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Niños envían emotivos mensajes a personal médico que trabaja con pacientes afectados de Covid-19

La pandemia del Covid-19 no pasa desapercibida para los niños, quienes han sido tan impactados como los adultos y enfrentan una situación tan inusual en esta etapa de sus vidas, con un distanciamiento y otras medidas preventivas que muchas veces resultan incomprensibles a tan corta edad.

Consciente de esa realidad, la Fundación Budista Tzu Chi no solo se empeña en proveer equipos de protección personal a los héroes que están al frente de la lucha contra el nuevo coronavirus, especialmente los médicos y enfermeras.

También las últimas entregas de insumos han ido acompañadas de hermosas tarjetas de aliento y agradecimiento, que son elaboradas por niños y niñas de diferentes edades.

“Las palabras nunca serán suficientes para demostrar el nivel de gratitud que siento por mi médica; nunca olvidaré todo lo que has hecho por mí”, señala la niña Yoemelin en su tarjeta.

Mientras que Indira escribió este mensaje: “Dicen que la verdad un enfermo no sana por los medicamentos y tratamientos, sino por el amor, atención y cuidados de una buena enfermera”.

En medio del estado de emergencia sanitaria que vive el mundo, a pesar de la peligrosidad que representa salir en auxilio de los más necesitados, los voluntarios de la Fundación Tzu Chi han sorteado obstáculos, poniendo en riesgo sus propias vidas, en busca del bien común de la humanidad.

En visitas que Tzu Chi realiza a hospitales en Santo Domingo y diferentes provincias, aportando al sistema de salud, ese poco que lleva, lo hace con amor y un corazón gigante, sin miramientos de religión, raza ni fronteras.

La Fundación Tzu Chi ha continuado la entrega de raciones de alimentos para consumo durante un mes a familias de muy escasos recursos, a las cuales se aprovecha para concientizar en adquirir costumbres vegetarianas, con lo cual se contribuiría a contrarrestar enfermedades relacionadas con el consumo de carne.

Basados en las instrucciones de su fundadora, la maestra Cheng Yen, en todos los lugares a los que la Fundación Tzu Chi acude a llevar ayuda material, también se ofrece consuelo y amor a los necesitados, deseando la purificación de la mente, que las respectivas sociedades se llenen de armonía, para que el mundo se libere de tragedias y calamidades.

La maestra Cheng instruye que sólo el amor transformará al mundo y es lo que los voluntarios tratan de poner en práctica para lograr ser ciudadanos de una sociedad más justa, promoviendo una cultura de paz.

Para incentivar ese deseo y con miras a que la propagación del Covid-19 se extinga pronto, desde el día 6 de abril hasta la fecha, unos 6,736 voluntarios de varios países se reúnen virtualmente cada noche para realizar la “Oración diaria mitigando el virus”, pidiendo por la recuperación de los enfermos, transfiriéndoles bendiciones al personal de salud, así como también ofreciendo apoyo a los que se encuentren pasando por esa situación.

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