SEXUALIDAD

Parafilias: ¿Qué son y qué tan raras pueden llegar a ser?

Muchas personas ocultan su sexualidad por miedo al qué dirán. ISTOCK.

Muchas personas ocultan su sexualidad por miedo al qué dirán. ISTOCK.

Las parafilias son consideradas como toda conducta sexual socialmente desviada de lo aceptado del momento histórico y contexto cultural y social.

Estas conductas no son normativas dentro de una cultura, y un ejemplo de esto es que hay tribus que consideran la desnudez normal y en este caso no hay una parafilia exhibicionista, pues su cultura establece que las personas pueden estar desnudas no importa dónde estén.

En los actos sexuales parafílicos el placer no se obtiene de la forma convencional, en estos se incluyen un sinnúmero de formas para la obtención de la tan esperada liberación.

Las parafilias más comunes actualmente son el exhibicionismo, frotismo, masoquismo, sadismo, voyeurismo y el travestismo.

Algunas parafilias son consideradas delitos y pueden traer como consecuencia que quien incurra en estas sea sometido a la justicia. La pedofilia es una de ellas y los individuos que tengan este tipo de afición son registrados como agresores sexuales para toda su vida.

La terapeuta sexual Heidy Camilo afirma que las parafilias no se consideran trastornos psicológicos, pues para considerarse trastorno debe haber una incapacidad o funcionamiento inadecuado, y en estos casos hay funcionalidad absoluta de todas las fases de la respuesta sexual humana. Las parafilias deben generar deseo y estimulación sexual al ejercerlas, y deben tener en todo momento un contenido de gratificación sexual.

En el país En nuestro país la parafilia más común es el voyeurismo, que es lo que comúnmente se conoce como “brechar”. Los individuos con esta parafilia tienen un deseo sexual que los hace excitarse observando a una persona mientras está desnuda, y su fuente principal de excitación es el ocultamiento.

Las parafilias tienen un patrón a seguir dependiendo de la filia que sea. Los exhibicionistas tienen una satisfacción sexual en mostrar sus partes íntimas a personas específicas y en público, porque su gratificación es ver la sorpresa en los demás.

Los froteuristas o “quemadores”, se encuentran comúnmente en el metro y los vehículos públicos, y son los que se frotan con las demás personas para obtener placer, muchas veces la otra persona no se percata de este tipo de comportamiento hasta que este sobrepasa el límite de la fuerza de la fricción.

En el caso de los sádicos y masoquistas el acto sexual es algo consensuado y no tiene que ver con la orientación, ambos miembros se ponen de acuerdo en cuáles van a ser las actividades que van a realizar y la intensidad de dolor que podrán ejercer.

Para que haya una relación sadomasoquista ambos deben disfrutar y tener gratificación al realizar dichos actos, si no hay gratificación de una de las partes entonces no es una pareja sadomasoquista, es una pareja que ejerce violencia. Además, el acto agresivo solo se da en el contexto sexual, fuera de esto no se ejerce violencia.

Camilo expresa que las parafilias se comienzan a percibir desde temprana edad, porque muchas de estas son adquiridas durante la adolescencia por un aprendizaje inadecuado de las conductas sexuales.

No es que vengan de naturaleza, dice, pues con esto no se nace, sino que se adquieren en el transcurso de la exploración sexual, y son fijadas por el cerebro, que las normaliza. De esta forma se comienza a ejercer este tipo de conducta sexual.

Contexto social Las parafilias son mal vistas porque son conductas que van más allá de lo que las personas comúnmente conocen en el acto sexual, sobre todo cuando estas laceran la dignidad de la otra persona.

Las más extrañas Knismolagnia o tickling: implica toda aquella actividad erótica en la que hacer o recibir cosquillas genera placer. Acrotomofilia: consiste en sentir deseo sexual o preferencia por alguien que tiene algún miembro amputado.

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