INDEPENDENCIA
¡Dios, Patria y Libertad!
HACE 174 AÑOS SE PRONUNCIÓ ESTE LEMA EN LA PUERTA DEL CONDE, TRES PALABRAS QUE COBRAN SENTIDO AL REMEMORAR ESA LUCHA QUE COSTÓ TANTOS SACRIFICIOS POR PARTE DE UN PUEBLO QUE ANHELABA SER LIBRE AUNQUE EN EL CAMINO SE DESPLOMARAN LOS CIELOS.
A continuación una crónica de Juan Daniel Balcácer para recrear ese momento en que nuestro país declaró su soberanía.
Los trinitarios, conscientes de que Duarte se hallaba fuera del país, hicieron todo cuanto estuvo a su alcance para evitar que se les adelantara otro grupo político con objetivos diametralmente opuestos al de ellos.
Fue así como fijaron el martes 27 de febrero de 1844 para hacer el pronunciamiento. Ese histórico día, los trinitarios acordaron dividirse en dos grupos: uno, con Sánchez y Vicente Celestino a la cabeza, irían directamente a la Puerta del Conde; mientras que el otro, dirigido por Mella, se congregaría en la Puerta de la Misericordia.
La señal acordada, para que todos los demás conjurados salieran de sus casas en dirección al Conde, era un disparo al aire que haría Mella. A las once de la noche, no habían podido llegar todos los convidados a la Puerta de la Misericordia. Uno de los involucrados sugirió entonces que se pospusieran los planes.
En ese momento fue cuando Ramón Matías Mella dijo que no había tiempo para arrepentirse y con su trabuco hizo el célebre disparo, anunciando a todos los convocados que el plan estaba en marcha. Tras escuchar la detonación, los involucrados comprometidos se dirigieron a la Puerta del Conde, en donde ya estaban Sánchez y los restantes trinitarios, junto a Tomás Bobadilla. Una vez reunidos todos allí procedieron a proclamar la Independencia Nacional y a formar un gobierno propio, integrado por nacionales solamente.
Francisco del Rosario Sánchez tuvo la gloria de ser el primer dominicano que plantó la bandera nacional sobre el Baluarte del Conde, y luego pronunció emotivas palabras exhortando al pueblo a respaldar la revolución. Nació así el Estado dominicano, que su fundador, Duarte, bautizó con el nombre de República Dominicana. Al final de la alocución, se escuchó por labios de Bobadilla el lema de los revolucionarios: