Pareja con cinco hijos sufre los retazos de las lluvias de noviembre

La familia Montero perdio absolutamente todo a causa de un deslizamiento de tierra que cayó precisamente encima de su vivienda, aunado al desborde de una cañada que no les pasa muy lejos.

La familia Montero vive en condiciones precarias en una casa a medio construir.

La familia Montero vive en condiciones precarias en una casa a medio construir.Raúl Ascencio

A poco más de dos meses de las afanosas lluvias del 18 de noviembre del año pasado, una familia sancristobalense conformada por una pareja y sus cinco hijos, prevalece como víctima de la desolación y desesperanza.

A causa de un deslizamiento de tierra que cayó precisamente encima de su vivienda, aunado al desborde de una cañada que no les pasa muy lejos, perdieron absolutamente todo: electrodomésticos, objetos de uso personal e instrumentos del hogar que resultan de primera necesidad.

Desde entonces, Erquido y Miguelina Montero, y sus retoños, que tienen edades entre los 16 años y los 7 meses, viven en una casa a medio construir, sin piso, sin hierros y tampoco puertas, prácticamente a la deriva.

“Mi casita era de madera, pero yo prefería mil veces eso que vivir como estamos ahora, yo era feliz. Por lo menos era mía y teníamos un baño adentro, yo dormía cómodo y tranquilo, cosa que ya no puedo hacer”, afirmó Erquidio junto a su esposa al reconocer que ahora deben realizar sus necesidades básicas a orillas de la cañada, considerando que en el lugar que les ha sido prestado de forma provisional, no hay baños.

Erquidio Montero muestra el lugar donde se encontraba su casa, destruida por un deslizamiento de tierra durante las lluvias de noviembre 2023.

Erquidio Montero muestra el lugar donde se encontraba su casa, destruida por un deslizamiento de tierra durante las lluvias de noviembre 2023.Raúl Ascencio

Como puedan

A falta de un sitio que cumpla con las condiciones para que la numerosa familia, proveniente de Palma Real II, pueda vivir bien, un vecino les ha cedido su obra en construcción para que se las arreglen como puedan, y no les ha quedado más que adaptarse,

“Tenemos esos dos cuartos, cerrados con hojas de zinc, hay dos camas y ahí nos dividimos. En una dormimos nosotros con dos de las niñas y en la otra los otros niños”, contó Miguelina, que además narró cómo deben salir hasta una cisterna de la comunidad diariamente para poder bañarse.

Aunque han recibido ayudas mínimas, y muchos ofrecimientos por parte de personas particulares y empresas privadas, la familia clama por una mirada del Gobierno que les devuelva la paz y tranquilidad.

“Con dos o tres blocks que nos aporten, y fundas de cemento, nosotros estamos bien, porque ya yo lo que quiero y necesito es mi casa. Salir de aquí y poder estar tranquila con mis niños”, indicó también la señora De Montero.

Pese a estar agradecidos con el amigo que les prestó un techo, la inseguridad, sobre todo en las noches, les perturba y aumenta la necesidad de levantar rápidamente su hogar.

Según contaron, un maestro constructor los ha estado asistiendo para poco a poco volver a levantar su casa, en el mismo lugar, pero ahora con la suficiente resistencia para prevalecer si algo así vuelve a ocurrir.

El día de la tragedia

Fue un momento de máxima angustia cuando empezó a caer aquella noche de noviembre y se vieron encerrados por la lluvia, incluso, la primera acción de Erquidio fue socorrer a una vecina.

“Salí a ayudar a la vecina, no podía con los nervios y la mujer mía corriendo con los niños y ella me llamaba, pero mi cerebro no procesaba que nosotros también estábamos en peligro”, reconoció al comentar que el noticiero de AN7 le realizó una visita y los ofrecimientos aumentaron, más no las ayudas.

Lo único que lograron salvar, fue un juego de comedor de 4 sillas que solo han podido ubicar en la sala abierta de donde se hospedan, y temen que se lo roben, y algunas sillas plasticas.