MISIóN EXTRANJERA
La frontera en alerta mientras Haití espera una fuerza pacificadora
Desde la franja en el eje sur, en la suroestana provincia Pedernales, hasta Montecristi, la otra biela del norte, la inquietud por lo que ocurre en Haití es probable supere la imaginación, llegado su momento.
Un país de raza negra con siglos de sufrimiento y dominio absoluto de una élite que amasa y repatria sus fortunas, mientras la página triste de la historia las escribe su inmensa población empobrecida que ahora se encamina, en el preludio del arribo de una fuerza multinacional, a su colapso existencial.
Ese es Haití, donde ahora la tensión aumenta hora a hora y millares estarían pensando en vías de escape ante la impredecible “recepción” que las bandas criminales podrían dar al componente que estará dirigiendo allí Kenia, un estado negro del este africano con más de 54 millones de habitantes.
Mientras tanto, en los poblados de la frontera dominicana, desde la franja del eje sur, en la suroestana provincia Pedernales, hasta Montecristi, la otra biela del norte, la inquietud por lo que está ocurriendo en Haití es probable supere a la imaginación, cuando llegue el momento.
una tarea complicada
La llegada de una fuerza multinacional para ayudar a la Policía Nacional de Haití, a poner el orden y restablecer la paz, no será tarea fácil.
Los jefes de pandillas en ese país, especialmente aquellos emplazados en la capital Puerto Príncipe, no cederán bajo diálogo ni entregarán sus fortunas y poder, ni por las buenas ni por las malas.
• Ellos son dueños y señores de cerca de un 60% de toda el área metropolitana, según establecen organizaciones de derechos humanos.
Y no hay fuerzas del gobierno para imponer la ley y el orden, porque las bandas violentas hace tiempo que han superado, tanto en número como en armamento, al organismo de policía, cuyos agentes, de hecho, son mal pagados, un factor clave para la deserción o el contubernio con el crimen.
espacio, riquezas y poder
La capital haitiana es un extraordinario espacio territorial que ha sido escenario de sangrientas luchas entre decenas bandas por el control total de espacios, riquezas y poder.
Si ahora, en todo el confín divisorio con Haití, las comarcas están preocupadas por los conflictos políticos y el malestar social y económico en Haití, el momento actual crea más incertidumbre, por temor a que la llegada de fuerzas extranjeras genere un desborde, ya no solo en los espacios fronterizos, sino que los haitianos se adentren más, tierra adentro.
Todavía no hay una fecha exacta para que la fuerza multinacional, liderada por Kenia, se instale en Haití.
Por el momento se está a la espera del informe del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en el que deberán describirse las opciones para la asistencia de seguridad.
De todas maneras, ya se conoce que Kenia desplegará 1,000 soldados mientras otros países se han sumado a la ayuda.
poder, lucha y armas
Y cuando esto se produzca, habrá de haberse calculado que las bandas, si es que no tienen mejor armamento y tecnología que esa fuerza pacificadora, es posible que tengan más cantidad y recursos humanos y de logística, además de dominio en conocimientos del terreno, entrenamiento en guerrilla urbana y experiencias en escaramuzas.
Hay jefes de bandas que fueron parte de la policía y otros del arruinado ejército haitiano.
Entonces, para adelantar un escenario que no sólo se estaría viviendo en Haití, sino, también, en República Dominicana, debe conocerse, entre quienes temen un enfrentamiento, que no habrá espacio ni salas para el diálogo.
Se producirse un “corre, corre”, el santuario de entrada más cercano y, cuidado, lugar de residencia de por siempre, está en el lado dominicano.
Dueños y amos
La fuerza multinacional tendrá que lidiar con el G9, una coalición de nueve bandas que controla los principales puertos y terminales petroleras de Puerto Príncipe. Ese control le ha dado el dominio total sobre gran parte de la economía y, aunque se afirma no supera al resto en control de territorio, sí que tiene el poder decisivo: dinero.
Su jefe es el exoficial de policía Jimmy “Barbecue” Chérizier. Se dedica al secuestro de camiones con mercancías y extorsiona a las empresas dueñas de los productos.
Estados Unidos afirma que “Barbecue” y el G9 fueron autores de la masacre, en 2018, en la que fueron asesinadas 71 personas en el barrio La Saline, en la capital.
La 400 Mawozo es la pandilla que domina la mayor franja de territorio. Su fama llegó luego el secuestro de 17 misioneros norteamericanos, incluidos niños.
Por otra parte, revolucionarios y activistas del Movimiento Social de Haití enviaron una carta a los países de la Unión Africana, en la que solicitan “ninguno de los países de la tierra de nuestros antepasados (África) debe servir de caja de resonancia para las antiguas potencias coloniales, esclavistas, transformadas en potencias imperialistas y hoy comprometidas activamente en el proyecto criminal de desestabilización de Haití, de sabotaje sistemático de su soberanía, donde la ocupación estadounidense-ONU representa una etapa peligrosa”.