Las mentiras ilusorias sobre bienestar económico y justicia

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Felipe CipriánSanto Domingo, RD.

Sembrar la creencia ilusoria de que el país está marchando a la perfección, es el equivalente a tragarse una copa de creolina, aunque quien la sirve diga que es de vino francés.

Es un fenómeno estudiado y comprobado y por eso los manipuladores políticos, que solo lo hacen desde el poder, cosechan éxitos temporales y fracasos estructurales.

Dominar el comportamiento humano mediante reflejos condicionados es mucho más fácil que modificar conductas de ignorantes.

La ignorancia se supera con conocimientos, demostraciones, ejemplos y apoyo solidario, pero una persona dominada por un reflejo condicionado, entra en la condición de momia, con una identificación (cédula) para votar y refrendar.

Eso está pasando en República Dominicana desde hace un tiempo y en lugar de un país de ciudadanos con deberes de cumplimiento y derechos de exigencia, tenemos una casta político-empresarial vampira y un inmenso rebaño de tísicos.

La casta define objetivos, fija meta e instrumentaliza a los tísicos para que conviertan sus deseos en realidad y sus lujurias en nuevos hitos de poder.

En medio de esos dos extremos sociales –entre otros– están los serviles, amplia masa de ‘intelectuales’ y soldados a su servicio, convertidos en coágulos diestros de los lagos de sangre de sufrimiento del inmenso rebaño reducido.

Economía y justicia

La práctica perversa señalada antes se aplica –para citar solo dos ejemplos– a la situación económica y a la aplicación de justicia.

Empiezo por la economía diciendo que a pesar del terrible momento que vive el país y el mundo, el verbo florido oficial trata de vender –y admito que lo vende, aunque a un precio excesivo– el cuento de que todo va mejor que bien.

Manipulando estadísticas –sí, ma-ni-pu-lan-do– desde el poder quieren hacer creer a la gente que la inflación está bajando, que el empleo está full, que las oportunidades sobran para vivir feliz y que la economía crece... ¡Mentira total! La inflación en República Dominicana es un tren descarrilado porque el gobierno se encargó de arruinar la producción agropecuaria para financiar y estimular las importaciones de alimentos básicos.

Al gobierno de Luis Abinader y de Hipólito Mejía, dueños del Perredeísmo Moderno (PRM), hay que reconocerles el triste mérito de haber quebrado la agropecuaria intencionalmente para darles todo el dinero del gobierno a los intermediarios importadores.

Por eso los productores del valle de San Juan ya no son los principales suplidores de habichuelas a las amas de casa dominicanas, sino los importadores, forrados de dinero del gobierno.

Los productores de ajo de Constanza no aderezan la mayoría de los guisados, sino las importaciones, y ni hablar del maíz y las grasas que antes proveía el maní (vegetal) y la manteca de cerdo (animal).

El Banco Central asegura cacofónicamente que hay pleno empleo, mientras los gobiernos de Panamá, Colombia y Estados Unidos, organizan una cumbre para buscar sellar el paso por El Darién, lleno de migrantes sudamericanos, haitianos y dominicanos.

¿A qué se van esos jóvenes –al igual que en yolas a Puerto Rico– si aquí hay empleo de calidad para ellos?

Todos los que murieron en las travesías fueron a buscar los empleos aquí y se encontraron con la misma situación: Les ofrecieron vino francés (empleo) y les dieron a tomar creolina (no había nada).

La banca de risas

Y en eso viene un reputado experto italiano al país invitado por el Defensor del Pueblo y El Dinero, signore Davide Castellani, para decir lo que algunos sabíamos, que en este país se aprovecha el ahorro personal para hacer solo ‘negocios financieros’ y se estanca la financiación productiva.

Con esa práctica, el ahorro del 28% del PIB que hacen los patriotas dominicanos, no va al financiamiento de la producción real, sino que da vueltas en círculos en el sistema financiero.

Eso conduce, según Castellani, a que mientras en el país el uso del ahorro para financiamiento se quede en un triste 29%, el promedio en América Latina se sitúa en 52%.

¿Saben cómo se llaman los que matan con disparos a las palomas? ¡Cazadores!

¿Saben cómo se llaman los que usan el ahorro interno en bancos para solo obtener ganancias sin producir una camisilla para un recién nacido? ¡Vampiros financieros!

Para las autoridades y los banqueros no importa que María Luisa, la obrera de la zona franca de Barahona que me saludó hace unos días, se hunda en la miseria y la desatención. Ella consumirá ‘noticias en todos los medios’ donde se les inyectará la vacuna ilusoria de que ‘tú estás muy bien’.

Es lamentable que sea esa la realidad y que resulte tan efectiva porque ‘intelectuales’ se presten perversamente – aunque por un jugoso salario para disfrutar la bonanza nacional– a ser abogados consagrados de esa ignominia.

A los que mejor me entienden, les advierto: ¿Cómo será posible seguir vendiendo sueños a un país que tiene que enfrentarse a muy elevados y crecientes intereses de la deuda (interna y externa), reducida oferta y menor demanda de exportaciones y cero posibilidad de reforma tributaria para incrementar recaudaciones?

Veo muchos cuerpos sin cabeza que no pueden compensar las angustias que se van aglutinando como ‘radicales libres’.

Fiscales independientes

En el juego burlón de infundir aliento y golpear adversarios, entra el misterioso público independiente impartiendo justicia parcial en nombre de la lucha contra la corrupción.

Cada cierto tiempo aparece un expediente de ‘megacorrupción peledeísta’ para entretenimiento, a falta de justicia real.

Y en ese jueguito de perseguir a corruptos peledeístas (no me opongo), el misterioso público enseña las enaguas desde la cintura.

Está muy bien que persiguieran judicialmente a Alexis Medina, hermano del expresidente Danilo Medina, acusado de usar su influencia para hacer predominar a sus empresas en los contratos públicos.

Un ministerio público independiente, no un misterioso público, le hubiese hecho un expediente a la ministra de la Juventud, Kimberly Taveras, por las mismas prácticas, pero en el gobierno del PRM. ¡Miró para atrás y libre!

La coherencia de los fiscales es tan armónica que los perremeístas vinculados a la corrupción peledeísta tienen la ventanilla del ‘delator premiado’ para salir libres y con su dinero y ninguno se entera del asalto de ‘Pinta tu barrio’, ni del desastre en Inabie…

Casos de simple policía

Pero ya fuera de la política, en cuestiones de ‘simple policía’, miren la verdadera cara del misterioso público: hace un año que policías asesinaron a golpes y terror psicológico a José Gregorio Custodio, en Ocoa. ¿Cuántos policías y el fiscal cómplice han sido detenidos y enjuiciados? ¡Ninguno! ¡Todos encubiertos!

El 13 de diciembre de 2022, el empresario Daniel Antonio Rodríguez Céspedes, de 41 años, fue asesinado de múltiples balazos en su residencia de Gurabo, en Santiago, a manos de una banda de delincuentes integrada por miembros de la Policía Nacional y un fiscal que fueron a allanarlo a plomo limpio a las 4:30 de la madrugada.

Cuatro meses después de ese crimen perpetrado por policías y un fiscal, ¿qué ha dicho el misterioso público? ¡Nada! ¿Qué va a decir, si su principal ejercicio es encubrir a sus propios criminales?

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