.

“Al principio todo iba bien, pero luego las cosas cambiaron. Aunque nos mudamos a nuestro espacio, tardamos en adaptarnos. No teníamos carro y en el lugar donde vivíamos es casi obligatorio tener un vehículo. Esto nos obligaba a molestar a un familiar, cosa que no trajo buenos resultados”. Cuenta esta parte queriendo obviar esos momentos tan duros.

Encontrar ‘ángeles’ en el camino ha ayudado a Yeny a salir a flote

Encontrar ‘ángeles’ en el camino ha ayudado a Yeny a salir a flote

Las pruebas no se detenían para Yeny. “Como dije anteriormente, el transporte fue una gran barrera, teníamos que movernos en taxi o pedir, como decimos los dominicanos, una ‘bola’ a alguien, a veces desconocido. A esto se sumaba el idioma. Claro, a mis hijas les resultaba más fácil que a mí”. Esta frustración le causaba ansiedad. Ahí comenzó el cóctel de emociones que, durante un buen tiempo dominaron la vida de la protagonista de esta historia.

Los peores momentos

Al preguntársele a Yeny que si pasaron por situaciones que nunca imaginaron cuando llegaron a hacer vida en un país que no es el suyo, ella no tardó en responder afirmativamente. Lo explicó: “Al llegar aquí tuve que pedirle a mis hijas que trabajaran, sabiendo que tenían que estudiar. Para mí fue difícil ver a mi hija de 17 años levantarse junto conmigo a las 4:00 de la mañana para ir a un trabajo y, al salir irse a la escuela, pidiendo ‘bola’, como ya dije. En ocasiones debíamos pagar un taxi con un sueldo que apenas nos alcanzaba para hacer algunos pagos”. En ese momento se enfatizaba su calvario.

Por si fuera poco, la dueña de este relato, inició una relación con una persona que, lejos de apoyarla, al menos en lo emocional, motivándola a seguir hacia delante, resultó ser alguien despiadado que la hizo a ella y a sus hijas, vivir como en una película de terror.

Por si fuera poco, llegó la pandemia del Covid-19 y ya la lección de vida no era sólo de supervivencia, sino resistencia. “Mi hija mayor fue una de las primeras personas en el condado donde vivíamos, en contraer el virus. No había vacuna ni un tratamiento determinado para hacerle frente a la enfermedad. Ella estuvo muy grave, en UCI. Para mí fue el momento más vulnerable en toda mi vida, yo sentía que me moría junto a ella, los médicos no me daban esperanzas de vida…”. Contar esta parte la hace mostrar el dolor que vivió en ese entonces.

Fueron todas estas pruebas las que la llevaron a un estado de desesperación al que no le tenía nombre. Una visita a un especialista le ayudó a obtener un diagnóstico. “Ante todo lo ocurrido, yo había desarrollado un cuadro de depresión severa, ansiedad generalizada y ergofobia (miedo al ir al trabajo), más el estrés postraumático del cambio de vida por haberme movido de un país a otro”. Desconocía el peligro de estas enfermedades mentales, y lo peor, seguían ocurriendo situaciones que magnificaban su estado de salud.

Encontrar ‘ángeles’ en el camino ha ayudado a Yeny a salir a flote

Tuvieron carencias en todos los sentidos. “Pero siempre Dios estuvo a nuestro lado. Yo no lo veía en el momento porque estaba enfocada en la difícil situación que tenía ante mis ojos. Sin embargo, Él ponía ‘ángeles’ en mi camino que me confirmaban que era la ayuda divina la que estaba ahí”. Es fiel a su creencia, aunque admite haber flaqueado en algunas ocasiones.

Eran tantas las pruebas: “Que hubo un momento en que dudé de su existencia, pero ahora, ya curada tengo la certeza de que Él nunca nos abandonó. Tuvimos carencias económicas, carencias de apoyo, carencias de empatía, y de salud para poder enfrentar todo lo que nos ha tocado”. Por eso que hoy cuenta su historia para que la gente que esté pasando por su experiencia, sepa que hay que tener fe, fuerza de voluntad y entrega para poder lograr ese “sueño americano” que cuesta tanto sacrificio.

Tuvo que tomar decisiones difíciles, como salir de la pareja con la que estuvo, hacer acuerdos de pagos y disponerme a “echar hacia delante”. Todo esto lo logró con la ayuda psicológica de su terapeuta Paola, quien junto a quien fuera su jefa en el trabajo y, que ahora es su cuñada, la condujo, gracias a sus estímulos, primero a buscar la sanación emocional y para que luego se dedicara a regularizar su estatus en aquel país ajeno.

¿Cuándo siente que sus emociones estaban afectadas?

“Era una lucha de Yeny contra Yeny, ya no me importaban mis hijas, yo sólo quería morir para poder calmar mi mente que no paraba de pensar. Aquí paré y me dije; ‘tú necesitas ayuda, pero ya’. Como era tiempo de pandemia no había consultas presenciales y las citas para Psicología debían esperar hasta tres meses”. Esto la desconcertaba, y la llevó incluso a desear no existir.

Pero la dueña de este relato no desmayó. En lo que llegaba la cita, salía a correr por horas, hacía ejercicios en la casa, y todo lo que estaba a su alcance para poder dormir aunque fuera 20 minutos al día. “Pero mis fuerzas se agotaban. Entre las noticias, la pandemia, el tema del trabajo, las deudas, el aislamiento, la pareja especial, la enfermedad de mi hija, la falta de mi familia y la muerte de familiares se acababa mi paz”. Estaba tan afectaba que llegó tener obesidad.

Las hijas de Yeny estaban muy mal y su situación empeoraba al ver a su madre en esas condiciones. Esto, indudablemente le sumado tristeza a su realidad. No podía ni con ella misma, no les cocinaba y casi no hablaba con nadie.

¿Cuándo decide buscar ayuda? Se le cuestionó. “Un día mirando Instagram vi a una psicóloga dominicana, ella es Paola. Decía que daba terapias ‘online’ y ella fue el ángel que Dios puso en mi camino para yo poder ver la luz, pues vi que también ella es muy creyente en Dios”. No fue nada fácil, pero con paciencia y cuidados la fue guiando poco a poco. Lo cuenta para que la gente sepa cuán importante es buscar ayuda.

No pasa por alto que en el proceso hubo momentos indescriptibles. “La gravedad de mi hija mayor, pues contrajo Covid en tres ocasiones, y tener que poner una orden de restricción a mi expareja en la Policía por su acoso constante”. El miedo agudizaba su vulnerabilidad emocional.

Adaptación

Cinco años más tarde aún tiene días que se encuentra en el piso, pero Dios le da las fuerzas para volver a levantarse y recordarle lo fuerte que es. “El Señor puso a mi esposo Luis en mi camino, ya estoy a punto de volver a mi país a ver a mi familia. Mis hijas han avanzado en sus estudios y trabajo, y las cosas se han ido acomodando”. Todo a base de un gran sacrificio.

La realidad que ha vivido la lleva a recomendarles a los indocumentados: “Que no son los únicos que se han encontrado en esta situación, que no sientan duda en buscar ayuda, que así como existen médicos para el corazón, los riñones u otros órganos, también existen los psicólogos y psiquiatras para nuestro cerebro y nuestra mente”. Yeny lo dice consciente de que después de dar paso de salir de tu país en estas condiciones, lo correcto es tener determinación porque detrás de ese “sueño americano, hay muchos desvelos”.

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