¿QUIÉN EDUCA AL PUEBLO?
“No he venido llamar a justos, sino a pecadores”
Esta frase de Jesús me ayuda a sentirme feliz aun cuando he cometido algo mal hecho, porque sé que Jesús me ama y viene en pos de mí a pesar de todo.
Jesús, con su comportamiento, escandaliza a los fariseos puristas. No acepta que hay separación entre los buenos y malos. Cree posible la conversión de aquellos a los que los defensores de la Ley condenan.
Él comía con los pecadores y los fariseos se espantaban: “Estando Jesús a la mesa en casa, acudió un buen grupo de recaudadores y descreídos y se reclinaron con él y sus discípulos: ¿Se puede saber por qué come su maestro con recaudadores y descreídos? Jesús lo oyó y dijo: “No necesitan médicos los sanos, sino los enfermos. Vayan mejor a aprender lo que significa ‘corazón quiero y no sacrificios’, porque no he venido a invitar a justos, sino a pecadores”.
Nuevamente los escribas y fariseos, la “gente bien”, se escandalizan con Jesús. Jesús reafirma su misión, “llamar a los pecadores”.
Al entrar en relación con estos hombres despreciados por los “buenos”, Jesús manifiesta sus propósitos: viene a llamar a conversión a los que están alejados. Escándalo para las “autoridades”.
Gracias, Señor, por ser tan paciente con nosotros, que tanto te ofendemos y Tú nos perdonas continuamente porque nos amas. Ojalá yo poder aprender a amar como Tú nos amas. ¡Amén!