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Adicción a la tecnología preocupa a expertos en psicología y psiquiatría

El confinamiento de la pandemia influyó significativamente en la dependencia a estos dispositivos, indicaron las especialistas.

El sector educativo no estaba preparado durante la pandemia para recibir las herramientas tecnológicas distribuidas y por tanto, no se midieron las consecuencias negativas que podían desencadenarse.

Los dispositivos tecnológicos han desplazado los "bobos" o chupetes de los infantes, argumentan las especialistaRaúl Asencio LD

Los dispositivos tecnológicos pueden considerarse un arma de doble filo a pesar de su funcionalidad. El auge de la tecnología y la dependencia que pueden generar estos aparatos en los usuarios, está calando un impacto negativo en niños y adolescentes, convirtiéndose en una variante de preocupación para los expertos en psicología y psiquiatría.

La constante exposición a las pantallas que suelen tener los infantes puede iniciar a una adicción a “cosas o la tecnología”, que trae consecuencias graves en el desarrollo cognitivo y emocional de los infantes por la vulnerabilidad de su cerebro.

Francis Josefina Báez, médico psiquiatra detalló que en la actualidad hay una incidencia de un 60% en adicción a la tecnología, de acuerdo a los casos que se presentan en las consultas privadas que ofrece en dos centros médicos de esta capital. También es encargada del departamento de salud mental del Servicio Nacional de Salud (SNS). La entidad no posee cifras sobre esta variante.

“La adicción a la tecnología tiene un alto porcentaje, hasta un 60%”, dijo Báez, explicando que el cerebro está programado para ser adicto, sin embargo, dependerá de la frecuencia con la que el órgano reciba el placer para poder convertirse en una adicción. La especialista consideró que el confinamiento de la pandemia influyó significativamente en la demanda que existe de la dependencia a los dispositivos y algunas adicciones que se reflejan en sus consultas.

Argumentó que el chupete de los bebés o famoso “bobo” que solían usar los infantes, ha quedado en el pasado siendo rotundamente desplazado por los dispositivos tecnológicos que los mantienen robotizados. Señaló que el cerebro de los jóvenes está creando una dependencia a estos aparatos por priorizar su uso constantemente.

La especialista consideró que el confinamiento de la pandemia influyó significativamente en la demanda que existe de la dependencia a los dispositivos y algunas adicciones que se reflejan en sus consultas.

Argumentó que el chupete de los bebés o famoso “bobo” que solían usar los infantes, ha quedado en el pasado siendo rotundamente desplazado por los dispositivos tecnológicos que los mantienen robotizados. Señaló que el cerebro de los jóvenes está creando una dependencia a estos aparatos por priorizar su uso constantemente y la poca restricción.

Descontrol de esfínteres

Abril María Arias Taveras, psicóloga clínica y terapeuta familiar, expresó que otro comportamiento que ha podido palpar en consulta es el descontrol de los esfínteres, es decir, niños que hacen sus necesidades fisiológicas en la silla por no moverse y abandonar los dispositivos. “Los dispositivos son una droga natural”, aseguró.

Enumeró que la agresividad, afecciones en el ciclo del sueño, déficit de atención, problemas visuales, son otras problemáticas que ve en consulta por el uso excesivo de los dispositivos. También, ha atendido casos de niños que han golpeado significativamente a sus parientes al momento que estos deciden quitarles los dispositivos por las noches.

Indicó que también son frecuentes las consultas por intentos suicidas debido al tema del bullying y retos que hacen en las redes sociales. “Recibí un caso de una familia que un hijo se tiró de una cuarta planta”, dijo con preocupación.

Comportamientos

Por su lado, Báez detalló que los comportamientos más predominantes en consultas producto del uso excesivo de la tecnología, son el trastorno de distrabilidad, que es la incapacidad para mantener la atención en algo específico y el trastorno de irritabilidad, relacionado al enojo. Estos se representan en pacientes con edades entre 13-25 años.

Expresó que una de las mayores preocupaciones de los padres al acudir a consulta es el comportamiento de irritabilidad y el aislamiento que suelen presentar en sus hogares.

“El aislamiento es una de la principales cosas; antes compartían en la casa ahora viven encerrados en la habitación”, dijo al indicar que los padres notan preocupación por la falta de apoyo y cooperación en las labores del hogar además de la sociabilidad, que está quedando a un lado.

“Estamos quitándoles funciones a nuestro cerebro y actuando de una forma irresponsable como seres humanos dándoles a las máquinas la autoridad de que nos dirijan”, dijo.

Como especialista le preocupa el incremento de este tipo de adicción donde algunos se ven vulnerables a las convulsiones por la excitación que recibe el cerebro, por ejemplo, debido al tiempo prolongado que le dedican a los videojuegos.

Establecer límites

Ambas expertas consideraron que los padres deben de aumentar su responsabilidad para limitar el uso de los dispositivos en los hogares.

“Tenemos que poner límites en el horario de uso y una edad prudente donde el adolescente pueda usar el dispositivo”, indicaron señalando que después de los 5 o 7 años, es la edad prudente para permitirles que usen los aparatos con limitaciones notorias.

Sugirieron además, más restricciones en aplicaciones para adultos y que las grandes empresas de comercialización de dispositivos tecnológicos utilicen las herramientas necesarias para diseñar equipos hábiles para niños o que condicionen diseños para adultos con un desbloqueo obligatorio con las pupilas. “Las pupilas de un niño y un adultos no son las mismas, eso se pudiera lograr”, dijo.