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Enfoque

La irreflexión y el arte del hastío

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José Lois MalkunSanto Domingo, RD.

Mientras la invasión de Rusia a Ucrania va perdiendo vigencia y se convierte en una noticia más de las muchas que se publican diariamente en los medios, la irreflexión y el hastió crecen como una bola de nieve.

Estamos perdiendo la capacidad de análisis, la inteligencia humana se despista y los dominicanos simplemente se aburren del mismo menú de críticas. Se ha perdido la imaginación.

QUE BAJEN LA GASOLINA. O los que repiten sin cesar: EL PUEBLO NO SOPORTA EL ALTO COSTO DE LA VIDA.

Bajar los precios de la gasolina y los alimentos es lo que cualquier gobierno desearía para seguir en el poder, pero hay dos factores que lo impiden. El primero, no producimos una gota de petróleo y los precios internos están sujetos a los precios internacionales. Y aun con la caída de los precios del gas y el petróleo, se continúa el subsidio para mantener los precios congelados.

Lo que deberían hacer los candidatos opositores, es orientar a la población para consumir menos gasolina y gasoil comprando vehículos de bajo consumo y exigiéndole al gobierno mayorees incentivos arancelarios a la importación de esos vehículos. O aumentar el valor de las placas a los vehículos de alto consumo.

En la rica Europa, el 70% de los carros son pequeños, rinden hasta 60 kilómetros por galón y se parquean en un área de 5 metros. Aquí sufrimos de yipemanía.

Exigir también que el tránsito sea mejor regulado y acabar con el caos de los tapones donde se pierden diariamente millones de galones de combustible. O proponer vías especiales reservada para los taxis y autobuses en las calles más transitadas. Así más gente los usaría dejando su vehículo en casa.

El segundo, los precios de los alimentos no bajan con decreto, pero si hay forma de amortiguar sus efectos. Y esa vía es aumentando los salarios. Pero los políticos prefieren seguir con la cantaleta de los precios altos y no se unen a las voces de que es hora de aumentar el poder adquisitivo.

Finalmente, no participar en la unidad partidaria para proteger la soberanía nacional ante la grave crisis en Haití, es otro error garrafal, como lo es rechazar una ley que garantice la independencia judicial.

Estos son apenas algunos ejemplos donde se carece de imaginación.

La oposición debe ser más propositiva y reflexiva y actuar con más inteligencia estratégica ante el contexto económico en que vivimos.

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