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Sin paños tibios

“La madre de todas las reformas”

a Ley 87-01 fue la piedra angular sobre la cual se estructuró el Sistema Dominicano de Seguridad Social; el primer paso de un largo camino que nos llevaría a ser una sociedad más equitativa y solidaria; en la que los dominicanos tuvieran derecho a salud y pensiones dignas, entre otros muchos pendientes sociales acumulados por décadas.

A 20 años de implementación de la ley, la realidad dista de los objetivos propuestos, pero, gracias a ella hemos logrado importantes avances. Como toda creación humana puede ser mejorada, de ahí que exista entendimiento entre la mayoría de los actores de que mantenerse en el punto muerto en que nos encontramos, no es la opción más inteligente.

Por sólo citar un ejemplo, los retos del sistema de seguridad social dominicano van más allá de los planteados por el sub sistema de pensiones. Que si bien es cierto que es necesario debatir en términos financieros cómo lograr su sostenibilidad, la discusión de fondo debe abordar los altos niveles de informalidad laboral y bajos salarios de nuestros trabajadores, base fundamental de captación del ahorro público forzoso, que aún no ha podido redirigirse eficientemente hacia los sectores productivos y de viviendas.

Adicional a ello, la salud y los riesgos laborales suponen mayores niveles de tensión al sistema en su conjunto, y más que desde una lógica de derechos o sostenibilidad financiera, no podemos olvidar que aquí también se discute la paz social y la gobernabilidad del país; o lo que es lo mismo, la capacidad del Estado dominicano de garantizar el cumplimiento de los derechos fundamentales, inalienables a todo ser humano.

En esa lógica, adquiere relevancia y transcendencia la realización del “Segundo Congreso Bienal: Derecho a la Salud y Seguridad Social”, realizado por el Defensor del Pueblo, Pablo Ulloa, los días 17 y 18 de julio. Un evento que congregó a todos los sectores y actores vinculados a la seguridad social –tanto públicos como privados–, quienes en un espacio plural, abierto y participativo, expusieron sus puntos de vista, críticas y propuestas de soluciones.

Ahora que el presidente Abinader enarbola las reformas jurídicas y leyes pendientes para actualizar el Estado de cara al siglo XXI, como el gran legado de su segundo cuatrienio, adquiere relevancia la afirmación del Defensor del Pueblo de que “La reforma de la Seguridad Social es la madre de todas las reformas”.

Este evento, más que un congreso, constituye la puesta a punto de una metodología desarrollada por el Defensor del Pueblo que procura construir consensos, estructurar soluciones posibles y viabilizar su implementación.

Que quede constancia de la importancia de este evento, como un primer paso –necesario e impostergable– para lograr que la salud no sea “el derecho más vulnerado en República Dominicana” –como dijo Pablo Ulloa–, sino el más protegido y accesible; y también una muestra de que dialogando es que podremos recorrer el camino hacia una sociedad más justa.