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Se repite el drama: las lluvias inundan casas en La Ciénega

Parte del drama humano de decenas de familias de La Ciénega, captado en esta foto.

Parte del drama humano de decenas de familias de La Ciénega, captado en esta foto.

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Yadimir M. CrespoSanto Domingo, RD

Las calles parecían canales con su carga en dirección hacia el río Ozama. Los trastes se encontraban a las entradas de las viviendas, escurriendo el agua sucia, mientras en el interior se observaban electrodomésticos y otros ajuares sobre pedazos de blocks y tablas de madera colocados allí para proteger los muebles.

Con poncheras y bombas extractoras de agua, los moradores de La Ciénega, en el Distrito Nacional, sacaban el agua que inundó sus hogares la madrugada de este lunes a raíz de las lluvias provocadas por los campos nubosos que dejó ETA a su paso por el Caribe, sumado a los efectos de una vaguada al norte del país.

En un recorrido realizado por un equipo de periodistas del Listín Diario se constató las decadentes condiciones en que viven los habitantes de Los Cocos, de La Ciénega, cuando ocurren estos fenómenos atmosféricos.

Los techos de zinc y soportes de madera con los que fueron construidas evidencian lo fácil que entra el agua a las casas, de forma principal en aquellas que están próximos a las orillas de la principal cuenca hidrográfica de la ciudad.

“Me estoy ahogando, con todo lo mío encaramado”, exclamaba Carmen Quiroz, quien reside en una vivienda impenetrable por el extenso charco de agua en el camino que lleva a su morada.

De igual forma se encontraban, desde la noche del domingo, Santa Montero y Ricardo Rivas, quienes desconocen las condiciones en que se encuentran sus electrodomésticos y no saben cómo dormirán con sus camas mojadas.

“Necesitamos que se haga lo posible por arreglar La Ciénega; miren las calles, llenas de lodo, y cómo se entra el agua”, decía Emilia Félix Sosa, propietaria del Colmado “Milita”, mientras sacaba el agua con un envase plástico, mientras una bomba de agua expulsaba el restante.

A pesar de que se anunciaron alrededor de 36 horas más de incesantes lluvias, estas familias guardan las esperanzas de que el sol saldrá y podrán secar los pisos de sus casas.

“Desde que se nubla hasta los cangrejos salen”, expresó Josefina Santana, mientras mostraba el deplorable estado en que estaba su hogar. Este no era el único. Si algo tenían todos en común era el agua que, dentro de sus casas, les llegaba más arriba de los tobillos.

Algunos residentes en casas cerca de la ribera del Ozama esperan ser desalojados y reubicados en nuevos proyectos habitacionales del Estado, como es el caso de Idalisa Cabrera Jáquez.

Al fondo, una vista de casas próximo a ribera del Ozama.