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Marta Robles: “Escribí mi primera novela con 16 años y por suerte nunca se publicó porque era muy mala”
La escritora y periodista española impartió en el país su conferencia “El universo del autor: la relación entre el aprendizaje, las emociones y la creación”.
Marta Robles es una escritora y periodista española de 60 años que recientemente visitó el país para desarrollar su conferencia “El universo del autor: la relación entre el aprendizaje, las emociones y la creación”, un conversatorio dedicado a jóvenes y adultos, con el que buscaba transmitir que “lo que separa un buen trabajo de una obra de arte es la emoción”.
“Yo creo que la diferencia entre una cosa y la otra está en la emoción, y hasta que a mí alguien no me demuestre lo contrario, la emoción solo emerge del ser humano”, expresó la autora durante una entrevista con Listín Diario.
En el conversatorio, la también periodista relató que dentro de sus primeras opciones no estaba estudiar esa carrera, sin embargo, una pareja que tuvo en ese entonces la convenció de que estudiar Comunicación favorecería mucho su sueño de ser escritora. Motivada por esto, y a pesar de las críticas de su padre hacia la profesión, se adentró a ese mundo y “se me metió el periodismo en las venas y desde este momento no ha salido”.
“Siempre he dicho que aunque haya un día que solo me dedique a la literatura, que puede ser, nunca dejaré de ser periodista ni de tener esta vocación de traducir el mundo a los demás, no tanto para que sea más justo, sino para que sea un poco menos injusto”, expresó Robles.
A pesar de sus múltiples obras y su vasta experiencia como escritora y periodista, su camino no siempre estuvo marcado por el éxito y esto lo afirmó cuando dijo que su primer libro escrito no fue El mundo en mis manos (1991), una biografía del periodista Pedro J. Ramírez, sino una novela que hizo muy joven.
“Escribí mi primera novela con 16 años y por suerte nunca se publicó porque era muy mala”, dijo entre risas y señaló que si tal vez le hubiese dedicado más tiempo, quizás la hubiese fortalecido, pero en ese momento quería hacer muchas cosas al mismo tiempo.
“No se trata de que persigas que todo lo que tú escribas vaya a ser bueno, perfecto o una obra de arte, tienes que saber que habrá cosas que se tengan que quedar en un cajón”, añadió.
Asimismo, expresó que a pesar de que el ser humano tiene la sensación de que todo lo que hace “merece la pena”, no es cierto, a veces las cosas forman parte de un intento que no siempre sale bien, pero que permitirá ir perfeccionándote.
“Es muy importante que los jóvenes lo aprendan, ya que tienen muy poca resistencia a la frustración. Hay cosas que no tienen necesariamente que tener una utilidad, que son simplemente parte del camino a la excelencia y pueden quedar en nada”, manifestó.
En cuanto a la existencia de plataformas como Wattpad, que permite a los jóvenes autores dar a conocer sus obras literarias, indicó que le parece “muy bien”, no obstante, refirió que se necesita un filtro, porque “hay demasiada gente que publica cosas que no deberían de publicarse”.
“A mí me parece perfecto que los jóvenes lo intenten todo, lo que tienen que saber es que no lo van a conseguir todo. Y que tengas las posibilidades para intentarlo todo, sabiendo que no lo van a conseguir todo”, puntualizó.
Sus obras
En la entrevista habló sobre sus obras, entre ellas su último libro, Lo que la primavera hace con los cerezos, un ensayo en el que retrata a más de 70 personajes del arte y literatura, y cómo influencia el amor en ellos y su arte, lo cual evidencia mucho el rol de las emociones en la obra de arte, que es el tema central de sus conferencias.
Robles también conversó de su primer libro de ficción, llamado Las once caras de María Lisboa, un manuscrito en el que cuenta la historia de diferentes mujeres llamadas con el mismo nombre.
“Yo defiendo una teoría de que todas las mujeres somos iguales, pero dependiendo de cómo nazcamos y en el sitio que nazcamos pues somos altas, bajas, gordas, delgadas, rubias, morenas, pecosas, no pecosas. Somos todos la misma mujer, todo depende de nuestras circunstancias y de quién nos enamoremos”, enfatizó.
Contó que en el libro se trata temas como la violencia y otras vicisitudes que durante mucho tiempo fueron normalizadas, y que quizás por eso, el libro no tuvo el repunte que habría tenido ahora, y lo calificó como un libro “anticipatorio y valiente”.
“Todas las mujeres somos distintamente iguales. Siempre digo que el feminismo solo vale en cuanto sepamos que las mujeres somos tan distintas que nos tiene que amparar absolutamente a todas, independientemente de nuestras ideologías, nuestro lugar de nacimiento, nuestra forma de pensar, querer, sentir o de nuestras aspiraciones”.
Con respecto al libro que la definía como autora comentó que era difícil de explicar ya que en cada uno de sus escritos hay una pizca de ella. Partiendo de esto, habló de que un personaje que tiene mucho de sí misma, el detective Roures, el cual aparece en tres de sus libros: A menos de cinco centímetros, La mala suerte y La chica a la que no supiste amar.
Dijo que lo primero que tiene de ella es su apellido, ya que Roures en catalán es Robles, pero en portugués es Caraballo, que es el nombre de un personaje escrito por un autor que marcó mucho su vida, Manuel Vázquez Montalbán.
“El detective Roures es un excorresponsal de guerra metido en principio de asuntos de infidelidades, pero que acaban otros de mucha mayor injuria y es uno de esos héroes que conserva el perfume de los antihéroes”, comentó.
Describió al personaje como alguien que es capaz de saltarse las normas en busca de una justicia que le es negada por las instituciones y las propias autoridades, y es ahí donde se ve reflejado el dilema del antihéroe.
“Para mí es muy importante que fuera un excorresponsal de guerra, porque eso le hacía venir con la mochila llena de porquerías y de arrepentimientos, porque cuando uno es corresponsal de guerra sabe que cualquier ser humano puesto al límite de sí mismo saca muchas veces al héroe, pero casi siempre al villano”, puntualizó.
Las mujeres y la cultura
Con respecto a la predominancia femenina en el quórum universitario, expresó a que esto se debe a que por mucho tiempo a las mujeres se les alejó de la cultura y del aprendizaje, en un momento en el que se les hizo creer que estudiar no era para ellas y que debían dedicarse al hogar.
“En el momento en que nos hemos dado cuenta de que la cultura nos hace más libres, hemos decidido que queremos estudiar, queremos saber, queremos aprender y encima como somos más constantes y más ordenaditas”, expresó.
Asimismo, comentó que en cuanto la mujer se percató de la fuerza que le otorgó el saber y el conocimiento sobre la cultura, no se apartó más de esto.
“Yo defiendo que para que el mundo sea realmente igual tenemos que entender que hay mujeres buenas, malas y regulares. Yo defiendo absolutamente la posibilidad de las mujeres de ser malas”, puntualizó.
Añadió: “Cuando haya el mismo número de ineptas que de ineptos en los cargos directivos y políticos habremos llegado a la igualdad, porque ni todas las mujeres somos buenas, ni todas tenemos talento, ni todas somos maravillosas”.