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El cuento haitiano

Desde la fundación de la República Dominicana venimos los dominicanos lidiando con el cuco y el cuento haitiano. Los organismos internacionales siempre detrás y los mercenarios y traidores locales además de mantenerse beneficiándose de esta relación karmática, siempre empujando, para que la solución al problema estructural haitiano tenga una solución dominicana.

Todo está diseñado desde aquel lado de la isla para una confrontación bélica con nuestro país, pues al parecer de dicha confrontación los haitianos saldrían beneficiados. Cosa muy diferente para el pueblo dominicano que tendría un virtual retroceso en los avances que se hayan podido lograr en el tiempo.

Con la apertura económica todos los países de América hicieron sus esfuerzos para lograr avanzar en materia de competitividad y con ello mejorar el posicionamiento estratégico en los mercados internacionales. Aumentando sus exportaciones o incrementando la inversión extranjera mediante políticas fiscales atractivas o mejorando las infraestructuras para brindar un servicio turístico cinco estrellas.

Evidentemente, los países que habían podido avanzar en su desarrollo económico y en su estabilidad política, pudieron realizar una oferta más atractiva y con esto lograr mayor crecimiento económico, aunque ha quedado siempre pendiente lograr una mejor distribución de las riquezas al menos en el caso dominicano.

Un grupo de empresarios dominicanos vieron en el pueblo haitiano un mercado natural para el consumo de sus productos y hasta cierto punto también se han beneficiado de los fracasos políticos, económicos y sociales de ese pueblo, pues prácticamente se volvieron poco a poco en un mercado cuasi cautivo.

Pero al parecer con una importante diferencia en la coyuntura actual. A pesar del cierre de la frontera con Haití, luce ser que el pueblo haitiano en las cúpulas decisorias está más unificada y decidida a no pensar en el consumo de los productos dominicanos y comenzar a comerciar con otros países de la región, donde también comercian desde hace tiempo, pero que por razones de distancia han sido y son menos competitivos que la República Dominicana.

En las últimas décadas, cada vez que nuestro país ha querido regular el flujo migratorio e incrementar las repatriaciones, la respuesta del pueblo haitiano ha sido, declarar una veda a los productos dominicanos. De inmediato los gobiernos de turno recibían la presión de los empresarios dominicanos y volvían atrás con las medidas. O recibían presión de los organismos multilaterales o supra nacionales, todos ellos interesados juntos a los mercenarios traidores locales, en fusionar la isla en un solo país.

Pero, por otro lado y ya desde la parte oriental de la isla, el gobierno dominicano utilizando algunas estrategias comunicacionales para capitalizar el conflicto del río Masacre y el canal en construcción a pesar de ser fronterizo, esas estrategias parecen habérsele salido de las manos al partido de gobierno y a las aspiraciones reeleccionistas de Luis Abinader. Una estrategia de manipulación luce haberse implementado que consistió en crear el problema, esto de ser cierto que se había comunicado en el 2021 una no objeción para la construcción del canal y ahora en el 2023 plantearse una oposición que llevó hasta el cierre de la frontera.

Este cierre de la frontera, evidentemente ha trastornado la normalidad del comercio binacional, pero al parecer también ha endurecido las posiciones de ambos países y sienta las bases para el surgimiento y el relanzamiento del liderazgo de Luis Abinader como el salvador de la isla y próximo comendador de la misma.

Decimos esto por la coyuntura actual pre electoral y ante las aspiraciones de reelección y ante la posición de cierre que no cambiara por parte del presidente Abinader a no ser que se detenga la construcción del canal que desviaría el río Masacre. El extremo de la medida implica, según se ha dicho, el adquirir por parte del gobierno de la producción exportable hacia Haití para evitar la quiebra de los productores o la pérdida al menos en esos rubros.

De todas formas, el cuento haitiano no existiría de no existir el cuento dominicano, ya que para nadie es un secreto que existen sectores traidores en todos los partidos políticos que no dan cabida en su pensamiento político, en defender los temas relacionados con la historia patria y las batallas de independencia y muchos menos valorar el pensamiento Duartiano y de Gregorio Luperón.

Soldados vigilan la puerta fronteriza por Dajabón.

Soldados vigilan la puerta fronteriza por Dajabón.Archivo