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Impactados por el COVID-19 y no preparados: La situación de los espacios públicos y áreas verdes del Distrito Nacional

Las personas han optado por ocupar más los espacios públicos.

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Paul MathiasenSanto Domingo, RD

“La gente está invadiendo hasta el más mínimo espacio del malecón”, comenta Nicole Rodríguez, quien tiene años ejercitándose por las aceras construidas a unos pocos metros del mar y nunca había visto semejantes multitudes recreándose este espacio público.

Para Nicole, ante el inicio de la pandemia del COVID-19 y el cierre de bares y discotecas, las personas han comenzado a apreciar y usar más los espacios “al aire libre”.

La pandemia del COVID-19 resultó ser una situación inesperada que golpeó al país y al mundo, poniendo en evidencia las falencias, primordialmente en los sistemas de salud, pero también las carencias de las ciudades, en este caso el Distrito Nacional, ante la avalancha de personas queriendo escapar del confinamiento.

Las medidas y restricciones impuestas por el Gobierno el pasado mes de marzo para limitar la libre circulación de personas y evitar la propagación del COVID-19, se fueron flexibilizando con el tiempo y más allá de que aún está vigente el virus, los habitantes del Distrito Nacional aparentemente han interpretado que ya no se trata de una amenaza.

Y la prueba de todo se refleja diariamente en los parques, áreas verdes o simplemente espacios públicos del Distrito Nacional, zonas que han mostrado ser predilectas, desde el inicio de la pandemia, para el esparcimiento de las personas dentro de la ciudad capital, donde también se desafían las autoridades locales, al no respetar los las medidas sanitarias.

En la Alcaldía del Distrito Nacional son conscientes de la ocupación masiva de los espacios públicos y que esto representa una mayor exigencia en sus labores. “Evidentemente, luego de la pandemia ha habido un crecimiento sobre el uso de espacios públicos, por un asunto legal del confinamiento, las personas salen y están ocupando los espacios públicos”, comenta Francisco Metz, coordinador técnico de la Dirección de Gestión Ambiental.

Para el cabildo, que tiene a su cargo la ciudad con más habitantes, y que ha sido catalogada por ellos mismo como “completamente urbanizada”, según su Plan de Ordenamiento Territorial (POT Capital 2030), el hecho de que las personas utilicen más los espacios públicos y verdes tiene aspectos positivos y negativos.

En cuanto a lo positivo, Metz destaca que “que las personas se están empoderando más de los espacios públicos” y que “intrínsecamente” el confinamiento ha hecho que las personas vieran la necesidad de salir a recrearse.

No obstante, el hecho de que este aumento del uso de los espacios públicos haya sido inesperado y que se hayan necesitado de medidas especiales para intentar controlar los comportamientos de las personas, ha dejado entrever las carencias en cuanto al acceso y seguridad, tanto sanitaria como física, en las zonas de esparcimiento.

Realidad actual

Tomando como referencia el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 11 sobre “Ciudades y Comunidades Sostenibles”, específicamente su séptima meta: “Proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacio públicos seguros, inclusivos y accesibles” y contrastarla con la realidad del Distrito Nacional, permite denotar que antes y durante la pandemia, no ha existido concretamente un registro que sirva de evidencia en cuanto al avance de este compromiso internacional.

Iniciando por el hecho de que en la página web de la Comisión ODS de República Dominicana, no refleja ningún avance ni presenta estadística alguna sobre la situación actual del país en referencia a la meta señalada, aspecto que es reiterado en el Informe Nacional Voluntario 2018: “el país no cuenta con suficiente información y/o series estadísticas consistentes que evidencien la disponibilidad de zonas verdes y espacios públicos seguros para todas las personas en las ciudades”.

Al tiempo, que dicho informe justifica la falta de estadísticas: “La planificación y gestión integrada e inclusiva de los asentamientos es una de las grandes tareas pendientes en el país. Como en otras partes del mundo, en las últimas décadas el ritmo de urbanización se ha acelerado y ha desbordado las capacidades de planificación, ordenamiento territorial y gestión municipal sostenible. La falta de datos e información sistematizada es un reflejo de ello”.

Sin embargo, la Alcaldía del Distrito Nacional, si maneja ciertas estadísticas: Según un listado de plazas y parques, en la provincia hay 178 zonas verdes y espacios públicos para el esparcimiento, número que se reparte entre las tres circunscripciones que divide la ciudad capital.

Específicamente, hay 115 espacios públicos en la circunscripción 1; 44 en la circunscripción 2 y solo 19 en la circunscripción 3, siendo esta última la de mayor densidad poblacional, con un registro de 27,132.58 habitantes por kilómetro cuadrado (hab/km²), según el POT Capital 2030.

Además, dentro del documento citado, se indica que el uso de suelo del Distrito Nacional ocupado para la “recreación y área verde” es de 5.02 km2, que representa a su vez el 4.80 por ciento del total de la ciudad. Mientras que al relacionar la población de la capital con la superficie destinada a la recreación se obtiene un índice de 3.18 metro cuadrado por habitantes (m2/habitantes), estadística que “está muy por debajo de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.

La escasez y control de áreas verdes

En el Distrito Nacional hay escasez de áreas verdes. Tanto en el POT, desarrollado por la pasada gestión, como en el plan de trabajo de la actual, se establece la necesidad de incrementar la cantidad de zonas de este tipo y, con la actual pandemia, se ha contrastado más la falta.

La carencia de zonas verdes y lugares de esparcimiento en el Distrito Nacional ha sido un tema recurrente y de crítica durante muchos años. En el 2018 Listín Diario publicó una serie de reportajes titulada “Una Metrópolis Enferma” donde se hizo referencia a esta situación.

Además, posteriormente, se publicó “La Carta de Santo Domingo” que fue una respuesta de soluciones especializadas a la crisis de organización y funcionalidad del Gran Santo Domingo que fue planteada por este diario en su serie de trabajo.

Y dentro de las tendencias destacadas por esta carta, se encuentran la “poca o casi nula generación de espacios urbanos para el aprovechamiento del tiempo libre y ocio del ciudadano, lo que impide que se funden los procesos dinámicos para la construcción de la ciudadanía”, así como el “crecimiento desmesurado” de la población, que ha impedido el desarrollo de una “identidad territorial”.

Justamente esto establece el POT dentro de las problemáticas de distribución de suelos en las tres divisiones que componen el Distrito Nacional. “Las circunscripciones #1 y #2 han incrementado su densidad poblacional y no han incrementado proporcionalmente la cantidad y calidad de espacios públicos. Dicha situación se agudiza en la circunscripción #3, la cual continúa con la mayor densidad poblacional en menor espacio (13.29 Km²) y con alto déficit habitacional, de espacios”.

Una de las medidas tomadas por la actual gestión para hacer frente a la demanda de espacios públicos seguros y de fácil acceso durante la pandemia para zonas alejadas de las grandes zonas verdes, ha sido la colocación de peatonales efímeros en sectores como Piantini, San Carlos, Avenida Duarte, y la Ciudad Colonial.

Decisión que contribuye temporalmente al esparcimiento, pero que denota la necesidad que tienen ciertos sectores para acceder a espacios públicos y zonas verdes.

Sumado a la escasez, está el factor de que dentro del plan se hace referencia a zonas verdes y recreativas por su dimensión y nivel de atención, como lo son el Jardín Botánico, el Parque Zoológico Nacional, el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte y el Parque Mirador Sur como áreas a destacar, pero deja de lado las restantes 174.

En distintos recorridos realizados por equipos del Listín Diario a más de 20 zonas verdes y espacios públicos de la ciudad durante los meses de pandemia, se pudieron percibir tres aspectos relevantes, que no necesariamente coincidían en cada área: No todos los espacios públicos están acondicionados para el recibimiento masivo de personas, como ha ocurrido durante la pandemia; el uso de mascarilla y el distanciamiento social no es mayoritario y no hay autoridades suficientes que hagan respetar las medidas sanitarias establecidas.

Y uno de los espacios públicos donde coinciden y se observan diariamente estos tres elementos, es en el malecón de Santo Domingo.

El malecón, que tiene una extensión de aproximadamente 12 kilómetros, pero su uso más propenso se da en los casi nueve kilómetros que hay entre en la avenida Núñez de Cáceres hasta la Fortaleza Ozama, es el área predilecta para el esparcimiento desde el inicio de la pandemia del coronavirus y ante la imposición de medidas que limitan los espacios cerrados.

Las personas han optado por utilizar el malecón, en casi toda su extensión, para el esparcimiento, a pesar de que algunos tramos del mismo se observan estructuras deterioradas o no acondicionadas y una escasez de vigilancia de las autoridades municipales y policiales, que conlleva a una menor predisposición de las personas en cuanto al respeto de las medidas de seguridad sanitaria, como el uso de mascarillas o el distanciamiento social.

Estas situaciones se reflejan también en zonas verdes y espacios públicos más reducidos, en los cuales los alrededores son más urbanizados, priorizando distintas estructuras como edificios, casas y avenidas.

Por mencionar algunos casos, los parques Duarte, Colón Temático (El 'Zooberto'), La Arboleda, La Lira, Ambiental Núñez de Cáceres y Eugenio María de Hostos, así como las plazas Juan Barón y España, han mostrado un incremento en la cantidad de personas que ocupan diariamente sus espacios, pero no así más policías que hagan cumplir las medidas sanitarias a fin de evitar el contagio del COVID-19.

Sin embargo, según registros periodísticos, se han dado situaciones en las cuales agentes de distintos cuerpos castrenses exigieron a las personas el respeto de estas medidas, pero la reacción de las mismas fue alegar que se encontraban en “espacios abiertos” y que las probabilidades de contagio en los mismos era “menor”.

El contagio en los espacios abiertos

A pesar de no haber definido su posición con respecto al uso de los espacios públicos como zonas donde hay una menor tasa de contagio, así como teniendo en consideración que tampoco han determinado efectivamente las formas de propagación del COVID-19, la Organización Mundial de Salud (OMS) ha dejado entrever la importancia de las áreas abiertas y sobre todo “la ventilación”

Según establece en su página web en la sección preguntas y respuestas sobre “la COVID-19 y la ventilación y el aire acondicionado en espacios y edificios públicos” resulta necesario introducir aire limpio en un espacio cerrado, al tiempo que se elimina el aire viciado, con el objetivo de “mantener la calidad del aire en ese espacio”.

Además, indica que la OMS ha contribuido a la elaboración de orientación sobre los sistemas de ventilación y aire acondicionado en el contexto del COVID-19, colocando entre sus exhortaciones la necesidad de conectar el ambiente de un espacio cerrado con el de uno abierto.

Recientemente, un asesor especial de la OMS, pidió a los países que dejen de usar el confinamiento como método principal para controlar el COVID-19, al tiempo que expresó que las medidas que impiden la libre circulación son solo para “ganar tiempo”, dejando entrever que el uso de espacios públicos no debe estar limitado.

Y es que, aunque no hay un estudio desarrollado por la OMS, diversos laboratorios y departamentos de investigación de universidades alrededor del mundo, han estudiado la diferencia de propagación y contagio del virus en espacios privados y públicos.

Según Chequeo COVID-Colombia, un grupo de verificación de información compuesto por profesores de distintas disciplinas de la Universidad de los Andes, el riesgo de contraer el COVID-19 en espacios abiertos no es cero, pero sí parece ser más reducido que en espacios cerrados.

Dicha investigación se basa en el antecedente de un estudio hecho en China, donde se analizaron 1,245 casos de COVID-19 en 318 focos y se encontró que solo dos contagios ocurrieron en espacios abiertos.

Además, otras entidades como la Organización de la Naciones Unidas (ONU) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha resaltado la importancia de que en este tiempo de pandemia la personas deben salir, tomando las precauciones sugeridas, a fin de evitar enfermedades, tanto físicas y psicológicas, estimuladas por el confinamiento.

Parámetros y ayudas internacionales en Santo Domingo

Justamente la ONU, a través del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), contribuyó en el año 2019 con las autoridades de Santo Domingo y del Distrito Nacional, para el cumplimiento de la meta del ODS 11 sobre promover espacios públicos y áreas verdes accesibles y seguras para todos.

En un informe denominado “Catálogo de Servicios” de la ONU-Hábitat, refleja que, a través de una serie de herramientas y entrenamientos, personas en Santo Domingo, específicamente de las alcaldías, fueron capacitadas para la creación, distribución y uso de las áreas verdes, así como a darle prioridad a estas zonas.

Este proceso de capacitación, que tomó unos cinco meses aproximadamente, también fue referenciado en el reporte anual del año 2019 titulado “Programa Global de Espacios Públicos”, donde coloca a República Dominicana como uno de los tres países en el continente americano beneficiado, junto a Colombia y Uruguay.

Además, en otro reporte global sobre competencias urbanas, en el cual califican las ciudades de todo el mundo, enfocándose en la sostenibilidad de estas prácticas y el uso de los suelos, aparece solo de República Dominicana la ciudad de Santo Domingo, con una calificación de “D”, que la coloca a la capital en la categoría de “Ciudad Regional”.

Si esta es la realidad de la ciudad capital, ¿qué será de las restantes que componen nuestro país?