Los que nunca volvieron

La última pista fue una difusa imagen de video

Sospechoso del caso estuvo preso pero no fue extraditado

Desde que Juan Alfredo Lora Díaz desapareció aquella tarde del 28 de julio de 2012, sus familiares y amigos no han podido encontrar la verdad de su destino.

Desde que Juan Alfredo Lora Díaz desapareció aquella tarde del 28 de julio de 2012, sus familiares y amigos no han podido encontrar la verdad de su destino.

“Cuando él estaba saliendo de la casa, el sentimiento de madre me dijo que algo malo iba a pasarle...”

Aquel sábado 28 de julio de 2012, cuando la aguja del reloj apuntaba casi la 1:00 de la tarde, el mundo de Juana Lora cambiaría totalmente. Aquellos fuertes latidos que emanaban de su ser le vociferaban que su vida ya no volvería a ser la misma.

Desde que su hijo Juan Alfredo Lora, quien es fotógrafo profesional, le pidió que cuidara a su hija que tenía un año y cinco meses, ella supo de inmediato que se estaba despidiendo.

Ese día Alfredo había recibido cuatro llamadas de manera insistente de un supuesto cliente que deseaba una sesión de fotos para la celebración de unos 15 años.

Juana tuvo la oportunidad de contestar una de esas llamadas del celular mientras su hijo se daba una ducha para vestirse con su pantalón jean, una camiseta color crema y unos tenis blancos, para luego salir de su vivienda y jamás regresar.

“Un joven que se identificó como Cristian llamó preguntando por mi hijo como ‘el fotógrafo’ supuestamente para una sesión de fotos, yo le dije que lo llamara más tarde porque se estaba bañando. Alfredo ni siquiera comió porque estaba de rápido y lo estaban esperando, cuando lo vi salir de la puerta le dije que no fuera porque tenía un mal presentimiento”.

Ella describió que la voz de la persona que solicitó a Alfredo no sobrepasaba los 30 años de edad.

Él tenía una pasola que era donde se movía para realizar sus sesiones. Pero ese día le dijo a un primo suyo que lo llevara a Almacenes El Canal, por Jumbo de la Luperón, ya que ahí fue que quedaron de encontrarse él y su cliente. Su primo lo llevó y quedaron que cuando Alfredo terminara se iba a comunicar con él para que lo pasara a buscar, pero nunca sucedióÖ su primo aún espera esa llamada.

Una cámara de seguridad logró captar las últimas imágenes de Alfredo en el parqueo de esa tienda, donde el primo lo dejó para que este se encontrara con su supuesto cliente. Posteriormente transcurrieron 20 minutos donde un hombre corpulento, de tez oscura, que vestía camisa blanca remangada y pantalón jean, llegó al lugar y le dio la mano.

En el video se observa al supuesto cliente realizar una llamada que dura otros 20 minutos mientras Alfredo espera de manera paciente que finalice la conversación. Luego termina y empieza a caminar hacia adelante y le hace seña a Alfredo para que lo siga hacia el vehículo en que vino, y que no pudo ser captado por las grabaciones.Fue la última vez que la figura de Alfredo fue vista.

Investigaciones Dos personas fundamentan las sospechas de Juana en torno a la desaparición de su hijo, y todo parece indicar que los celos son el eje principal que podrían encajar en este rompecabezas.

El primer indicio fue la propuesta que le hizo una mujer llamada “Cristina” y que tiene más de 40 años de edad.

“Tres días antes de que mi hijo desapareciera una mujer lo invitó a un resort supuestamente para ir como acompañante de honor junto a otra persona, pero mi hijo declinó la propuesta porque él tenía a su esposa y su hija”, precisó la atribulada madre.

Tras la desaparición del fotográfo, la mujer fue interrogada por las autoridades y negó que conociera a Alfredo, lo que despertó la sospecha de su madre, porque había pruebas de que estos conversaban.

Además, Juana señala que la señora tenía fuertes vínculos con militares de alto rango, por lo que cree no fue lo suficientemente investigada.

La otra persona es Enmanuel Cancu Henríquez, residente en Barcelona, España, y de quien Juana también sospechaba desde un principio, ya que días antes había amenazado de muerte a Alfredo por las redes sociales, porque “hablaba con su novia por Facebook” y estaba celoso.

“Se demostraron las conversaciones entre Alfredo y Enmanuel, y se vieron todas las amenazas que este le hizo a mi hijo; la última amenaza se la dijo a su novia que celaba por Alfredo, a ella le dijo que nunca conocería a mi hijo porque él lo mandaría a matar”, indicó.

Enmanuel fue detenido por la Interpol el 25 de octubre de 2014 y fue anunciado ante el país por el vocero de la Policía de ese entonces, coronel Jacobo Mateo Moquete, quien prometió que el detenido sería repatriado al país, lo que nunca se hizo.

Sesenta y cinco días después fue puesto en libertad porque según Juana las autoridades no pusieron interés en el caso y ni siquiera enviaron el expediente.

Vino al país Con lágrimas en los ojos recuerda que en los días en que Alfredo desapareció, Enmanuel vino al país y duró un mes. Enfatiza que su hijo, de 21 años de edad, se esfumó el 28 de julio y Emmanuel entró al país dos días después.

La solicitud de arresto de la Interpol era la A- 7459/9-2014, y detalló parte de las investigaciones hechas por las autoridades que arrojaron como principal sospechoso de la “muerte” de Alfredo a Enmanuel Cancu Henríquez. Pese a que el cadáver no ha aparecido, las autoridades lo dieron por muerto, pero aún así nunca extraditaron al acusado.

SUEÑOS ROTOS Alfredo tenía grandes deseos de superación. Y cada uno de esos sueños los plasmó en un listado de metas que por crueldades de la vida, y por perversión y maldad de ciertas personas que aún se pasean impunes en las calles, todavía no ha podido cumplir. Colocando a Dios sobre todas las cosas, Alfredo escribió en un pergamino sus anhelos de poseer una buena casa propia; ganar dinero suficiente para que sus padres dejaran de trabajar, viajar por los diferentes países del mundo y tener tiempo para estar con su familia. También escribió con toda la ingenuidad del mundo sus pretensiones de comprar un buen vehículo y regalar otros a sus parientes más cercanos. Tenía la ilusión de lograr un mejor estilo de vida para que sus hijos se sintieran orgullosos de su trabajo, pero sobre todo finalizó su listado con un deseo que lo definía como persona: “Poder ayudar al que en realidad lo necesite”. Por paradojas de la vida, él, que tenía deseos de ayudar a los más necesitados, ahora no tiene quien ayude a Juana, su madre, para que esta pueda encontrarlo.

Desaparecido. Juan Alfredo Lora, de 21 años, era fotógrafo y estudiante

Juana Lora no pierde la esperanza de encontrar a su hijo, Juan Alfredo Lora.