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EEUU da apoyo al país en la creación de la ley de extinción de dominio

La administradora de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Samantha Power, indicó que la nación Norteamérica está brindando asistencia para crear un sistema civil de extinción de dominio y de esta forma recuperar los bienes adquiridos mediante la corrupción.

Las declaraciones fueron dadas por Power al concluir el segundo diálogo bilateral de alto nivel para tratar reformas institucionales.

Actualmente el Congreso Nacional trabaja en la creación de esta legislatura impulsada por el senador Antonio Taveras

“La justicia es elemental. Es necesaria. Y los Estados Unidos está comprometido a asociarse con la administración del presidente Abinader para demostrar que el crimen no compensa. Por ejemplo, estamos dando asistencia a la República Dominicana para crear un sistema civil de extinción de dominio, para que el estado pueda recuperar activos robados y devolverlos a las manos del pueblo, donde pertenecen”, indico.

Entre los logros que se ha alcanzado en este ámbito, los Estados Unidos señalaron que este apoyo incluye recomendaciones de expertos alineadas con las mejores prácticas internacionales en 11 áreas claves.

Asimismo se brindó asistencia técnica para profundizar el debate entre el poder legislativo, la sociedad civil y el sector privado sobre el diseño y la implementación de leyes similares de decomiso de activos civiles en todo el mundo.

A continuación el discurso completo

Buenas tardes a todos. Es un placer estar al lado del presidente Abinader y acompañarlos, Encargado de negocios Thomas, ministro Álvarez y todos los líderes, ministros y personal de la embajada, reunidos aquí hoy para un evento que verdaderamente inspira gran entusiasmo por parte de los Estados Unidos.

He sido una visitante frecuente de la República Dominicana durante las últimas dos décadas; mi hijo de 12 años juega béisbol cada febrero aquí en Consuelo, San Pedro de Macorís. No pudo acompañarme el hoy, pero le conseguí un autógrafo de Rufo, así al menos no regresaré con las manos vacías.

Pero, aunque mi hijo pueda estar sumamente emocionado por el béisbol dominicano, yo estoy conmovida por la democracia dominicana. Cuando él oyó que podría tener una oportunidad de hablar con Vlad Guerrero, quedó muy impresionado.

Cuando yo oí que podría hablar de reformas institucionales al lado del presidente Abinader salté de emoción por la oportunidad.

La reforma institucional quizás no sea un tema que atrae a las masas, que llega a los titulares de los diarios o hace que la gente mire de cerca la televisión. Pero tal vez no haya otro tema más importante para el futuro de la República Dominicana.

Ahora y por 20 años la República Dominicana ha sido una de las economías que ha crecido con mayor rapidez en el hemisferio occidental. Este auge de crecimiento e industria resonante ha atraído casi a la mitad de toda la inversión en el Caribe antes de que llegara la pandemia del COVID-19. En el año 2020 sus ciudadanos exigieron un cambio, un gobierno más responsable y progreso real en la lucha contra la corrupción. Lo que llevó a una transferencia de poder pacífica de un partido político a otro en 16 años.

Desde que asumió el poder, el presidente Abinader ha reforzado el estado de derecho en la República Dominicana y ha demostrado que las democracias pueden dar resultados a sus ciudadanos.

Quiero recalcar algo que podría no ser tan obvio, si se vive aquí en este país: el Presidente Abinader está llevando a cabo pasos reformistas en un momento en que otros gobiernos en la región y en todo el mundo se están alejando del estado de derecho y ven las leyes y las limitaciones institucionales como un inconveniente. Practican lo que hoy llamamos retroceso democrático.

En abril, durante el pasado Diálogo de Alto Nivel, los Estados Unidos acordó trabajar con la República Dominicana en metas compartidas de las cuales recién tuve la oportunidad de discutir con el presidente y el ministro Álvarez. Metas compartidas como la reforma policial, la anticorrupción, y avanzar en temas de transparencia, derechos humanos y antidiscriminación. Como nuestros socios en la República Dominicana, reconocemos que la corrupción no solo debilita los procesos democráticos, sino que disminuye el crecimiento económico y aleja la inversión privada. Por esta razón, el presidente Biden ha hecho de la lucha contra la corrupción una prioridad sin precedentes para los Estados Unidos. Es el primer presidente estadounidense en hacer de la corrupción una prioridad de seguridad nacional.

Desde la reunión en abril, hemos visto esfuerzos significativos para convertir palabras en acción aquí en la República Dominicana.

Y hoy, tomaremos el siguiente paso para apoyar el compromiso de la Administración del presidente Abinader y las demandas del pueblo dominicano – para priorizar la lucha en contra de la corrupción.

Como usted lo dijo Sr. presidente, nadie está por encima de la ley. Apoyamos sus esfuerzos para investigar la corrupción sin importar a dónde lleven las evidencias.

Después de una investigación amplia que incluyó la asistencia de los Estados Unidos, la administración del presidente Abinader emitió la Operación Falcon, una ofensiva en contra del narcotráfico y el lavado de dinero en la cual se esclareció una vez más el compromiso de azotar en contra del crimen y la corrupción sin importar a dónde lleven las investigaciones – aun cuando miembros del Congreso estén implicados.

La justicia es elemental. Es necesaria. Y los Estados Unidos está comprometido a asociarse con la administración del presidente Abinader para demostrar que el crimen no compensa. Por ejemplo, estamos dando asistencia a la República Dominicana para crear un sistema civil de extinción de dominio, para que el estado pueda recuperar activos robados y devolverlos a las manos del pueblo, donde pertenecen.

Pero mientras estos pasos son la versión pública de la anticorrupción, hay otros, menos visibles, reformas menos obvias que no obtienen la misma atención como un enjuiciamiento de alto perfil o fotos de pilas de dinero incautadas sobre una mesa, pero que son igualmente importantes.

Hablo sobre las reformas de los procesos de compras y contrataciones del país, para que los contratos gubernamentales no sean otorgados a negocios que pagan sobornos u ofrecen comisiones mientras se aprovechan de los recursos públicos. En este ámbito también los Estados Unidos se ha unido a la administración del presidente Abinader para aconsejar en la creación de una nueva Ley Pública de Compras y Contrataciones, la cual limitará los tratos encubiertos.

También me refiero a la reforma policial, para que la población marginalizada no sufra de abusos y los ciudadanos no tengan que pagar sobornos para recibir ayuda o mantenerse fuera de la cárcel por cargos inventados. En 2019, la última vez que se realizó una encuesta, el 47 por ciento – cerca de la mitad – de toda la gente contactada dijeron que han tenido que pagar un soborno a la policía.

Estamos trabajando con el gobierno, así como con la sociedad civil y el sector privado, para fortalecer las prácticas policiales y crear un proceso de acreditación para que la República Dominicana pueda exigir a sus oficiales desempeño según estándares internacionales. No voy a pretender que este tipo de reformas sea simple o rápido. Como sabemos de primera mano en los Estados Unidos, los temas de la violencia policial y la impunidad pueden ser penetrantes y el progreso no es fácil; las instituciones arraigadas pueden ser resistentes al cambio. Sin embargo, aquí como en los Estados Unidos, es una campaña que debemos emprender.

Y finalmente, me refiero a los perros guardianes, organizaciones independientes que están facultadas para investigar acciones ilegales de funcionarios gubernamentales. Sin órganos de supervisión independientes, las instituciones se debilitan, la corrupción es desenfrenada, a menudo tras bastidores, y las medidas para abordar el fraude, el despilfarro y el abuso se diluyen.

La Agencia que tengo el privilegio de dirigir, USAID, tiene su propia oficina de vigilancia independiente, la Oficina del Inspector General. Y sin lugar a dudas, su trabajo ha hecho de la USAID una Agencia más fuerte, más eficiente y mejor administrada que rinde cuentas ante el pueblo estadounidense. Hemos trabajado para fortalecer la Cámara de Cuentas y prometemos nuestro apoyo continuo para otras agencias de supervisión independientes en la República Dominicana.

De hecho, me complace anunciar hoy que USAID ha puesto a disposición US$7.9 millones de nueva asistencia para apoyar la reforma de los órganos de supervisión del gobierno, fortalecer la transparencia del proceso de contrataciones públicas y el sector energético y avanzar en la implementación de la nueva Estrategia Nacional de Seguridad Ciudadana. Tres prioridades principales de esta administración.

En USAID, también lanzamos recientemente un Fondo de Respuesta Anticorrupción en nuestra matriz en Washington, diseñado para que cuando los países tomen medidas alentadoras para combatir la corrupción, podamos entrar en acción para apoyarlos.

Bueno, la Administración de Abinader está dando esos pasos. Por lo tanto, estamos entrando en acción para financiar un programa piloto de US$1 millón, trabajando junto con nuestros colegas en los departamentos de Estado, Justicia, Defensa, Comercio y Tesoro para apoyar los esfuerzos locales para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas y combatir el robo público. Esta es la primera inversión de este tipo que ha realizado este fondo; así de alentados estamos con el progreso de la República Dominicana.

Dicho todo esto, el futuro de este país aún depende del pueblo dominicano.

Ellos decidieron elegir a alguien para luchar contra la corrupción y fortalecer el estado de derecho.

Y es a ellos a quienes los funcionarios gubernamentales deben rendir cuentas. La gente votó por el cambio, nosotros en USAID, nosotros en los Estados Unidos, y la administración de Biden haremos todo lo posible para apoyar a los reformadores que están trabajando para garantizar que lo logren, ya sea a través de actos visibles como enjuiciamientos o reformas menos públicas de las instituciones que llevan su tiempo.

Toda democracia, sin excepción, es un trabajo en curso. Si queremos construir democracias que rindan frutos, no hay lucha más urgente que esta. Muchas gracias.