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COSAS DE DIOS

Terreno ajeno

Cuando las amas de casa trabajamos en la calle, nuestro hogar puede convertirse en un lugar desconocido. Somos una especie de visitantes obligadas a preguntar, a cada instante, dónde están nuestras cosas. Si alguna vez tenemos tiempo de revisar, nos sorprendemos al encontrar encima de la nevera el paquete de velitas de cumpleaños que andábamos buscando desde el año pasado.

Con solo mover un trasto de algún rincón, descubrimos también que las habitaciones no se encuentran tan limpias como a simple vista parece. En solo un día, o un par de horas, nos enteramos de situaciones que estaban ante nuestras narices pero que pasaban desapercibidas porque vivimos saliendo y entrando impelidas por las obligaciones, los horarios y la rutina.

Muchas veces, al llegar al hogar, comemos, nos ponemos cómodas, descansamos unos minutos, revisamos tareas o apuramos a los niños para que se vuelvan a vestir porque tienen clases extracurriculares en las tardes. Casi acabando de llegar, ya andamos con la cartera debajo del brazo, corriendo hacia afuera porque hay que irse de nuevo. Esto explica el desconocimiento que tenemos de la situación del hogar. Y este comportamiento es un error.

Hay que sacar tiempo para saber si nuestra casa está tan limpia como parece. Para verificar que en las habitaciones de nuestros hijos ellos tienen las cosas que aparentan que tienen. Para darle una ojeada al cuarto de servicio; a los armarios cerrados hace mucho y a los gabinetes que quedan más altos. Recuerdo que una vez me sorprendí cuando, encima del gabinete de mi cocina, encontré algo que solo pudo ponerlo alguien que quería esconderlo.

En fin, lo que quiero recordarles a las mujeres que trabajamos es que nuestro hogar debe ser también nuestro terreno. Un espacio del que tengamos el control, y actuando como visitantes, que tienen que preguntar dónde anda cada cosa, lo que hacemos es entregar ese control en manos ajenas. Éstas pueden merecer nuestra confianza, unas veces, pero otras no. Y ese es el peligroso riesgo que corremos.

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