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A la suerte

Polución de Duquesa no acabó alegría a niños de Los Cazabes

Los residentes establecidos en alrededores de Duquesa viven en paupérrimas condiciones. /JOSÉ ALBERTO MALDONADO.

Los residentes establecidos en alrededores de Duquesa viven en paupérrimas condiciones. /JOSÉ ALBERTO MALDONADO.

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DALTON HERRERASanto Domingo, RD

El fuego en el vertedero Du­quesa ha menguado, pero la humareda continúa arro­pando toda la zona y, en me­dio de esa calamidad, los ni­ños corretean hasta que se desvanecen entre la densa cortina de humo que pende sobre la comunidad Los Ca­zabes.

Ellos caminan descalzos sobre la basura con muñe­cos sin piernas y carritos sin ruedas que hallaron en ese mar de residuos sóli­dos, hasta que sus padres les vociferan que ya es ho­ra de que regresen a sus hogares, los cuales se ubi­can al lado de las grandes montañas de plásticos y vidrios que, hasta hace po­co tiempo, ardían e intoxi­caban de manera dramáti­ca a la población del Gran Santo Domingo.

“Ven para acá mucha­cho que tú estás desde esta mañana en la calle”, le gri­ta Milone Yulús, quien está sentada en una silla plástica enfrente de su casa.

La mujer cuenta que su niño sufre de asma y ha te­nido que llevarlo a un cen­tro de salud debido a la fuer­te humareda que sumió durante una semana a la ca­pital dominicana.

“Cuando ese humo es­taba en su buena, el niño se me apretó del pecho, tu­ve mucho miedo porque era muy de noche y no ha­bía nadie en la calle. Yo tuve que buscar a un familiar pa­ra que me llevara en su mo­tor a un hospital (Unidad de Atención Primaria)”, dice Mi­lone.

Ni ella ni su hijo utilizan mascarillas ni guantes, pues no tienen recursos para com­prarlas. De hecho, los alimen­tos también están escasos, por lo que comen solamente de las fundas que distribuyen en la escuela pública ubicada en Los Cazabes.

“Yo vivo sola con mi niño y otros tres que están dentro de la casa, y pues nos mante­nemos con las funditas que ahora están distribuyendo en la escuela porque, imagí­nese, antes uno por lo menos podía salir a buscar la comida pero ahora con este virus, ni eso uno puede hacer”, asegu­ra Milone.

Justo en ese instante, uno de sus hijos sale correteando del hogar para jugar con una funda de pan que está vacía, la cual tiene pintada el ros­tro sonriente de un candida­to presidencial. Aquel niño inocente se la introduce en la boca, la tira al suelo de arena, vuelve y la recoge y hace de ese insignificante material un mundo de imaginaciones.

Al preguntarle a Milone sobre la procedencia de esa funda de pan vacía, confirma a los periodistas de este me­dio que estas forman parte de las asistencias que le entre­gan en las escuelas.

Condiciones precarias La morada de Milone es de­primente, al igual que la de sus vecinos que están en los alrededores del vertedero Duquesa.

Están hechas de madera destartalada y de techos de zinc, y están cercadas con alambres de púas y criade­ros de cerdos y vacas. La señal de los teléfonos y ce­lulares es nula, y la señal televisiva es casi inexisten­te, por lo que ese lugar pa­reciera estar atrasado en el tiempo.

Vulnerabilidad Las autoridades están traba­jando día y noche para apla­car los pocos focos de incen­dio que todavía quedan. Los tractores están siendo utiliza­dos para sacar la arena, a fin de que sean transportadas en camiones para echarlas en donde aún permanecen las llamas.

No obstante, el lugar que eligieron las autoridades pa­ra excavar dejan al pretil las casas de los buhoneros, con­ductores de camión y de la propia Milone, quien es una ama de casa.

Ella no se queja porque es­tá acostumbrada a vivir en ta­les condiciones.

“Aquí tenemos par de años en estas circunstancias. No es la primera vez que el vertede­ro Duquesa, yo lo que tengo miedo de que mi hijo se fuña por el asma”, expresa Milone muy angustiada.

Infierno en la tierra En el vertedero de Duquesa se han reportado al menos seis incendios en los últimos diez años, que han afectado a los sectores aledaños y de los que en algunos casos no se dieron razones concisas sobre sus causas.

El pasado 2 de abril de 2018, se reportó un sinies­tro que afectó de forma muy negativa a los sectores aleda­ños, a tal nivel que las clases en algunos centros educati­vos fueron suspendidas por una semana debido a que tanto alumnos como maes­tros sufrieron problemas res­piratorios.

La noche del domingo 17 de enero de 2016 se originó otro incendio en Duquesa, que al igual que el posterior aquejó a la población resi­dente cerca por el humo. Pero en este caso, el minis­tro de Medio Ambiente lo atribuyó a la empresa res­ponsable del vertedero en ese entonces, Lajum Corpo­ration, debido a que por su manejo “inadecuado y per­misivo” se produjo el incen­dio.

A principios de octubre de 2015 el Ayuntamiento del Distrito Nacional emitió un comunicado en el que infor­maba de que el retraso en la recogida de basura en la ca­pital, era producto de un in­cendio que se había pro­ducido en el vertedero de Duquesa.

El lunes 27 de enero de 2014 hubo un incendio el vertedero, el cual fue atribui­do a “sabotaje ejecutado por manos criminales”, según el administrador en ese enton­ces, Rijo Meléndez.

En marzo de 2011 se ha­bía producido un incen­dio en el depósito de basura que servía de transferencia al vertedero de Duquesa, en Santo Domingo Norte y causó problemas de salud a los habitantes de Villa Me­lla y el Distrito Nacional, por la constante humareda que emanaba del fuego.