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“No es no”: enfrentando el acoso sexual

Las víctimas en ocasiones no saben cómo calificar la situación por la que atraviesan ni que se trata de un delito. La Procuraduría General de la República registró 4,379 denuncias por acoso sexual entre 2013 y 2016.

Con varios años como directora del Departamento de Prevención de la Violencia del Ministerio de la Mujer, la abogada Marilyn Pérez concluye que en el país muchas mujeres sufren acoso, pero pocas se atreven a romper el silencio y denunciarlo. Cuando lo hacen es porque sienten que la situación ya ha llegado al límite.

“La gente no denuncia si no se siente entre la espada y la pared en el empleo”, dice la funcionaria.

Al riesgo de enfrentar al acosador (en especial si se trata de un superior o de alguien poderoso) y de perder el empleo (si el hostigamiento ocurre en el entorno laboral), se añaden otras razones.

La mujer que denuncia el acoso sexual corre el riesgo de convertirse en víctima por partida doble. A las consecuencias económicas, psicológicas y físicas del hostigamiento se suman en muchos casos los cuestionamientos de las personas en su entorno.

Por eso, según Pérez, la mayoría de las víctimas prefiere no querellarse. Las afectadas sienten vergüenza, culpa, y temen que los demás no les crean o, peor aún, que las infamen.

Desacreditar a su presa y minimizar la gravedad de los hechos (que se trata de un malentendido, que son exageraciones, que buscan hacerle daño...) son estrategias que el acosador emplea para librarse del castigo y presentarse a sí mismo como víctima de la situación.

El acoso sexual involucra, además, componentes culturales y subjetivos que hacen difícil convencer a terceros de la veracidad de la acusación. Por un lado, existen conductas socialmente aceptadas que los dominicanos no catalogan como hostigamiento; por otro lado, el acoso se define en cierta medida por el desagrado que siente quien lo padece.

Eso, entre otros factores, hace que resulte difícil construir un caso.

“En el ámbito legal es mi palabra contra la de esa persona”, apunta Zobeyda Cepeda, abogada e integrante del Foro Feminista Magaly Pineda.

Los comportamientos indeseados y de naturaleza sexual pueden darse en espacios privados fuera de la vista de terceras personas, pero aunque haya testigos de las insinuaciones y gestos morbosos, estos podrían negarse a declarar por miedo a represalias.

“Lamentablemente, se cae en la impunidad social, en la aceptación del silencio -se queja Cepeda-. Y si es una persona de autoridad…”.

Falta de información

Entre las causas por las que las víctimas no denuncian el problema se encuentra también el desconocimiento. Las personas sometidas al acoso en ocasiones no saben cómo calificar la situación por la que atraviesan ni que se trata de un delito que el Código Penal, modificado por la Ley 24-97 sobre Violencia Intrafamiliar, castiga con hasta a un año de prisión y multa de entre 5,000 y 10,000 pesos.

“Hay muchas mujeres acosadas sexualmente, pero aunque el acoso sexual esté establecido en la ley, mayormente los usuarios no lo conocen”, asegura Pérez.

La funcionaria informa que las mujeres intimidadas por comportamientos o chantajes de naturaleza sexual pueden solicitar apoyo legal y psicológico en el Ministerio de la Mujer o pedir orientación en el teléfono de emergencia 809-200-7212.

¿Qué se puede hacer para combatir el acoso sexual?

La prevención y el combate de esta problemática requieren un trabajo de concienciación para dar a conocer, tanto entre los hombres como entre las mujeres, informaciones básicas clave (qué es el acoso, cómo identificarlo).

“El trabajo fundamental es en el ámbito educativo, cómo relacionarse en igualdad hombres y mujeres”, considera Desiree del Rosario, directora académica del Centro de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (CEG-Intec).

Del Rosario sugiere revisar la legislación, los reglamentos y las normas del país, pues “no hay garantía de justicia donde no hay definida una política, donde no están establecidas las sanciones, donde no están establecidos los límites de las actuaciones de hombres y mujeres”.

Las instituciones públicas y privadas aportan su granito de arena al elaborar códigos de conducta y de ética que rechacen esta práctica, considerada una forma de violencia machista. Además de esos códigos, deben establecer protocolos de actuación que indiquen qué hacer en caso de hostigamiento sexual y las sanciones que se aplicarán al perpetrador.

Sobre la reacción adecuada frente a una denuncia de acoso sexual, Lisanna Pérez Estévez, psicóloga clínica y especialista en intervención en crisis y trauma, expresa que hay que evitar justificar o minimizar el acto, “pues es una forma de perpetuar este tipo de violencia y revictimizar a la mujer”.

Por el contrario, la denunciante necesita contar con una red de soporte que le brinde seguimiento y protección. Aquí entran en juego la familia, los amigos, compañeros, las autoridades y organizaciones de apoyo a las víctimas. Todos pueden aportar para ayudar a combatir el acoso sexual.

Antes de la vía legal: ¿cómo enfrentar el acoso sexual?

- “Lo primero es siempre recordar que ninguna mujer es responsable de sufrir una situación de acoso”, dice Berenice Pacheco-Salazar, psicóloga y docente investigadora del Intec.

- Establece límites definidos y muestra tu desacuerdo de forma clara. Aprende a decir “no”.

- Evita estar a solas con el acosador. No entres en discusiones con él o podrías exponerte. Lisanna Pérez Estévez, psicóloga del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (PACAM), explica que el acosador podría interpretar tu defensa como un acto de provocación y reaccionar con un mayor maltrato, “sin embargo, es responsabilidad única y exclusivamente de él la manera en que responda”.

- Cuéntale a alguien. El silencio, como señala Pacheco-Salazar, no es amigo de la justicia ni de tu bienestar.

- Denuncia a tu acosador ante el departamento correspondiente.

- Busca ayuda psicológica si sientes que el acoso comienza a afectar tu calidad de vida.