La ida de Balaguer inicia una controversia histórica

El líder político, economico, eclesiastico y comunitario le brindó un tributo de admiración

Imagen deImagen de archivo LD 15 de julio 2002: Un carro funebre escoltado por seguidores a pie y en vehículos, cuando trasladaban ayer los restos del expresidentre  hacia la que fue su residencia en la avenida Máximo Gómez.

Imagen deImagen de archivo LD 15 de julio 2002: Un carro funebre escoltado por seguidores a pie y en vehículos, cuando trasladaban ayer los restos del expresidentre hacia la que fue su residencia en la avenida Máximo Gómez.

Joaquín Balaguer, mimado por su entorno familiar durante su niñez en el poblado de Navarrete murió ayer, 48 días antes de cumplir 97 años de edad, convertido en el más grande político dominicano de todos los tiempos, aclamado por propios y elogiado por adversarios.

Entre aquel nacimiento y este final, se escribe uno de los capítulos más brillantes de la política contemporánea, con múltiples matices.

El deceso del líder del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), ocurrido a las 4:30 de la mañana de ayer a causa de un paro cardíaco, ha provocado una profunda consternación en la vida nacional, y generado las más elevadas manifestaciones de pesar y dolor por el infausto hecho.

Balaguer fue ingresado a la clínica Abréu el jueves 4, por una úlcera sangrante, y allí permaneció interno durante diez días, sufriendo eventos críticos que lo mantuvieron en estado de gravedad.

El Gobierno decretó tres días oficiales de duelo, y se prepara para participar en las honras fúnebres, programadas para el próximo miércoles, en las primeras horas de la mañana.

El velatorio

Los restos del ex presidente de la República, quien juró en siete ocasiones distintas, entre 1960 y 1994, están expuestos en la sala de la residencia familiar, la número 25 de la avenida Máximo Gómez, convertida en el centro del poder político, y a la que acudió el liderato de la nación en busca de apoyo y orientaciones.

Miles de ciudadanos, encabezados por el presidente Hipólito Mejía, el ex presidente Leonel Fernández y los más altos dirigentes políticos, empresariales, industriales, comunitarios y populares, desfilaron frente a los restos del ex gobernante. Allí manifestaron los más diversos elogios por sus aportes al país, reconociendo las posiciones equilibradas y responsables que sostuvo para la instauración y crecimiento de la democracia dominicana, y el trato "fino y delicado" que profesó a muchos de sus compañeros de organización política y a los adversarios con los que compartió en jornadas y coyunturas variadas.

Balaguer, reivindicado por opositores políticos, con pactos electorales abiertos y públicos con los partidos de la Liberación Dominicana (PLD), en 1996, y el Revolucionario Dominicano (PRD), en el 2002 (el acuerdo del desacuerdo), recibió la distinción del Congreso Nacional, que lo nombró Paladín de la Democracia Dominicana. Ese poder del Estado, actuando en función de Asamblea Nacional Revisora, repuso la reelección presidencial horas antes de su muerte.

Este último acto ha sido definido como un desagravio público al ex mandatario, que se sucedió en el poder en cuatro ocasiones (1970, 1974, 1990 y 1994), desafiando siempre un altisonante discurso del hoy gobernante partido blanco, que impulsó la actual reforma.

El estadista, reservado en su vida privada, estuvo vinculado -directa o indirectamente- a los sucesos que marcaron la historia contemporánea del país. Desde ser incrédulo testigo, en julio de 1916, del paso por Navarrete, hacia Santo Domingo, de las tropas interventoras de Estados Unidos que desembarcaron por Monte Cristi, hasta participar en la concertación del propósito de reforma de la Constitución de la República, hace apenas dos semanas.

Balaguer, amante siempre de los caballos, cabalgó en terrenos llanos y escabrosos en sus más de 80 años de carrera pública, perdiéndose en el infinito de un destierro forzado en 1962 -seguido de la expulsión de los trujillistas ocurrida en noviembre de 1961- hasta un exitoso retorno en 1965 que lo llevó al poder el 3 de agosto del año siguiente, tras derrotar a Juan Bosch y al PRD en los comicios del primero de julio de 1966. Con mano dura ejerció el poder durante doce años consecutivos.

Una violenta y crítica oposición lo enfrentó palmo a palmo, en ese trayecto, hasta derrotarlo el 16 de mayo de 1978 con una boleta concertada, que lideró Antonio Guzman bajo la bandera del PRD, ondeada por José Francisco Peña Gómez. Tratado, otra vez, como un despojo político igual que en 1962- Balaguer prácticamente se refugió en su residencia, para luego volver a la Presidencia de la República, en 1986, superando por estrecho margen a Jacobo Majluta y al partido del "jacho prendío".

Alegan fraude

Dos triunfos electorales sucesivos; cuestionados por el PLD, en 1990, y el PRD, en 1994, lo mantuvieron en la "silla de alfileres" de la calle Moisés García, pero no sin antes aprobar, por la fuerte presión nacional e internacional, que se le recortaran dos años a su último mandato, como parte de una iniciativa que incluyó entonces la prohibición de la reelección presidencial y el uso de los colegios electorales cerrados para evitar "nuevos fraudes".

El hoy fenecido gobernante se confiesa en su libro "Memorias de un Cortesano de la Era de Trujillo", en el que incluye la controversial página en blanco cuando se refiere al asesinato del periodista Orlando Martínez, en su gobierno de "los doce años".

En el epílogo de esta obra destaca que "al cerrar estas páginas, en las cuales he hecho una reseña sucinta de mi modesta carrera pública, no puedo menos que recordar las siguientes palabras puestas por Stendhal en boca de uno de sus personajes de la mejor, acaso, de sus novelas:.. "Es penoso que no haya yo conocido el arte de gozar de la vida sino ahora, cuando su término está tan cerca" y agrega: "sería difícil encontrar a un solo ser humano a quien no le haya asaltado, ya en las proximidades de la muerte, un pensamiento semejante. Nadie ha recibido de Dios el don de dirigir de forma infalible sus pasos sobre la tierra".