Desesperanza se apodera de vecinos sector las 800
Las lluvias del 4 de noviembre causaron averías en una tubería de cloaca en la zona, otra problemática que afecta a los moradores
Además de la preocupación por el gran cumulo de basura y las pestilentes aguas contaminadas en la cañada del sector “Las 800” de esta capital, la desesperanza también se apodera de algunos residentes del entorno que añoran que vayan en auxilio de ellos.
Este es el caso de Isabel Herrera, una mujer que perdió la mitad de su pequeña vivienda, luego de que las lluvias del “diluvio” del 4 de noviembre, arrastraran su hogar sin dejar rastros de sus pertenencias.
Con voz tímida y un rostro desilusionado, conversó con un equipo de este medio por varios minutos sin tener voluntad de ofrecer muchos detalles por la desconfianza que posee, debido a la poca ayuda que ha recibido después de la inundación.
Herrera vive con uno de sus hijos, que padece de problemas cerebrales, en un pequeño cuarto que lo adorna una pintura de color amarillo desgastada, una cama en mal estado y unos que otros ajuares deteriorados.
Sentada en uno de los borde de la cama, intentaba tranquilizar al joven de 29 años que caminaba de manera inquieta de un lado a otro titubeando, aparentemente, incomodo por la presencia del equipo que se disponía a conversar con su madre.
Sin ánimos y muy reservada, dijo estar preocupada por las condiciones en que la está viviendo actualmente con su hijo después que las torrenciales lluvias la dejaran solo con un pequeño espacio de su casa que ahora carece de puertas en la parte trasera.
“Todavía estamos un poco incómodo porque no es fácil perder todo”, expresó entristecida, a la vez que indicó que siente temor de que su hijo caiga a la cañada tras sufrir un ataque propio de su padecimiento.
“Él está en peligro porque no hay puertas ahí detrás”, dijo señalando una parte de la casa que sobrevivió a la crecida de la cañada pero que aún está a la intemperie.
Sus otros hijos mayores y el padre del joven, son quienes, hasta el momento, ayudan a Isabel a comprar los medicamentos de Jesús, el cual debe de ser medicado constantemente con tranquilizantes para lidiar con las crisis.
Antes compraba las medicinas con el pago de alquiler de una habitación que tenía rentada en la casa que se derrumbó. Ahora su fuente de ingresos es nula porque se les dificulta trabajar ya que no puede dejar a su hijo solo en la casa. Después de las inundaciones su familia es quien la ayuda con las pastillas.
“Agarrada de Dios. Hay que mantener la fe porque hay que comprarle medicamentos caros para tranquilizarlo y para los ataques”, dijo añadiendo que después del derrumbe, ha sido más difícil sobrevivir y lidiar con la situación de su hijo.
Tubería rota
A tres meses de los fuertes torrenciales que inundó el Distrito Nacional, los residentes del sector “Las Ochocientas” están sufriendo por el hedor y contaminación de materia fecal, luego de las lluvias haber causado averías en la tubería principal de una cloaca de la zona.
Desde que las inundaciones afectaron el conducto, que hasta hoy permanece desbordando agua contaminada, los moradores reportaron la problemática por los daños a la salud que les podría causar. Pero pese a este malestar, no han recibido asistencia, ni hay señales de solución a este problema.