FÁBULAS EN ALTA VOZ
¿Qué es creer en Dios?
No sé si algunas personas se han detenido a analizar Lo que verdaderamente significa creer en Dios. Desde mi punto de vista no sólo es decir: “Tengo fe”, voy a la iglesia, sigo tal o cual religión... Es mucho más que eso. Es verlo en lo bonito, observarlo en lo tan bello; es sentirlo en la brisa y escucharlo en el susurro del viento; es abrazarlo en silencio y dejarse tocar en la tempestad; es soltarle tus cargas y no apurarte por lo que pueda pasar; es hincarte a orar y tener la certeza de que se hará su voluntad; es pedirle, ofrecerle, pagarle y agradecerle…
Todo por amor Creer en Dios es sentir que estás en una ciudad fabulosa donde el dolor “no duele”, donde lloras sin lágrimas; donde el amor no desaparece; donde la vida te alcanza para amarte tú y a los demás; donde nadie se enaltece porque sólo Él es grande, porque sólo Él lo puede todo, porque sólo Él es el Todopoderoso, porque sólo se desprendió de su hijo para que muriera por nosotros y lo hizo todo por amor.
¡Hónralo en la Semana Mayor! Estamos en un tiempo hermoso y sagrado para mostrarnos a nosotros mismos qué tanto creemos en Él, qué tanto le agradecemos, qué tanto lo honramos, lo veneramos… Es un tiempo, no para reflexionar, porque eso pocas veces lo hacemos, sino para de una vez por todas, dar el paso, ese paso hacia el verdadero camino divino que ha de llevarnos a ser mejores seres humanos, menos críticos y más comprensivos y tolerantes; más solidarios y menos vanidosos porque esa es la mejor manera de imitar su ejemplo y el de su hijo Jesús.
Estás a tiempo de caminar de su mano Toma hoy tu decisión de seguir sus pasos, de dejarte tomar de la mano de quien desea hacerte su hijo privilegiado. Verás que es así como podrás comprender lo que verdaderamente es creer en Dios. Es así como podrás escucharlo en el silencio y tocarlo en lo sublime de su existencia aun cuando creas no verlo, porque Él está en todo y para todos. No pierdas la oportunidad de aprovechar estos días santos para tener ese encuentro con Él, que envió a su único hijo a morir por ti, por mí y por toda la humanidad que hoy más que nunca, lo echa a un lado para abrirle las puertas al mal. Y hemos pagado todo esto con creces, con pruebas suficientes para que hoy podamos abrir nuestro corazón y por fin reconocer lo grande que es creer en Dios.