SOBRE LAS TABLAS

Teatro dominicano: "Doble o nada", guerra de intereses entre el hombre y la mujer

Hensy Pichardo y Gianni Paulino, ambos con más de 20 años de trayectoria teatral, siempre han estado ligados a ese tipo de teatro en el que los actores y directores van a lo seguro

Gianni Paulino y Henssy Pichardo en una escena de "Doble o nada".

Gianni Paulino y Henssy Pichardo en una escena de "Doble o nada".

Pedimos permiso para ponernos superficiales. A sus más de 50 años de edad, Gianni Paulino, aún está de muy buen ver. El breve strip-tease que la actriz, productora y presentadora de televisión regala, durante una de las escenas de la obra teatral “Doble o nada”, lo confirma.

Asumiendo el mea culpa por desviar un tema serio, como la guerra de intereses entre hombre y mujer por ganarse un puesto en su lugar de trabajo, para dar prioridad a un detalle nada constructivo sobre el físico y la apariencia femenina, colegimos en que la trama que protagoniza junto al actor Hensy Pichardo, dirigida por Manuel Chapuseaux y que escrita por la mexicana Sabina Berman, es una descarga constante de ironía, humor negro, frases inteligentes y un mensaje aleccionador sobre la supremacía de géneros, los roles, las fortalezas y las debilidades entre los seres humanos.

Es de noche y llueve a cántaros. El director de un periódico llama insistentemente a su chofer varado en las calles de la gran ciudad por la ralentización del tráfico como resultado de los torrenciales aguaceros. Esa noche no podrá llegar a su casa.

Le alivia un poco la llegada de una de las jefas de redacción del importante medio, con quien tiene una conversación pendiente sobre un asunto sumamente trascendental: proponerle la dirección del periódico, para lo cual tendrá que presentar una propuesta que convenza al Concejo Editorial, pero, sobre todo, que supere la otra propuesta presentada por su primer contrincante, otro jefe de redacción con quien lleva más de 20 años compitiendo. Y es un hombre.

El planteamiento es claro. El enfrentamiento y los intereses entre ambos ejecutivos no dejará a nadie indiferente. Lo que sí se puede contemplar, teatralmente hablando, es la pasión que ponen en escena la Paulino y el Pichardo durante los más de 50 minutos del montaje.

Hensy Pichardo y Gianni Paulino, ambos con más de 20 años de trayectoria teatral, siempre han estado ligados a ese tipo de teatro en el que los actores y directores van a lo seguro.

Hensy Pichardo y Gianni Paulino, ambos con más de 20 años de trayectoria teatral, siempre han estado ligados a ese tipo de teatro en el que los actores y directores van a lo seguro.IVAN A MENDEZ

“Doble o nada” presenta un texto desinhibido, a veces soez, a veces refinado, de esos que intentan abarcar “más de una emoción”. Es contemporáneo, atrevido y poseedor de temas claves para comprender las sociedades modernas: el manido empoderamiento femenino y la no tan fuerte supremacía del macho contra la hembra.

De los actores, no reconocer el dominio del texto, las intenciones del director por conducir la puesta en escena hacia un universo lineal, sería un acto de mezquindad. Que particularmente guste o no el modo de actuar, los performances rígidos, tan sujetos formatos o estilos tan cuadriculados como los que percibimos, ya entra en la apreciación subjetiva de cada quien.

Es sólo cuestión de estilos. Hensy Pichardo y Gianni Paulino, ambos con más de 20 años de trayectoria teatral, siempre han estado ligados a ese tipo de teatro en el que los actores y directores van a lo seguro. El vanguardismo no es lo de ellos. Ni es malo, ni es bueno, repetimos, es cuestión de estilos.

Doble o nada, que vuelve a escena los días 25 y 26 de agosto al teatro Lope de Vega, ubicado en Novocentro, en el mismo escenario creado por Gianni para presentar obras con formatos más íntimos, no así breves.

La dramaturgia grita, metafóricamente, que no existen diferencias entre hombres y mujeres, que las habilidades y las mañas por la supervivencia pueden ser aplicadas de igual forma por unos y por otras y que, como mensaje, no se debe subestimar al enemigo, porque no hay competidor pequeño.

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