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Empobrecen los países ricos

El mundo rico, que despertó la admiración de los países pobres, sufre espectaculares colapsos económicos, políticos, y sociales.

Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Japón, Francia y Canadá, tomaron una acelerada espiral descendiente hacia una irreversible “tercermundización”.

Sólo Italia, de las siete naciones más industrializadas del mundo (G-7), sigue firme, rechazó y denunció la agenda globalista del Foro Económico Mundial (FEM).

Las naciones que insistieron en expandir la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hasta Rusia, enfrentan inestabilidad social y política, exactamente lo que esperaban causarle a Rusia.

Los líderes europeos, peleando con Rusia, perdieron energía barata, y África, se niega a seguir regalándoles materia prima.

Sin petróleo y gas ruso barato, ni el Uranio de Niger súper barato, París, la ciudad de las luces, será un intenso y prolongado apagón. El presidente Emmanuel Macron gobierna en la cuerda floja.

Alemania, el principal motor económico de Europa, sin la energía rusa barata, se “desindustrializó” generando una crisis económica y política.

Inglaterra tuvo cuatro gobernantes en dos años. El actual Keir Starmer, suspenderá subsidios de gas para los pobres, en invierno, para enviar dinero a Ucrania, lo despedirán.

El gobierno de Justin Trudeau, en Canadá, colapsará en los próximos días como cayó el de Joe Biden en los Estados Unidos.

El dólar estadounidense, el euro y yen japonés comparten un incierto futuro y las guerras tarifarias que propone el presidente electo Donald Trump terminarán de asesinar la moneda estadounidense.

El euro tiene sus días contados con los déficits acumulados de las principales economías que lo sustentan, mientras la moneda japonesa se tambalea.

Una mortal mezcla de globalismo, militarismo y ambición desmedida destruyó las economías más estables y prósperas del mundo. Lo tenían todo, querían más, se quedaron sin nada.

El realismo supera el optimismo infundado, con el 2024 como referencia, el futuro inmediato, el 2025, luce mucho peor.

Sin egoísmos, los países tercermundistas deben crear programas para enseñarle a las ex naciones ricas como se vive en pobreza, aunque ellas nunca enseñaron como crear riquezas.

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