Abinader gana victoria diplomática con la llegada de fuerzas de Kenia a Haití

La llegada a mitad de la semana de los primeros 400 policías de Kenia, que van a enfrentar las bandas criminales que tienen en jaque al gobierno de Haití, es una victoria diplomática para el régimen del presidente Abinader que había confiado en esa intervención para salvaguardar a los dos países que conforman la isla.

Abinader y su canciller Roberto Alvarez tocaron todas las puertas en Naciones Unidas, la OEA, la Unión Europea y más allá hasta que el país africano no obstante sus tribulaciones internas, decidió despachar el contingente como primera entrega de un total de 1000 policías que integrarán la fuerza de pacificación.

Los haitianos han estado desesperados durante el último año por la situación creada por las bandas, que dominan cerca del 80 por ciento de Puerto Príncipe, la capital, imponiendo el terror por todas partes y amenazando directamente con tomar el poder que ahora está a cargo de un gobierno provisional.

República Dominicana cerró sus fronteras terrestre, marítima y aérea con Haití a mitad de septiembre pasado y ha suavizado la medida para los negocios fronterizos, a fin de salvaguardar un comercio mayormente favorable a la parte dominicana, como el segundo socio comercial después de Estados Unidos.

El cierre de la frontera no tuvo que ver propiamente con los problemas políticos y sociales de Haití, sino por la construcción inconsulta de un canal que desvió las aguas del río fronterizo Masacre, que la parte dominicana consideró una “insensatez”, una obra inadecuada, sin ningún tipo de ingeniería, “la cual es una provocación”.

Abinader tomó el asunto como personal y le redituó muchos méritos ante los electores que aprobaron la reelección de manera mayoritaria. Su contendor principal, Leonel Fernández, quien rechazó el cierre de la frontera y criticó el manejo diplomático y militar del gobierno, perdió apoyo entre quienes creyeron que le dio la espalda a su propio país.

La llegada de los primeros 400 policías kenianos coincidió con desórdenes callejeros y el asalto al Parlamento en Nairobi, la capital y en otras ciudades con un saldo de varias docenas de personas muertas y numerosos heridos, por la aprobación legislativa de un paquete de medidas fiscales que encarecerían el costo de la vida.

haití en desesperación

En completa desesperación, los haitianos de todas las clases sociales han estado esperando que una intervención extranjera para pacificar el país les devuelva la tranquilidad, perdida mayormente desde el asesinato en su residencia del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio del 2021, hará dentro de poco tres años.

Los haitianos pobres y de los barrios de Puerto Príncipe han huido por millares a la campiña, en tanto que los ricos han partido a Estados Unidos y Canadá. Un refugio para ellos en Santo Domingo perdió su interés debido a las restricciones y malas miradas de los agentes de Migración en los aeropuertos dominicanos.

Un médico amigo que sirvió durante varios años en la oficina de la ONU en Santo Domingo dijo que había desistido de radicarse en la parte dominicana por los maltratos sufridos en los últimos dos viajes. Desahuciado de retornar a su país, decidió radicarse en Miami, ciudad norteamericana donde reside una enorme colonia haitiana.

La actual es una más de las intervenciones extranjeras que ha tenido el país caribeño, la primera de las cuales se inició en 1915-34 luego del asesinato por las turbas del presidente Vibrun Guillaume Sam, quien tras un período de régimen represivo trató de asilarse en la embajada de Francia desde donde fue sacado y linchado en las calles.

En 1994 Estados Unidos lanzó la operación militar “Defender la Democracia” (19 de septiembre de 1994 -31 de marzo de 1995) cuyo propósito fue la restauración de la democracia, poner fin al régimen de facto y devolver al gobierno democrático al derrocado Jean Betrand Aristide, quien se hallaba en el exilio.

La ambición de los políticos, se diría que, desde la independencia en 1801, llevó al país a guerras intestinas, la división con un gobierno en Cabo Haitiano y otro en Puerto Príncipe y al asesinato de líderes como el padre de la patria Jean Jacques Dessaliness, y el suicidio con un pistoletazo del rey Henry Cristóbal, en 1820.

Los haitianos en general se agarran ahora de un clavo caliente. Alérgicos al poder extranjero que mantuvo la esclavitud antes de la independencia y pilló la enorme riqueza nacional de piedras preciosas y agricultura, tienen sus dudas sobre el futuro. El historiador Jean-Ronny Monestina André dijo hace días que la intervención de Kenia resolverá solo un problema.

Tanto como la ingobernabilidad, Haití requiere aliviar los grandes problemas sociales que son ancestrales, el hambre generalizada, la enorme desigualdad entre su clase opulenta y la mayoría de la población y la reestructuración del estado y sus instituciones, carencias que han hecho a su población mirar al extranjero y a la RD como tabla de salvación.

desbandar las gangas

La tarea principal de la fuerza de pacificación que contará con la presencia de policías y militares de otros países caribeños, africanos y asiáticos, sería desbandar las gangas que han hecho una federación con los fines de imponerse. El más notorio de sus líderes, Jimmy Chérizier, alias Barbecue prometió hacer la guerra.

Barbecue suavizó su posición en vísperas de la llegada del contingente de Kenia y pidió diálogo con el gobierno provisional que dirige el médico Gary Conille. Conille le exigió que deponga las armas “y después hablamos”. Otros bandidos como Guy Philippe, quien cumplió prisión en Estados Unidos por lavado de activos y drogas, está en bajo perfil.

Sin disparar un solo tiro después de su arribo a Puerto Príncipe el pasado miércoles, los policías de Kenia recibieron la bienvenida por parte de la federación de bandas con un ataque a la alcaldía de Croix-des-Bouquets, en la ruta hacia la RD por el oeste; quemaron el edificio de la alcaldía y un automóvil que estaba aparcado en la calle.

La resistencia a la intervención de Kenia y los otros países que han ofrecido tropas de seguro no será como la de 1915-34, que levantó un fervor patriótico sobre todo en el campo donde millares de jóvenes se enrolaron en la guerrilla de los llamados “cacos”, el más notorio de ellos Charlemagne Peralte, muerto y crucificado por los marines.

El tema de Haití es tan complejo que los Estados Unidos han querido mantenerse un tanto a un lado, aunque escucharon con interés los reclamos de la República Dominicana para la integración de una fuerza de pacificación. Aunque han dado miles de millones a Ucrania e Israel por sus respectivas guerras han puesto poco en Haití.

Recientemente la Policía de Haití pidió ayuda a la parte dominicana para que donara o vendiera neumáticos para sus vehículos blindados inutilizados por las bandas armadas, el pedido les fue negado. Para mantener su distancia en el conflicto del vecino país, la RD, que pudo complacer a los haitianos, aunque fuera a través de un tercer país. Prefirió no involucrarse.