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el bulevar de la vida

Reforma fiscal y poesía

n el poema que dedicó a Roque Dalton, dice Mario Benedetti: “ahora recorro tramo a tramo/ nuestros muchos acuerdos/ y también nuestros pocos desacuerdos/ y siento que nos quedan diálogos inconclusos/ recíprocas preguntas nunca dichas/ malentendidos y bienentendidos/ que no podremos barajar de nuevo”.

Como propone Benedetti al compañero poeta, en lo que tiene que ver con nuestras reformas institucionales pendientes, los dominicanos podemos celebrar nuestros acuerdos y obviar temporalmente nuestros desacuerdos. Y es que a partir de lo planteado por los partidos y sus líderes en sus pasadas gestiones de gobierno o de oposición, pocos desacuerdos existen sobre las doce reformas propuestas por el presidente Abinader en 2021. Solo se trata de googlear en el pasado de oposición o gobierno.

En un excelente ejercicio de participación, casi todos los sectores políticos y productivos del país se han expresado en desayunos frugales, almuerzos sin cemento, encuentros sin ron, (¡ay! Federico!). Hasta el poderoso CONEP presentó sus propuestas desde Santiago.

La revisión de lo planteado por sectores y partidos, nos permiten “recorrer tramo a tramo/ nuestros muchos acuerdos/ y también nuestros pocos desacuerdos”, para llevar a cabo “los diálogos inconclusos/ las recíprocas preguntas nunca dichas” que, gracias a nuestras libertades, los dominicanos podemos “barajar de nuevo” en paz, con algo de cinismo, sí, pero en paz.

Entre los acuerdos no firmados y las coincidencias verificables está el Pacto Fiscal, la necesidad de mejorar la calidad del gasto, racionalizar las acciones del Estado para hacerlo más eficiente, disminuir el subsidio eléctrico a partir de la capitalización/privatización de las EDES, con la única excepción y exención de nuestros pobres extremos perfectamente ubicados en el SIUBEN.

Estamos de acuerdo en la urgente necesidad de reducir la evasión y la elusión fiscal, (con énfasis en el cobro del ITBIS que las empresas retienen), en disminuir la informalidad haciendo atractivo el formalizarse, pues con un 58% de informalidad, “no hay pollo que llegue a gallo”, y todo intento reformador será lúdico, poético, erótico, pornográfico.

En lo que tiene que ver con espaciar y/o disminuir el anticipo, tampoco hay grandes diferencias, solo salvables matices. Precisamente, con sus matices y bemoles, en casi todo esto –según estén en el Gobierno o la Oposición– han estado de acuerdo el PRM y un PLD que hasta 2019 incluía al PFP. Como el fumar de la Montiel, googlear “es un placer sensual, genial”. Con permiso.