Fábulas en alta voz

¿De verdad existe el amor de pareja?

Marta Quéliz

Hace años que tengo mi propia opinión respecto al “amor de pareja”. Cuando el tema ha salido a flote, hay quienes me crucifican y hay quienes están totalmente de acuerdo conmigo. Independientemente de todo esto, el tiempo me ha ido dando la razón de que ese sentimiento tan hermoso, llamado amor, no es lo que une a dos personas para tener un noviazgo o un matrimonio. Me explico: el amor es sublime, todo lo perdona, es para siempre… Y si nos detenemos a ver cómo funcionan las cosas en la gran mayoría de las parejas, nos damos cuenta de que este no está ni cerca de formar parte de esa unión.

Sí creo en el enamoramiento

Desde mi punto de vista, equivocado tal vez, sí entiendo que existen la atracción y la pasión, aspectos que luego comienzan a debilitarse para dar paso a lo que llamamos costumbre. Esas mariposas en el estómago que sentimos al principio de una relación, si somos sinceros con nuestros sentimientos, nos damos cuenta de que luego de un tiempo desaparecen, y en algunos casos, hasta se convierten en angustia, en ansiedad, desprecio... y a eso, sencillamente, no se le puede llamar amor.

Sincerarse con los sentimientos

Creer en que para mantener una relación viva, saludable, estable y bonita hay otros elementos más importante que el llamado “amor”, definitivamente contribuye a una unión más duradera, más completa y mucho más complementada. Por gastados que creas que están algunos términos como la comunicación, el respeto, la tolerancia, la comprensión, la solidaridad, la protección mutua..., en realidad no es así. Por los siglos se los siglos las relaciones más lindas y duraderas se han basado en este tipo de fórmula para trascender como pareja. Y ahora más que nunca se necesita de ellos para poder erradicar la violencia de género, que es la primera que desprestigia la definición de amor.

Un amor fabuloso

Yo quisiera llevar a una ciudad fabulosa a todos los románticos que creen en el amor de pareja, pero entiendo que es tiempo ya de que cada quien viva su realidad y se dé cuenta de que el verdadero amor es el que debemos dispensarnos a nosotros mismos, que el amor propio es el que nos ayuda a entender qué tan bien o tan mal estamos en una relación. Es el que nospermite tomar la decisión de cerrar esos círculos tóxicos que nada tienen que ver con sentimiento. Ese amor propio es el que nos ayuda a notar la diferencia entre amar y dañar; es el que nos da la fuerza para escoger ser primero nosotros, luego nosotros y después nosotros. Ahhh, y sin ser egoístas. ¡Feliz día de San Valentín!

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