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PIANISTA

Michel Camilo: “Seguiré haciendo música y llevándola por todo el mundo”

El jazzista dominicano Michel Camilo reside en Nueva York desde 1979 y desde allí viaja al mundo con su música.

El jazzista dominicano Michel Camilo reside en Nueva York desde 1979 y desde allí viaja al mundo con su música.

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Annerys Rodríguez-MaesUtrecht, Holanda

Essence, o sea ´esencia´ en español, es el álbum número 25 de Michel Camilo. Un número importante, pensó el jazzista y compositor, por lo que decidió que esta producción sería una celebración, un paseo por piezas emblemáticas de su carrera. Eso sí, estas vez tocadas con una gran banda (big band).

“Elegí piezas que han sido claves en mi carrera. La mayoría bien conocidas, para para hacer un collage, como un arcoíris de sonidos y de colores. Por eso la portada representa los cuatro elementos de la esencia humana, o de la esencia de vida: el fuego, el agua, el aire y la tierra”, nos dice Camilo.

En este momento está de gira, pasando por Asia y Europa.

Presenta a Essence y cumple otros compromisos (por ejemplo en Italia da un concierto solo de piano). A estas alturas ya ha estampado pasaporte por Hong Kong, España y Alemania. Y tiene páginas abiertas para Holanda, Italia y Japón. ¿Y República Dominicana, toca en el futuro cercano?: “No te puedo especificar una fecha, pero sí se está hablando.

Con Dios mediante, creo que en el otoño haremos algo allá”.

Lo que Camilo sí tiene claro es lo que él como persona, músico y artista puede contribuir al país. Y una parte es seguir haciendo música y llevándola a todas partes del mundo, dando a conocer la cultura de RD.

Otra es servirle de ejemplo y apoyo a las nuevas generaciones.

El apoyo lo da al reconocer y recomendar a nuevos artistas ya preparados y al darles la oportunidad a otros para seguir su formación a través de la beca que da para que músicos de origen dominicano puedan estudiar en la prestigiosa universidad de música Berklee en Estados Unidos.

“Es importante no negar tus raíces, sino al contrario, llevarlas con mucha honra donde uno va. Pensar que uno tiene la responsabilidad de hacerlo bien, para que a la generación que sigue a uno y la que viene después le sirva de inspiración y se puedan arrojar. Y sepan que hubo alguien que fue punta de lanza y entró y se arrojó y se arriesgó. Y así no tengan miedo”, dice Michel.

¿Qué tal fue grabar Essence, el disco número 25 en tu carrera?

Lo había guardado para ahora para que fuera exactamente una celebración.

El número 25 es un número especial en una carrera. Y el concepto del disco se basa en eso mismo. En visitar de nuevo ciertas piezas que han sido emblemáticas en mi carrera, de una manera fresca con otro punto de vista y con un sonido grande.

Con colegas y con una súper banda.

¿Cómo fue grabar con una big band?

Fue maravilloso. Todo el mundo contento. Fue una experiencia llena de alegría.

Y todo el mundo dando lo mejor de cada quien porque sabían que era un disco muy importante y, al mismo tiempo, contentos de estar y ser miembros de la banda.

Me veían y se tiraban ´selfies´ conmigo y siempre con la expectativa de: “¿y qué más tenemos, maestro?”.

Sobre la elección de los temas de Essence... me quedé esperando a Caribe.

Caribe no se podía incluir porque ya está en el primer disco con big band que hicimos en el 94. Por eso le tocaba esta vez a ´On fire´.

Essence, o sea ´esencia´ en español, es el álbum número 25 de Michel Camilo.

¿Qué tiempo duró la grabación?

Cuatro días. Lo grabamos en Nueva York, en un estudio de grabación muy famoso, que se llama Power Station. Que fue ahora comprado por la universidad de Berklee de Boston y ahora se ha convertido en mitad estudio mitad escuela de música. Y ahí tienen como una escuela de producción musical. Yo estoy ligado a Berklee por la beca que doy en Santo Domingo desde hace 9 años. Esta relación con Berklee comenzó desde los mediados de los ochenta, que fui a dar una clase magistral. Yo estudié un curso por correspondencia de Berklee, desde Santo Domingo. Esas fueron mis primeras enseñanzas sobre jazz. Ellos tenían un curso maravilloso por correspondencia.

Yo nunca fui a la academia a estudiar, sino a enseñar, cuando fui más adelante.

¿Y qué nos cuenta de la beca que das a músicos dominicanos en Berklee?

La primera vez que convocamos teníamos 33 aplicantes y esta última teníamos 75… y el nivel fue increíble. Las tres veces han ganado guitarristas (risas).

Me alegra mucho lo que se ha ido sembrando y ya la generación joven se va motivando y sabe que pueden aplicar cada cuatro años.

Mi beca es completa. No solamente se le paga su enseñanza, sino también alojamiento, comida, todo.

Quien gana simplemente tiene que preocuparse por estudiar y hacer un excelente trabajo. Es una beca completa y sólo existe otra beca como esa en Berklee, que es la beca presidencial.

Y por coincidencia esa justo la ganó hace unos años una chica baterista dominicana que hoy en día es la baterista de Alejandro Sanz, en la gira actual. Ella se llama Helen de la Rosa. Su hermano Roger de la Rosa fue mi segundo becado. Y se graduó con honores. Y hoy en día está de vuelta en el país y es profesor de jazz en la Universidad Pedro Henríque Ureña. Hasta ahora van muy bien los muchachos.

Ha sido muy bonito todo el desarrollo de la beca.

¿Tienes planes de ir a República Dominicana?

Con Dios mediante, creo que en el otoño haremos algo allá.

¿Qué es lo que más extraña de nuestro país?

Lo que más extraño es mi familia. No me gusta tener que estar lejos de mis padres.

Porque ya sabes por la carrera hay que estar en Nueva York, porque aquí está el centro de la música que yo hago. Mi padre tiene 103 años. Y mi madre 95. Así que están viejitos los dos, pero todavía están aquí y conscientes y uno puede hablar con ellos y nos mantenemos en contacto. Pero sabes, ese es parte del sacrificio cuando uno sigue su carrera artística. Y mi agenda de viajes y proyectos es bien apretada. También extraño a los amigos, a la playa...

Tratamos de escaparnos dos o tres veces al año, eso sí.

¿Cuándo fue la última vez que te escapaste para la isla?

La última vez fue este febrero pasado. Y claro, era obligatorio pasar una semanita en la playa. (risas).

Me encanta la playa. Y aunque fuera febrero y los dominicanos allá no se bañan, a mí ya me da igual.

Yo me meto al agua como quiera. Me dicen: “Estás loco, vas a coger un catarro” y yo digo: “No, eso es mental” (risas). Es deliciosa la playa y la brisa caribeña.

Todo eso luego se traduce en mi música.

Y de la comida, ¿hay algo específico que extrañas? Sí, yo soy de un moro de guadules. Y de un pollo guisado y unos tostones. Todo eso me encanta…unos chicarrones.

¿Qué opinas de la situación social de nuestro país?

Yo no puedo opinar mucho porque yo vivo aquí. Yo nada más veo lo que veo cuando voy. Y veo muy poco. Pero sí veo que hay un avance económico impresionante.

MÚSICA

La vida.

“La música tiene ese poder y más. Cuando doy clases magistrales mi primera lección a los alumnos se basa en eso. En que ellos no se dan cuenta que son como aprendices de magos.

Porque la música tiene un poder inmenso.

Y mientras más te das cuenta, mejor artista eres. Yo siempre digo que hay una diferencia entre un músico y un artista.

Un músico toca las notas, el artista toca el sentimiento”.

Cine.

“Lo que he aprendido de hacer música de cine es enfrascarme más en buscar ese mensaje detrás de las notas. Y me ha valido para traerlo al jazz también y a la música clásica. O sea, preocuparme más con que cada nota tiene su sentido y que el mensaje, pues transciende. Donde uno descubre que la música tiene ese poder de acelerar el pulso de hacer que la persona sonría”.