City of lies

Johnny Deep es un buen actor. Sabe multiplicarse. Ya no es aquel protagonista de divertimentos como “Piratas del Caribe” y su saga. Ya lo demostró en ¨La ventana secreta” (2004), filme donde creó una atmósfera de locura para enrarecer una trama oscura que solo podía sacar adelante alguien como él.

En el filme que ahora comentaremos, “City of lies”, demuestra su carisma profesional en un drama donde encarna a un oficial de policía competente, pero de bajo perfil dentro de una sociedad divida en segmentos irreconciliables, entre ellos el racismo. Aquí, el raro oficial que encarna, lo lleva a tomar partido, directa o indirectamente con los ciudadanos, funcionarios y autoridades de bien.

La cinta incluye dos géneros distintos: La ficción y el documental casero. La técnica documental preferida, en este caso, transcurre en escenarios reales, filmados en medio de disturbios, protestas callejeras y testigos controversiales. El cuarto de edición se encargó de darle cierta pulcritud a la historia del crimen, aunque no pudo remediar la producción de un documento cinematográfico aburrido, cansón, poco atendible y demasiado ecléctico, donde la denuncia racial aparece cruda, naturalista, demasiado expuesta y logra confundir en vez de ilustrar.

Si Furman se hubiera decidido por centrar su obra en la ficción (siempre partiendo de hechos reales) habría llamado más la atención de un público que va al cine a disfrutar el trabajo ejemplar de los dos protagonistas.

La cinta que ahora pasa en Netflix, vuelve a renovarse. Pero poco se ha hecho para evitar ese efecto de rechazo, incluso hasta los raperos de hoy (similares a la víctimas que se detallan en la obra) que necesitaban ver en pantalla cómo la policía norteamericana enfrentaba el crimen a partir del trabajo de sus dos ídolos de los años noventa.

Ficha técnica:

Sinopsis: Narra la investigación de los asesinatos de los raperos Tupac Shakur en 1996 y The Notorius B.I.G en 1997. Basada en hechos reales.