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ACTIVIDAD

Convivencia familiar, música y tradiciones en el Convite Banilejo

La actividad se realizó este año en el campus de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). A. ROSARIO /

La actividad se realizó este año en el campus de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). A. ROSARIO /

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Saulo Mota TelemínSanto Domingo, RD

La música de antaño, la gastronomía autóctona y la convivencia familiar fueron los aspectos que resaltaron durante la decimosexta edición consecutiva del Convite Banilejo.

Una tradición anual, que se festejó por primera vez en el 2003 en el parque Mirador Sur, que une tanto a banilejos ausentes de su municipio, como los que residen en él, para rememorar y disfrutar las tradiciones con sus compueblanos.

“Lo más importante que tenemos, lo que le gusta a la gente son los chuineros, que son un grupo de Cañafistol que improvisan rimas”, explicó Fabio Herrera, presidente de Alianza Banileja.

Familia es un tema de recurrencia en esta reunión, en la que muchos vienen a pasarse un día ameno y disfrutar con sus padres, hijos o nietos.

“Yo lo veo (el Convite) muy bien, muy llamativo. Ojalá se pudiera celebrar dos veces al año, porque aquí en la capital viven banilejos que se le pasa más de un año y no van a Baní”, dijo María Soto, quién iba acompañada de sus tres nietos.

Gastronomía

Los dulces no podían faltar, con varias estafetas bien surtidas de postres y otras variedades de esta tradición banileja.

Pero para muchos de los presentes la atracción principal son las arepitas de burén, especialmente las de Luis Matos, quien tiene casi tres décadas de experiencia con este emblemático plato banilejo.

En varias carpas se dedicaron a vender distintos artículos, todos para una buena causa.

SEPA MÁS

Presente.

Miembros de la Fundación Farach, una organización banileja que trabaja a favor de mujeres de escasos recursos, también estuvieron en la actividad.

Buena causa.

La comida no fue el único atractivo, ya que varias carpas también se dedicaron a vender distintos artículos, todos para una buena causa.

Rafael Encarnación, quien imparte un taller único de reciclaje de neumáticas, trabajó con los reclusos de la cárcel pública del kilómetro 15 de Azua, enseñándoles como reusar gomas para hacer jarrones y muebles.

“Creo que todas las personas merecen una segunda oportunidad, y estas son gente que están arrepentidas de lo que hicieron y están pagando por sus errores”, expresó Encarnación. “Con esto que les enseño tienen una forma de mantener a sus familias”.