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SERIE: LA VIDA LUJOSA DE NARCOS 1-4

El lado más excéntrico y lujoso de Pablo Escobar, “El patrón del mal”

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Carolina PichardoSanto Domingo

Estar durante siete años en la lista de los hombres más ricos del mundo, según la revista Forbes; tener una flota de vehículos equivalente a más de 300 millones de dólares, al menos 500 propiedades lujosas por todo el mundo y miles de objetos exclusivos de los que incluso perdió la cuenta, fueron parte de los “frutos” que obtuvo Pablo Emilio Escobar Gaviria a base de terrorismo, asesinatos, narcotráfico y crimen organizado no solo en Colombia, también en diferentes naciones que lo conocen como “El patrón del mal”.

La historia detrás de toda la vida del legendario narcotraficante colombiano es uno de los temas que a 25 años de su muerte permanece vigente y, sobre todo, la manera en la que vivió siendo el líder del Cartel de Medellín hasta su asesinato el 2 de diciembre de 1993, un día después de su cumpleaños número 44.

Sin embargo, el único objeto de valor que heredó su hijo, Juan Pablo Escobar Henao, fue un reloj, de acuerdo a declaraciones realizadas en 2010. No reveló el costo, pero sí dijo que tenía un significado sentimental y que lo guardaba con cariño.

Las celebraciones en casa de Escobar no eran comunes: las piñatas estaban rellenas de billetes y en las fiestas familiares rifaba obras de artes de artistas famosos.

Sus hijos eran su debilidad. De acuerdo a Univisión, cuando Juan Pablo cumplió 9 años le regaló una caja con las cartas originales que Manuelita Sáenz le escribía a su pareja Simón Bolívar.

Le colocó el nombre de Manuela a una de sus fincas en honor a una hija, quien en una ocasión tenía hipotermia y Escobar incendió unos 2 millones de dólares para que se calentara.

Cuando algún miembro de la familia o amigo de Escobar tenía ganas de degustar un platillo en especial que no vendieran en la ciudad donde estaban, tomaban un viaje rápido en sus aviones o helicópteros privados y luego volvían a la casa.

Por otro lado, su esposa Victoria Eugenia Henao Vallejo, conocida como “Tatá”, mandaba a confeccionar las vestimentas que usarían los invitados de las fiestas temáticas que amaba hacer en sus casas, y también daba órdenes para que se diseñaran los uniformes de las empleadas domésticas. A ellas les pagaba cursos de maquillaje y estilismo para usar sus servicios en ocasiones especiales.

Las decoraciones de las casas eran únicas. Los manteles, que eran bordados en Venecia, tardaban cuatro años en prepararse.

Escobar poseía tanto dinero que perdió alrededor de 10 por ciento de su fortuna al esconderlos en las paredes de sus propiedades donde los ratones se los comían o eran afectados por la humedad.

No se ha dado a conocer cuál es la cantidad exacta de las propiedades que poseyó Escobar, debido a que se cree que una gran parte estaban a nombre de algunos de sus testaferros. Monaco, la hacienda Nápoles y Casa Malca son solo tres de las más lujosas del capo.

En honor al principado francés Mónaco, destruido hace apenas unas semanas por las autoridades de Medellín, era uno de los edificios más lujosos de Escobar. Su infraestructura contaba con ocho plantas y un penthouse de 1,700 metros cuadrados.

La agencia EFE informó que cuando estaba en óptimas condiciones contaba con 12 apartamentos, dos piscinas, una cancha de fútbol. En la actualidad el terreno será remodelado para convertirlo en un parque en memoria de las víctimas de Escobar.

La hacienda Nápoles no era solamente un lugar donde Escobar iba a descansar. Tenía tres zoológicos, 27 largos artificiales, dos pistas de helicópteros, la pista de motocross más grande de América Latina e incluso una estación de gasolina.

Nápoles fue convertido en un parque temático en donde los visitantes pueden disfrutar de las atracciones “Acuasaurus”, “Cataratas Victoria”, “Octopus”, “Río Salvaje”, entre otras.

Fuera de Colombia Escobar era propietario de la Casa Malca, en la costa mexicana de Tulum. Ahora es un hotel de cinco estrellas considerado como uno de los más exclusivos de Centroamérica.

El periódico El País detalla que en la actualidad tiene nueve habitaciones, tiene obras de arte contemporáneo, acceso a la playa, vista al mar en todas las ventanas y varias piscinas. El hospedaje va de 450 euros en adelante. El resort, que era en la época el lugar de descanso del narco, fue construido en 1992, un año antes de su asesinato.

Los vehículos eran otra de la debilidad de Pablo. Uno de los rumores es que adquirió un Cadillac de Al Capone “Scarface”, gánster estadounidense que admiraba.

Asimismo poseía un Porsche 356, Mercedes-Benz 600 Pullman, Mercedes-Benz 300 SL Roadster 1957, Rolls-Royce Phantom, Toyota Land Cruiser, Dodge modelo 1946, entre otros.

En 1991 Escobar fue encerrado tras las rejas de La Catedral, donde a pesar de su situación disfrutaba de privilegios excéntricos.