La sala que se convierte en una metrópoli navideña
Desde la entrada a la casa de Juliana González en Los Ríos se podía sentir la paz y la alegría que trae en esta época el espíritu de la Navidad. Al subir por las escaleras una guirnalda decoraba dos titánicos postes de cemento próximos a su puerta, que tenía una corona de adviento colgada, como sinónimo de “la eternidad de Dios”. Estos detalles eran las primeras manifestaciones que revelaban la magia que habita dentro.
“La Navidad es el nacimiento del hijo de Dios, de Jesús y para mi particularmente tiene un significado muy especial… en Navidad, el 24 de diciembre, tuve mi primera hija, mi hija mayor y desde entonces la he celebrado en grande. Es una época muy bonita, de compartir con la familia, con los amigos y también con las personas que uno desea ayudarle o brindarle un cariño”, con estas palabras en un tono cálido y con un rostro sonriente Juliana dio la bienvenida a su hogar.
Al entrar, una gigantesca ciudad, que con cariño ha bautizado como “La Ciudad Navideña de Juliana”, aunque también familiares, amigos y todo el que ha tenido la dicha de conocerla y disfrutarla le ha dado ese apodo, se llevaba toda la atención.
Y es que la ciudad navideña de Juliana es una verdadera obra de arte, una obra que sale de su imaginación, pero sobre todo de su corazón desde hace más de 20 años, como una manera de brindar su amor a familiares, desde los más pequeñitos hasta los grandes, y amigos, a la hora de que se estén divirtiendo con la metrópoli.
La Ciudad Navideña de Juliana
Debajo de la escalera, con un cielo esponjoso con bombillos titilando, ocupando la mayor parte de una de sus salas más grandes y encima de 150 blocks de hielo seco, estaba la ciudad. Aquello era una majestuosidad. Era imposible no perderse contemplándola debido a las miles de piezas que, según Juliana, tiene y que todas las navidades aumentan.
“Solamente de personitas conté como 500 un día y dije no voy a seguir contando. No pueden ser contabilizadas, hay miles de piezas”, declaró entre risas.
La ciudad de Juliana es una ciudad con un concepto “sectorizado”, por ejemplo, tiene un pueblo cristiano en donde nace el niño Jesús. Un complejo de mansiones, en las que viven los millonarios. El polo norte, donde está el hogar de Santa Claus, las casas en montañas y un lugar más urbano en la que hay, incluso, un parque de diversiones.
La metrópoli tiene todo lo necesario para poder habitarla. Calles, Gente, una fábrica de chocolate, bares, hospitales, casinos, un zoológico, iglesias, un puerto, estaciones de bomberos y policía, panaderías, granjas, un restaurante de hamburguesas, tiendas de ropa, farmacias, una plaza de jugar bolos, un café, entre otros.
Al conversar con Juliana sobre su ciudad, solo brota de ella mucha ilusión. “Realmente disfruto preparar la ciudad, ha ido creciendo… la ciudad fue desplazando toda la decoración que antes colocaba y se ha hecho dueña de una de las salas de mi casa. Ya está muy grande, ya no la puedo agrandar más, pero me encanta crearla… la hago siempre con la mente. La construyo con la ilusión de que sea una ciudad mágica y la disfruto”, dijo.
La ciudad de Juliana tiene movimiento. En el parque de diversiones, hay gente disfrutando de la silla voladora, el carrusel de caballos y el martillo. En el polo norte, Santa Claus vuela en su trineo con sus renos y justo debajo pasa su tren por el centro de la ciudad repartiendo regalos. En un teatro hay un desfile de moda; en una iglesia hay dos casamientos; en las montañas hay gente esquiando, jugando hooky y montando columpios y en el pueblo de montañas hay un baile de graduación.
Todos estos elementos no son estáticos y parecen que tienen vida propia, sin embargo, la conexión eléctrica perfecta que hace “Josecito” y que antes hacía su hija Massiel, logran que los allí presentes no se percaten de los cables que dan vida a la ciudad.
También la urbe tiene piezas de edificios emblemáticos en otros países como una réplica de la casa de Elvis Presley, el edificio más alto del mundo en Dubai, una famosa fuente de Roma, Italia, la Torre de Pisa y la Torre Eiffel de París, Francia, en honor al cariño y aprecio que le tiene Juliana a sus amistades en estos lugares.
Asimismo, una representación de su propia casa. “Que este año la tiñe el color morado dentro de la ciudad en honor a mi nieta Jana Massiel”, dijo, al tiempo en que agregó que sin esa pieza “no hay ciudad”.
Una fuerte labor
Trabajar en la ciudad le toma más de 15 días. Este año inició su metrópoli navideña a finales de septiembre e inicios de octubre, específicamente, el día 12.
“Esta ciudad se lleva sus trasnoches, porque a veces me inspiro y quiero terminar una zona y digo que hasta que no termine un área, no termino la labor de hoy”, explicó.
Anteriormente comenzaba a armarla el primero de noviembre, pero como ha crecido mucho, debe empezar con la ciudad desde antes “porque es una mudanza… yo tengo una oficina ocupada con cosas de la ciudad y aquí en mi casa dos habitaciones”, reveló.