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Manos que Donan: una obra social más allá de reparar viviendas

La pandemia por el Covid-19 motivó a que Lucía Corripio de González, Elisa Santoni de Pérez y Jacqueline Herrera de Álvarez vieran el mundo en otro ángulo y perspectiva, incentivándolas a trabajar con ahínco en su proyecto de responsabilidad social Manos que Donan.

Manos que Donan con sus trabajos en Centro Cuesta.

Manos que Donan con sus trabajos en Centro Cuesta.

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Ivelisse VillegasSanto Domingo

La pandemia por el Covid-19 motivó a que Lucía Corripio de González, Elisa Santoni de Pérez y Jacqueline Herrera de Álvarez vieran el mundo en otro ángulo y perspectiva, incentivándolas a trabajar con ahínco en su proyecto de responsabilidad social Manos que Donan.

Amigas de infancia, desde hace mucho tiempo sentían la necesidad de agradecer por todos los dones recibidos. La pregunta era cómo podían ponerlo al servicio de las familias dominicanas. Las tres comparten la misma pasión, y con agujas e hilo hacen obras de arte para el hogar. Así nace Manos que Donan.

Las damas altruistas diseñaron una estrategia para obtener recursos, dar empleos a las familias y ayudar con sus acciones a los más vulnerables, de la siguiente manera: captar personas dispuestas a donar su tiempo, pagarles a las de escasos recursos que posean talento para coser, tejer y bordar.

Lucía Corripio dijo: “Regalar nuestro tiempo y los materiales necesarios para hacer un producto atractivo a la venta, y los beneficios sean totalmente entregados para obras que dignifiquen la forma de vida de familias que viven en gran pobreza material, es la razón de ser. Es tan increíble lo que se siente dando y dándonos, que sería difícil expresarlo en palabras. Haciendo un esfuerzo, y quedándome muy corta en la expresión, te diría que, se siente plenitud y satisfacción interior de poder entregar amor en cada uno de nuestros proyectos”.

Para identificar a estas familias se han apoyado en miembros de la Iglesia Católica. Es un proyecto social en el cual están involucradas para que la iniciativa salga adelante de una forma íntegra y desinteresada, pero con la visión de que se integre a la comunidad de la familia a la cual pertenece la obra, haciendo uso de sus conocimientos laborales como son los de albañilería, plomería, ebanistería, etc.

Esta logística ha sido todo un éxito. El día de la conversación que dio lugar a esta publicación, tres mujeres que viven en el campo confirmaban que iban a tejer y bordar por paga, pese a que se les facilitan el hilo, agujas, telas y todo el material para confección distintos detalles que complementan y armonizan cualquier espacio de la casa.

Manos que Donan ya está dando sus frutos con su primera obra construida en Najayo, y la señora a la que le construyeron una nueva vivienda llegó a ellas por la señorita Isabel Pareja, de la institución Catholics OPUS DEI.

Ayúdanos a ayudar Una joven del servicio doméstico, al igual que una empresaria o ama de casa, está invitada a ser parte de este proyecto en su tiempo libre. “Le entregamos los materiales gratis, y ella teje. Le pagamos su trabajo y luego vendemos ese producto ya supervisado por nosotras”, dice Elisa Santoni, mientras muestra al equipo de Listín Diario los trabajos que exhiben en estos momentos en un stand con artículos diversos por la época de Navidad, en Casa Cuesta, de la 27 de Febrero.

“La iniciativa es abierta a todo aquel que desee donar su tiempo y sus dones. Pero más que nada, a personas de escasos recursos que a través de su talento puedan recibir una paga para vivir dignamente”, dice Santoni.

Es como un círculo social “Manos que Donan crea un producto, se buscan manos habilidosas (gratuitas o no) que deseen desarrollarlo conjuntamente con nosotras y bajo nuestra supervisión. Ese producto se promociona a la venta y el dinero recaudado se destina a las obras de infraestructura”, explica Santoni.

Las damas informan que hasta hoy, todos los recursos económicos los han aportado ellas, entre los que cabe destacar seis máquinas de bordar, tejer y rematadora. Luego serán puestas al servicio de otras mujeres con la intención de que se multiplique la obra.

“Todos los artículos son destinados a la venta, y todos los beneficios obtenidos destinados a dignificar la forma de vida de familias dominicanas, y de una manera especial, aquellas en las que la madre se ve imposibilitada de abandonar su hogar por razones justificables, tales como es la incapacidad física y/o mental de un hijo, y sin la posibilidad de percibir ningún tipo de ingresos para sobrevivir, ocasionando esta situación una pobreza extrema”, afirma Lucía Corripio.

Empatía A través de un audiovisual, Jacqueline Herrera de Álvarez cuenta que, paralelamente a todo lo antes descrito, Manos que Donan ha venido reuniendo mujeres de distintos estratos sociales, todas ellas con capacidades manuales destacables, con las cuales han decidido colaborar en la realización de los productos destinados a la venta.

“Con esto queremos decir que hasta la fecha se han involucrado a la obra varias personas del servicio doméstico que en su tiempo libre utilizan sus manos que han sido bendecidas en contribuir a la creación de estos productos de igual forma y de manera altruista, con un alto grado de compromiso social muchas mujeres de forma gratuita, han regalado su tiempo y los dones al servicio de los demás”, dice Herrera de Álvarez.

Elisa Santoni de Pérez agrega: “Más que lograr conciencia e integración social de hombres y mujeres de distintos estratos sociales para demostrar que que todos unidos podemos lograr la diferencia de un mundo mejor. Al adquirir nuestros productos te conviertes en un eslabón de la cadena de amor que Manos que Donan quiere crear”.

Para identificar a estas familias se han apoyado en miembros de la Iglesia Católica,como el  padre Javier Vidal, de la Fundación Fe y Alegría.