Crecimiento personal

Vivir y dejar vivir: ¿Será esa la clave de la felicidad?

Nuestro presente y futuro están en nuestras manos, nuestra actitud ante lo que nos sucede es nuestro libre albedrío, nos pertenece.

Cuando sientes plenitud dentro de tu ser, tu felicidad no dependerá de nada externo.

Cuando sientes plenitud dentro de tu ser, tu felicidad no dependerá de nada externo.Getty Images/iStockphoto

“Todos nacemos felices. Por el camino se nos ensucia la vida, pero podemos limpiarla. La felicidad no es exuberante ni bulliciosa, como el placer o la alegría. Es silenciosa, tranquila, suave, es un estado interno de satisfacción que empieza por amarse a sí mismo.” 

― Isabel Allende, The Japanese Lover

El autocuidado y dedicarse tiempo, tomar el timón, comprender que piloteas la nave hacia donde eliges ir, significa hacerte responsable de tu propio bienestar, es una responsabilidad muy personal e individual para delegarla en alguien más. Cuando sientes plenitud dentro de tu ser, tu felicidad no dependerá de nada externo. De tu propio suministro.

Una de las necesidades básicas del ser humano es amar y ser amado, evidenciadas científicamente a través de estudios diversos, por citar alguno, Maslow, psicólogo humanista, en su pirámide, exhibe la necesidad de relaciones, de casa, necesidades fisiológicas, de seguridad, entre otras. Regularmente con ánimos de suplir la necesidad afectiva o de pertenecer a la manada, muchos pierden su esencia, se convierten en verdaderos camaleones con los demás, resultando en uniones desgastantes. Una farsa entre grandes simuladores, triangulan o navegan en realidades paralelas para poder sobrevivir al caos personal consecuencia de estar al lado de personas cuya compañía resulta sofocante, algunas por conveniencia, salen al encuentro de estímulos adicionales para sentirse contentos. Creen que encontrarán fuera lo que sólo se consigue dentro.

En las relaciones de pareja, con frecuencia, las hormonas que provoca el enamoramiento inducen a que obviemos las banderas rojas que nos avisan que no funcionamos bien juntos, lo cual debería ser detectado antes de establecer una unión más íntima, guardando un nivel de cercanía saludable que nos permita relacionarnos sin mayores complicaciones. Por el contrario, cuando sientes que la otra persona, te acepta y quiere tal cual eres, auténticamente tú, sin poses o pretensiones, terminas sintiéndote nutrido, reforzado y saciado. Son personas que deseamos estén a nuestro lado. Los lazos afectivos dejan de funcionar en la medida en que idealizamos a la persona o la relación en sí, y las expectativas no son cumplidas nos decepcionan.

¿Quieres vivir? ¿Estás en la disposición de dejar vivir? Pregúntate: ¿Acepto a los demás con sus cualidades a pesar de que sean disímiles a las mías? ¿Tolero a las personas siempre y cuando se adapten a mis condiciones o las dejo ser, tal y como son? Cada uno de nosotros es un mundo de distintas posibilidades, con características particulares, historias propias, heridas y perturbaciones personales, pero también nuestros dones, éxitos, logros y habilidades que, en su conjunto, nos hacen únicos.

Nuestro presente y futuro están en nuestras manos, nuestra actitud ante lo que nos sucede es nuestro libre albedrío, nos pertenece. Si no nos sentimos en capacidad de tomar decisiones por nosotros y cedemos esa atribución a otros, es hora de procurar un acompañamiento terapéutico ayude a aclarar tu visión de vida y a encontrar las fuerzas para tomar tus decisiones personales, favorecerá la identificación de los escollos y las ataduras que te impiden progresar. Vivir y dejar vivir, pienso que sí es la clave de la felicidad.

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