Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

EL BULEVAR DE LA VIDA

El racismo y la luz negra de Cassandre

 Mientras el pueblo de Estados Unidos elige como presidente a un convicto evasor misógino, racista de pelo en pecho y fascista sin saberlo, negación de todo lo que representan los padres fundadores de aquella nación que nació burguesa de la mano de Whitman, las reflexiones americanas de Tocqueville o aquel libro preclaro de Weber sobre el espíritu del capitalismo; en esta media isla de mulatos, negros y blancos que somos (en ese mismo orden), el odio racial antihaitiano presenta sus peores credenciales y llega hasta los certámenes de belleza. Todo, como resultado de las fechorías mediáticas y presenciales de una banda de dominicanos ¿o suecos?, negros o mulatos acomplejados de su negritud, que encuentran en el negro haitiano la torpe manera de negarlo.

La víctima se llama Cassandre Jacques, y es una joven modelo, negra, dominicana de padres haitianos. Como la joven había participado hace unos años en un certamen representando a Haití, a lo que tiene derecho por la nacionalidad haitiana de su padre, (y como frecuentemente lo hacen jóvenes domínico- estadounidenses nacidas en Estados Unidos, pero de padres dominicanos), Cassandre fue mediática y directamente acosada, de tal modo, con tal odio, que el lunes decidió renunciar a participar en el Miss Mundo Dominicana 2024. Su candidatura en el certamen había disparado todas las alertas de quienes han hecho del odio a los negros dominicanos, haitianos, dominico- haitianos o simplemente negros (siempre pobres), un estilo de vida para promover la muerte. (Qué absurdo ver a un mulato discriminando a un negro)

Los muy señores -que parecen contar con la complicidad eficiente y silenciosa de algunas autoridades- son cada día más agresivos, violentos, descarados. Son descendientes sin saberlo de aquel médico de las SS nazi, Josef Mengele, reconocido por sus experimentos médicos inhumanos con los prisioneros de Auschwitz, judíos preferentemente; solo que, estos tipos no investigan, ni experimentan nada. Ellos solo odian, insultan, denigran, ofenden, amenazan. Por suerte y gracias a Joan Manuel Serrat, sabemos que “son sicarios del mal, (que) siembran calumnias, azuzan el miedo y son los macarras de la moral”

El odio racial y antihaitiano ha comenzado a presentar sus frutos -o más exactamente sus excrementos- hasta en nuestros certámenes de belleza. Odiar por el color de su piel, su nacionalidad y su pobreza a quienes ni siquiera conocemos, es la más triste manera de despreciarnos a nosotros mismos. Amén.