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Al ministro y a los diputados les faltó educación

Un grupo de diputados y el ministro de Educación han protagonizado uno de los hechos más bochornosos de los últimos meses.

Gente adulta, mayor de edad. Estudiada, supone uno. Dando shows de mal gusto por una reunión.

Y eso es raro porque parece que algunas cosas de convivencia común se le olvidaron a todos los involucrados.

Uno dice que no le pidieron reunión de comisión, sino individual. Los otros publicaron la carta con la prueba de que pidieron verlo a nombre de la comisión.

A alguien se le olvidó que uno de los trabajos de los legisladores es fiscalizar. A algunos se les olvidó que ese trabajo deben hacerlo siempre, no cuando me interesa a mí o alguien de mis afectos.

En fin… papelazo. De marca mayor y de los grandes.

La carta que los diputados le enviaron al ministro para la reunión “dice que quieren intercambiar impresiones sobre la implementación de las políticas públicas que se pusieron en marcha en el sistema educativo nacional”.

Más genérico y aéreo que eso usted no va a encontrar nada en este mundo.

En lo que todos se centran en si hubo boche, o no. En determinar cuál es el protocolo que en realidad debe regir, si el de Educación por ser su oficina o el de los diputados por ser el primer poder del Estado. Mientras todos siguen en eso, aquí hay algunas tareas que tanto diputados como Ministerio deberían centrarse en resolver.

El año escolar comenzó con un déficit inusual de butacas en el país.

El ministro de Educación, Ángel Hernández, dijo hace un par de semanas que licitarían 35 mil butacas para abastecer la necesidad de mobiliario en las escuelas.

A ver si entendemos. Es el año 2022, a finales de septiembre, ¿y ahora es que nos damos cuenta que no teníamos butacas suficientes para comenzar el año escolar?

El ministro dijo hace poco tiempo se hizo una licitación de butacas en la pasada de Educación por unas 187 mil butacas. Pero, y este pero es bastante grande, de toda esa cantidad solo fueron recibidas 15,000.

Y nada pasa en este país. Y como era de esperarse estalló la crisis: en Barahona la regional 01 de Educación necesita de pupitres porque muchos estudiantes van a recibir docencia en el suelo.

La misma situación afecta a la escuela Rafaela Sanaella, ubicada en el Km 12 de Haina. El liceo Emmanuel, por los lados del Hipódromo, lo mismo. También en Ranchería, en Los Negros de Azua.

O sea, niños sin lugar donde sentarse para tomar clases. Ni la UASD se atrevió a tanto. Pero no. El problema del ministro de Educación y de 3 diputados es si nos sentamos en el despacho y podemos grabar. El problema es quién impone su protocolo favorito.

Otro ejemplo: En la escuela primaria Emilio Prud’Homme, una de las más lindas y tradicionales de la hermosa ciudad de Santiago, las clases no comenzaron a tiempo porque el plantel tiene problemas de deterioro importantes.

Eso lo descubrimos los medios de comunicación ahora pero uno se pregunta: ¿el Ministerio no tenía idea de que eso estaba pasando?

O sea, de verdad, qué hacían los funcionarios de Roberto Fulcar. Qué hacían los funcionarios nombrados por el PRM. Cómo es que nadie se enteraba del deterioro en escuelas y de la falta de pupitres.

Los problemas de la educación dominicana son muchos. Nos quemamos en todas las pruebas que dan, es cierto. Pero donde primero nos quemamos es planificarnos y ser organizados. Y eso es obligación del Ministerio. De sus funcionarios. ¡Eso es lo que más nos cuesta!

También hace dos semanas el ministro Ángel Hernández dijo que debido a la alta demanda de inscripción, aproximadamente unos 150 mil niños quedaron fuera de las escuelas del país. Y que por eso iban a dar un bono especial de 500 dólares para que fueran inscritos en colegios privados.

Pero hace una semana, el presidente Luis Abinader aseguró que las estadísticas de proyección sobre la cantidad de niños que se quedarían sin entrar a la escuela, y deberían ser mandados a colegios, han fallado.

Y que hasta el 20 de septiembre, dos días antes de comenzar el año escolar, sólo se habían inscrito 970, de aquellos cientos de miles esperados.

O sea, que el ministro habló de 150 mil niños y al final llegaron solo 970. ¿Vamos viendo que el problema, en muchos casos, no es de dinero, sino de organización?

Que digo organización, del difícil y honrado servicio de trabajar.