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ASAMBLEA PLENARIA

Obispos dominicanos piden a Haití, Nicaragua y Venezuela buscar la paz con diálogo sincero

Los Obispos de la Iglesia Católica en la República Dominicana en su LVI Asamblea Plenaria oraron y se solidarizaron con los pueblos de Haití, Nicaragua y Venezuela, dadas las crisis internas, sociopolíticas y económicas que atraviesan y los exhortaron a la búsqueda de la paz a través del diálogo sincero, “convencidos que es posible encontrar una salida consensuada que evite una mayor división y derramamiento de sangre.

En un documento con la conclusión de la Asamblea, los obispos criollos repudiaron las agresiones que en Nicaragua se han realizado a todo el pueblo, incluyendo a obispos y sacerdotes que buscan la defensa de los nicaragüenses. “Que el Señor les mantenga firmes, como valientes testigos suyos en medio de la violencia y las injusticias que arropan a esa nación hermana” indicaron.

En el retiro espiritual que se llevó a cabo del 1 al 6 de julio, en la casa Arquidiocesana María de La Altagracia, los religiosos detectaron los grandes desafíos a los que deben prestar mayor atención, como iglesia y como sociedad, y avances en algunas áreas importantes del país.

“En cuanto a la acción social que realiza la Iglesia, reflexionamos que es prioridad la atención a las familias, mujeres abusadas y desprotegidas, a los adultos mayores y enfermos, así como a las personas sin techo ni alimentos, por lo que hacemos un llamado a los agentes de Pastoral Social y Caritas Diocesanas para continuar aunando esfuerzos en procura de responder a estas necesidades a través de los proyectos que se llevan a cabo en cada Diócesis del país, tales como: “Proyecto Hombre”, que busca la rehabilitación de personas drogodependientes y el “Banco de Alimentos”, que distribuye comida a centros nutricionales, asilos de ancianos y centros educativos” explican en el documento.

A continuación el texto íntegro de la Conferencia del Episcopado Dominicano:

Los Obispos de la Iglesia Católica en la República Dominicana, al clausurar nuestra LVI Asamblea Plenaria, nos dirigimos a la nación y de manera especial a todos nuestros feligreses, celebrando nuestro caminar unidos en estos 35 años del Plan Nacional de Pastoral, compartiendo experiencias y reflexionando sobre la realidad eclesial y social del país.

Nuestro encuentro se llevó a cabo del 1 al 6 de julio, en la casa Arquidiocesana María de La Altagracia, en donde participamos de un retiro espiritual como primer punto de agenda. Luego correspondió a cada obispo presentar un informe de la situación pastoral y social que vive su diócesis. Unidos como hermanos que conformamos la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), dialogamos en torno a las realidades que vive nuestra gente. Detectamos grandes desafíos a los que debemos como Iglesia y como sociedad prestar mayor atención. De igual forma observamos con alegría avances en algunas áreas importantes de nuestro pueblo.

Al proclamar el 2018 “Año de la Eucaristía”, somos testigos de los frutos que da el Señor a tráves de este Sacramento, fuente de comunión e impulso de la misión eclesial. Nos encaminamos, con distintas acciones, a la celebración del 525 aniversario de la primera misa celebrada en América. Los congresos, peregrinaciones y concentraciones en torno a esta festividad nos van mostrando una Iglesia que responde a su fe, aunque con grandes retos para continuar evangelizando y revelando el rostro del amor de Dios, en medio de una sociedad seducida por el mal, y el hastío de las realidades que padece.

En cuanto a la acción social que realiza la Iglesia, reflexionamos que es prioridad la atención a las familias, mujeres abusadas y desprotegidas, a los adultos mayores y enfermos, así como a las personas sin techo ni alimentos, por lo que hacemos un llamado a los agentes de Pastoral Social y Caritas Diocesanas para continuar aunando esfuerzos en procura de responder a estas necesidades a través de los proyectos que se llevan a cabo en cada Diócesis del país, tales como: “Proyecto Hombre”, que busca la rehabilitación de personas drogodependientes y el “Banco de Alimentos”, que distribuye comida a centros nutricionales, asilos de ancianos y centros educativos.

De igual forma, vemos necesario continuar promoviendo proyectos de construcción de viviendas y de diversas obras sociales que se han desarrollado, principalmente en el sur del país, a través de la Fundación de Desarrollo, Azua, San Juan Elías Piña, (FUNDASEP); y también el desarrollo de procesos educativos y de concientización, suscitando la defensa de los Derechos Humanos, logrando que el número de personas no declaradas haya disminuido de 34 por ciento a 6 por ciento, gracias a la red de profesionales voluntarios integrados al Centro Diocesano de Asistencia Jurídica (CEDAJUR) y el apoyo de la JCE.

En cuanto a la educación, como institución que vela por el ser humano de forma integral, apostamos por fortalecer y contribuir al desarrollo del país a través de las escuelas parroquiales y las siete universidades católicas insertas en las diferentes regiones del país. En tal sentido, destacamos que la Pontificia Universidad Madre y Maestra (PUCMM), adquirió la patente internacional por la invención de alta tecnología en el área de Nanociencia, convirtiéndose en la primera institución de educación superior nacional en lograr este hito en el área de la investigación. Así como la creación del primer laboratorio de nanobiología y el primer banco de piel de la República Dominicana.

Los obispos, conscientes de los desafíos de nuestra sociedad, consideramos como un reto muy importante la formación integral del ser humano que le permita valorar y respetar la vida en todas sus etapas, tanto de los hijos, como de los padres. Trabajar para que el pueblo no se deje confundir, pues lo que promueve la Iglesia es la lucha por la vida de todos. Hemos reafirmado ante la ciencia, las leyes, y ante Dios que nadie tiene derecho a condenar a muerte a un inocente y mucho menos a un niño indefenso. impulsemos políticas públicas, que lejos de condenar a muerte, sean precursora de la defensa de los derechos humanos, empezando por el primero y más importante: LA VIDA DE TODOS.

Hemos revisado los criterios de formación en los seminarios con el objetivo de continuar fortaleciendo la preparación integral de los candidatos al presbiterado de acuerdo a la nueva Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, documento orientado a ordenar la formación de los futuros sacerdotes en todos los seminarios del mundo. Tenemos el compromiso de motivar a nuestros seminaristas a una mayor identificación con Cristo “Cabeza, Pastor y Siervo”, enfatizando la dimensión espiritual, humana, comunitaria e intelectual, que contribuye al desarrollo de sacerdotes líderes, íntegros, modelos de servicio, entrega, y fidelidad a sus compromisos eclesiásticos y sociales.

Durante nuestro encuentro, oramos por los pueblos que en estos momentos atraviesan crisis internas, sociopolíticas y económicas como Haití, Nicaragua y Venezuela, y en solidaridad exhortamos la continua búsqueda de la paz a través del diálogo sincero, convencidos que es posible encontrar una salida consensuada que evite una mayor división y derramamiento de sangre. En tanto, deploramos y repudiamos las agresiones que en Nicaragua se han realizado a todo el pueblo, incluyendo a obispos y sacerdotes que buscan la defensa de los nicaragüenses. Que el Señor les mantenga firmes, como valientes testigos suyos en medio de la violencia y las injusticias que arropan a esa nación hermana.

Otros temas pastorales y sociales fueron abordados durante nuestra Asamblea Plenaria, los cuales compartiremos en su momento oportuno.

Que María de La Altagracia, quien respondió: “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc.1, 38), nos acompañe en la construcción de una mejor República Dominicana.