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MALTRATO

Secuelas de la violencia

LA MUJER MALTRATADA PUEDE PRESENTAR ANSIEDAD, DEPRESIÓN, ESTRÉS POSTRAUMÁTICO Y TRASTORNOS SOMÁTICOS

Las sobrevivientes de la violencia de género padecen secuelas de alcance neuropsicológico y, en ciertos casos, físicos. La víctima de violencia machista puede presentar ansiedad, depresión, estrés postraumático y, por consiguiente, trastorno somatoforme, informa Evelin González, psicóloga del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (Pacam). Aclara que cuando la mujer entra en la relación no presenta este cuadro, sino que los síntomas van apareciendo uno tras otro dependiendo del tiempo, frecuencia, cronicidad e intensidad del maltrato del que es objeto. Una mujer que haya sufrido maltrato durante un año puede presentar secuelas similares a otra que haya convivido con su agresor por diez años. “Todo va a depender - señala la psicóloga-, de la frecuencia, la intensidad y la cronicidad del maltrato”. La ausencia de abuso físico tampoco indica que las secuelas serán leves. Si bien es cierto que problemas como el estrés postraumático suelen asociarse a eventos concretos en los cuales la vida de la mujer corrió peligro, la violencia psicológica -que según un estudio llevado a cabo por el Pacam en el año 2009 es la que da inicio a la estructura de violencia- puede ser tan devastadora como la física y la sexual. En definitiva, las secuelas psicológicas de la violencia de género son serias. La buena noticia es que, en la mayoría de los casos, con un buen tratamiento se convierten en transi torias. (+)INTEGRIDAD FÍSICA, PSÍQUICA Y MORALCuando se habla de violencia de género se está haciendo referencia a estructuras en las cuales se maneja mucho poder. Quien maneja dicho poder, es decir, el agresor, ataca la integridad física, psíquica y moral de la mujer. Al momento de evaluar las secuelas de la violencia, se deben considerar esos tres aspectos. Las marcas psicológicas de la violencia de género Toda sobreviviente de violencia de género puede presentar secuelas psicológicas, incluso después de poner punto final a la relación con su agresor. Su pronóstico, cuando acuda a terapia, va a depender de la cronicidad del cuadro de violencia. Pero hay otros medidores que influyen en la intensidad de los síntomas y en su recuperación: si fue testigo de violencia en su familia de origen, si cuenta con apoyo real de su familia, de la sociedad y/o el Estado, si tiene rasgos de personalidad que le permitan enfrentar las situaciones adversas. “Eso puede hacer que las secuelas aparezcan en menor intensidad”, comenta Evelin González, psicóloga del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (Pacam). Pero independientemente del caso, de que la mujer lleve tiempo alejada de su agresor (aunque la separación no significa el fin de la violencia, recuerda la psicóloga) e incluso de que el agresor haya fallecido, González recomienda a la mujer buscar ayuda psicológica especializada. “No todas están tan deprimidas o en el estrés postraumático, hay que ver cada caso, pero en todas va a haber cosas que trabajar”, dice la profesional de la conducta, que señala además que las secuelas psicológicas del abuso no implican que la mujer haya quedado inutilizada como madre o profesional. La sobreviviente de violencia machista puede presentar ansiedad, depresión, estrés postraumático y trastornos somáticos. Confusión y ansiedadEn las estructuras de violencia la mujer está expuesta a una amenaza incontrolable. No sabe cuándo el hombre la va a atacar, porque si bien es cierto que en el ciclo de la violencia por un lado el maltratador humilla y descalifica a la mujer, en otro momento se convierte en el hombre “bueno” y “amoroso”. Esto hace que la víctima caiga en un estado de confusión. Generalmente el ciclo se inicia en el noviazgo con formas de control que la mujer confunde con amor y cuidado. La mujer puede cuestionar lo que sucede, asegura González, pero socioculturalmente le han inculcado que ella es el sostén que mantiene unida a la familia y por eso minimiza los hechos y justifica al agresor. Entonces, la víctima entra en un estado de ansiedad profunda, sus expectativas siempre son negativas. la vergu¨enza y la culpa. Esta última es parte del cuadro depresivo, otra secuela de la violencia intrafamiliar. La mujer presenta baja autoestima porque el hombre constantemente la descalifica y ataca su amor propio. “Lejos de lo que se piensa, que estas mujeres llegan a la relación con baja autoestima, esta es una secuela. Pudiera tener alguna mujer, por haber vivido una historia previa de maltrato, un nivel bajo de autoestima, pero generalmente es la estructura violenta la que le baja la autoestima”, explica González. Como consecuencia de la depresión, la mujer tiene expectativas negativas (piensa, por ejemplo, que no encontrará a ningún hombre bueno), irritabilidad y, en última instancia, ira. Estrés postraumáticoEl estrés postraumático suele estar relacionado con episodios puntuales en los cuales la vida de la mujer corrió peligro. “Siempre que hablamos de estrés postraumático como una secuela importante en la víctima tuvo q u e haber estado la vida o seguridad personal en juego”, afirma González. La mujer con estrés postraumático está asustada, constantemente en alerta, en estado de activación o hipervigilancia. Este cuadro incluye también la reexperimentación. La afectada sueña constantemente con alguno de los sucesos violentos o asocia aromas y objetos con el agresor, evita todo cuanto le recuerde a él o a algún evento violento en particular. “En el estrés postraumático -añade González- el cerebro secreta mucho cortisol que en elevadas cantidades es como un veneno para la sangre y que estimula muchas sustancias negativas que traen como consecuencia problemas psicosomáticos”. Dolores de cabeza, de cuerpo, fibromialgia, dolor crónico en la espalda, coyunturas, dedos, mandíbula y problemas gastrointestinales son parte de los síntomas que experimentan las víctimas como parte del trastorno somatoforme. Esa es otra razón para buscar ayuda especializada: un profesional que desconozca el ciclo de la violencia puede tratar los síntomas y no la causa por la cual la mujer presenta malestar físico y emocional. La víctima de violencia sexual puede desarrollar disfunciones sexuales. (+)ABORDAJE TERAPÉUTICO DE LA VÍCTIMA¿Cómo abordar en consulta las secuelas de la violencia? La psicóloga Evelin González explica que los protocolos aprobados internacionalmente exigen, en primer lugar, detectar si en efecto existe un caso de violencia de género. Luego se establece el tipo de violencia y, mediante una batería de pruebas, se determinan los síntomas y secuelas que sufre la mujer afectada. Según González, de ser necesaria la administración de medicamentos, la paciente es referida a un psiquiatra o a otros profesionales de la medicina, dependiendo del tipo de problemas de salud que presente como consecuencia del maltrato. “En consulta hay que desafiar el pensamiento que ha introducido el agresor (en la mente de su víctima) y que la cultura violenta ha normalizado”, comenta. A la mujer se le enseña a establecer límites, a conocer el círculo de la violencia y cómo cayó en él.

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