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Escuela de música se levanta sobre el polvo de Baní y "le llueven instrumentos de Suiza"

La Escuela Musical Integral tiene ahora mismo 81 estudiantes y 1,450 evaluados esperando por un cupo y por la generosidad gubernamental y ciudadana que acuda a ayudar

Los estudiantes empezaron tocando con latas de pintura, pero una fundación suiza hizo sus sueños realidad de hacerlo con instrumentos reales.

Los estudiantes empezaron tocando con latas de pintura, pero una fundación suiza hizo sus sueños realidad de hacerlo con instrumentos reales.

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Ramón AlmánzarSanto Domingo. RD

Latas de pintura fue el primer instrumento que tocaron 81 adolescentes de la Escuela Musical Integral Carlos Manuel McKinney, en Baní, previo a empezar a recibir clases de música, arte que dos veces a la semana los saca del polvo y de los peligros de su entorno en el populoso barrio El Maní, uno de los más pobres de la provincia Peravia.

La Hermana María José, su Asociación Jóvenes en Desarrollo y un patronato de banilejos comprometidos impulsan este proyecto integral en el que necesitan recursos para llegar a 1,450 muchachos más que esperan ingresar cuando puedan encontrar instrumentos musicales y ayuda económica para ampliar la escuela, pagar profesores y canalizar las necesidades del alumnado.

Mientras llega la ayuda de personas o instituciones públicas y privadas, encontraron en Suiza algo más que relojes y chocolates: ángeles que le prestaron instrumentos para comenzar las clases, que desde octubre pasado se imparten los miércoles y sábados.

La organización suiza Musik übers Meer (Música sobre los Mares) se encarga de recoger en su país instrumentos musicales usados para enviarlos a zonas vulnerables de América Latina y el Caribe y conoció la iniciativa banileja, a la que donó equipos musicales con el compromiso de formar una banda de niños y adolescentes.

Junto con los instrumentos, la organización suiza también trajo uniformes y ahora los adolescentes pudieran llamarse “los suizos de Baní” cuando orgullosamente llegan bien puestos a las aulas.

“Ha sido un milagro de Dios”, afirmó la Hermana María José, quien ha dejado sus huellas en varias generaciones de banilejos por su labor, tanto en el Colegio de Fátima como en el Liceo Francisco Gregorio Billini.

Sin embargo, donde la religiosa ha cumplido con sus votos sociales es en la zona norte de Baní, sobre todo en los sectores Los Barrancones y El Maní, donde trabaja en múltiples proyectos sociales que han contribuido a mejorar la calidad de vida de familias de esa zona.

La Hermana llegó esta semana a Listín Diario junto a las damas banilejas Maribel Peña, Teresa Mejía, Rosario McKinney y Marilyn Sepúlveda. Su clamor de más ayuda para estos jovencitos encontró receptividad en el director de este periódico, Miguel Franjul, un hijo del pueblo banilejo que se sumó al pedido de recursos.

“Los instrumentos están en muy buenas condiciones y son de marcas reconocidas, pero necesitamos más instrumentos, gente generosa que nos pague profesores y que podamos conseguir alimentos para los alumnos”, comentó Teresa Mejía.

Junto a la hermana María José y monseñor Víctor Masalles como asesor, las mujeres y otros comunitarios decidieron fundar un patronato pro-escuelas musicales “porque pretendemos que ese proyecto se multiplique en otras zonas de Baní”.

La escuela lleva el nombre de Carlos Manuel McKinney en honor a quien dirigió por muchos años la Banda de Música Municipal y educó en esa materia a varias generaciones de banilejos.

El plantel cuenta con la dirección de manera voluntaria del profesor Hipólito Javier Guerrero, músico de la Orquesta Sinfónica Nacional, asistido por otros seis profesores.

Ante la insistencia de la doctora Mirtha Tatis a la Hermana María José Cartagena, de que abriera en Baní una escuela de música para adolescentes, la religiosa se animó a escribir a un correo electrónico facilitado por su amiga que terminó en las oficinas de una organización en Suiza.

“Ella siempre me repetía: - hermana, allá los muchachos necesitan una escuela de música. Y yo le decía: - pero ni soy músico ni entiendo esto”.

En un momento dado la doctora Tatis le da una dirección de un correo electrónico “y yo escribo, aunque no sé a quién escribo, y hago una propuestica, pero no sé a quién la hago, y resulta que fue a la Embajada Suiza, sin saber yo que escribía ahí”.

Al mes siguiente le llegó un correo electrónico respondiendo su mensaje: - nosotros somos una fundación suiza que se llama Música sobre el Mar... Ella había creado una ONG que se llama Jóvenes en Desarrollo. Los suizos le dicen: - Nos ha encantado su propuesta, ¿usted está dispuesta a recibir instrumentos musicales?-. "Yo me impresioné… Claro, le contesto y digo: sí, sinceramente, mucho gusto, porque realmente estamos en una zona donde abunda la droga, la delincuencia extrema y este es el camino para los jóvenes”.

- Pues vamos para allá, le dicen los suizos. Y cumplieron. Llegaron a Baní cargado de 81 instrumentos. Es una labor que ellos hacen en América Latina. En República Dominicana apadrinan otras tres escuelas, en Gualey, Haina y en la Zona Norte.

Aferrada a su fe católica, la Hermana María José entiende que todo “fue voluntad de Dios porque ni yo sabía, en mis sueños más ambiciosos jamás podía imaginarme una cosa así, nunca”.

El lote de instrumentos en la escuela ha aumentado con otras donaciones de personas. Con el aporte suizo y con fondos de ciudadanos banilejos el 12 octubre del año pasado “abrimos la escuela en el sector El Maní, donde la droga y la delincuencia conviven con las personas trabajadoras y de bien.

En una ocasión, la religiosa se reunió con sus muchachos y le preguntó: “¿Ustedes conocen a alguien que fume droga?”. Le respondieron: - Hermana, pues todos-.

- Y ella le hace otra pregunta: “¿Hay alguno que haya aquí que, por ejemplo, sea delincuente?”. Y todos, respondieron: -Eso es lo que tenemos. Los voluntarios tienen la seguridad de que esa realidad puede cambiar a través de la música.

Con la asistencia a la escuela y el aprendizaje de música, el comportamiento de los menores ha cambiado y se ha logrado que actúen de manera ejemplar.

“En una visita de los suizos cuando estaban vestidos con el uniforme, el cambio de conducta fue impresionante”, comentó Teresa Mejía, uno de los ángeles que ahora cuidan este tesoro banilejo.

Profesores. El Ministerio de Cultura nombró a tres de sus profesores, pero necesitan más educadores que puedan satisfacer la demanda actual. Los 1,450 muchachos que esperan cupo se merecen la oportunidad. Prometen un cambio de vida para decenas de familias gracias a este programa.

Alimentos. También esperan que la promesa del Plan Social de la Presidencia se haga realidad para que los alumnos reciban alimentos. “La escuela necesita comida para los niños porque llegan a veces bostezando, sabemos que llegan sin desayunar”, afirmó Teresa Mejía. “Le hemos pedido al Plan Social y nos han prometido, estamos esperando”.

Equipos. Piano, saxofón, guitarra, flauta, trombón y trompeta son los instrumentos con los que los estudiantes cuentan. “Pedimos violines a través de una donación que consiguió la Hermana María José en España y se van a introducir violines también. Por igual, reciben clases de solfeo y teoría musical.

Gente. Otros miembros del patronato son Maritza Herazo, Flady Cordero, Llanina Peña y Marisol Franjul.

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