SONAJERO

Cajones del alma

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Grisbel Medina R.Santo Domingo

Hay personas que se pelean por un detalle corporativo y otras se enemistan contigo por no “tocar” de un artículo promocional en un actividad. Abunda el enojo de la gente por no cargar a su casa algo que acumularán en el rincón de los regueros.

He escuchado decir “yo no olvido” como arma latente de odio. Y “la venganza es un plato que se come frío”, en quienes esperan el momento para dar el tiro de gracia al enemigo de turno.

Ambas cosas, acumular trastos (inútiles en su mayoría) y guardar rencores, petrifican el cuerpo del implicado. Te hace cargar pesado y diluye el humor. ¡Ah! y amontonar enseres, convierte tu casa en baúl de polvo.

Para recordarnos la importancia de airear el alma y el hogar, Milena Delgado Durán, la escritora nacida en Constanza, residente en los Estados Unidos, presentó el libro “Los Cajones del alma” en su terruño montañoso.

En 117 páginas Milena cabalga en el espíritu, hurga en lo intangible, remueve el laberinto complejo del alma humana. Y en ese esfuerzo, ventila, con todo el respeto posible, las circunstancias de muchas personas obligadas a sortear todo tipo de situaciones, siendo el dolor, la traición, el amor, el abandono y la esperanza, elementos habituales.

Las historias retratadas en “Los cajones del alma”, hablan de violación, maltrato físico, abandono; infidelidad, relaciones de pareja, matrimonio forzado, manipulación, perdón, desilusión, pero también del sueño recuperado, y de los muros emocionales. En el texto, Milena nos deja la responsabilidad de conciliar con el pasado, aliviarnos, perdonarnos, amarnos. En fin, darle banda a las penas y cultivar la resiliencia ante el dolor.

La obra enseña a escuchar los soplos internos, las sacudidas del pensamiento. También a escuchar afuera el grito en silencio de quien sufre, de quien ama, de quien espera, de quien clama auxilio. Gracias querida Milena.

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