Capotillo, un barrio caliente
Dicen que hace meses la alcaldesa Carolina Mejía visitó el lugar dejando solo promesas.
El ensanche Capotillo es un sector del que casi todos los ciudadanos han escuchado hablar por lo menos una vez, en buena o mala forma.
Los más de 700,000 metros cuadrados que abarca esta barriada son el escenario de ambientes de hostilidad, pero también de moradores que con sus acciones buscan disipar las sombras que permutan sobre el nombre del sector.
Los Manguitos, en la calle 42 del barrio capitalino, es una de las zonas donde el sol parece incidir más fuerte, o al menos así se percibe.
Aunque al referido lugar se accede por las mismas calles, anchas en un inicio y más estrechas a medida que se penetra en el corazón del barrio, allí “la cosa se pone caliente”.
No era mediodía pero ya la calle ardía con el cruceteo de las motocicletas a toda velocidad, los vehículos de cuatro gomas que zigzagueaban entre los negocios establecidos en media calle y el mar de gente que recorría los angostos caminos con un subir y bajar que parecía no tener fin.
Entre los caminantes, por lo menos ayer lunes, resaltaba el color negro que revestían de pies a cabeza un grupo de agentes “Topos” de la Policía Nacional.
A su paso la unidad, entrenada para penetrar a callejones en busca de mitigar la delincuencia, hacía requisas y patrullaba en grupos de casi 10 uniformados; según moradores su presencia en la zona es habitual.
Sin escuela ni hospital En los agitados Manguitos, con una energía que estremece al que llega con tanto movimiento de personas y carros, los residentes están perdiendo ante sus ojos instituciones de servicios básicos.
Hace dos meses perdieron un centro de asistencia médica y más temprano, la única escuela que entre cuatro paredes con una sola puerta de acceso educaba a los más jóvenes de la localidad.
En el caso del centro hospitalario, Rubén Tirado, presidente de la junta de vecinos, explicó que se cerraron las puertas debido a la insalubridad. “No había agua, ni baños, y los dueños pidieron el local”, manifestó Tirado.
Asimismo, el dirigente comunitario, junto a su par Félix Antonio Moronta, señalaron que los estudiantes del pequeño plantel educativo fueron trasladados al centro Salomé Ureña y ahora tienen que caminar “muchísimo” para llegar.
“Nos dejaron sin escuela, no hay escuela”, subrayó Tirado.
Una fuente de luz En medio de las tantas necesidades que aquejan al sector y por las cuales el pasado 16 de febrero “Capotillo se levantó” para protestar en una manifestación que provocó la militarización de sus principales vías de acceso, aflora la petición de la ampliación del politécnico Santa Clara de Asís.
La entidad tiene 14 años formando bachilleres técnicos en gastronomía, administración, software y otras áreas, siendo la única de este tipo.
En el Santa Clara de Asís hay 275 alumnos registrados y solo en este período académico quedaron fuera entre 210 y 260 estudiantes por falta de espacio, según detalló su director, Carlos Montás.
Indicó que en la gestión del exministro del Ministerio de Educación (Minerd), Andrés Navarro, se prometió la expansión para la cual ya se habían destinado 20 millones de pesos para los trabajos.
Sin embargo, la administración del centro ha hecho esfuerzos por conocer el paradero de los fondos, pero aún no han obtenido respuesta por parte de las autoridades del sector educativo dominicano.
“No sabemos si están o si finalmente los depositaron”, señaló.
El centro, que el director describe como una de las “grandes luces” del Capotillo por su responsabilidad de ser la única escuela de formación técnica y altas estadísticas de empleabilidad de sus egresados, requiere de una inversión de un millón 300 mil pesos que solicitaron al Minerd.
“En el discurso de ayer del Presidente, yo vi esa intención de servir. Y me sentí identificado con él cuando decía que donde esté la necesidad, los comunitarios la presenten. Esta es nuestra necesidad”, externó. Pero no es solo el limitado espacio de estudios, Montás también describió que por debajo de la planta física corre una cañada que en tiempos de lluvias inunda con heces fecales la entrada y hasta pasillos de la escuela.
PRECARIEDADES Cañada. Para resolver la inundación con heces fecales han tocado las puertas de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo, entidad con la que tienen siete años luchando por la intervención de la cañada.
Largo camino. Otra de las demandas giró en torno a la construcción de “El Tunel”, nombre con que se le ha designado a un largo camino que conduce desde la calle 6 de Capotillo hasta la orilla del río Isabela. Para mejorar la condición de vida.