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Thuram derriba el muro romano y hace olvidar a Lukaku
Bajo la atenta mirada de su padre, una leyenda como Lilian Thuram, y en un escenario mítico como San Siro, Marcus Thuram se consagró como una nueva estrella en el Inter al derribar el sólido muro que construyó el Roma (1-0), al tiempo que hizo olvidar definitivamente a los 'nerazzurri' la figura de un Romelu Lukaku que poco pudo hacer en el ataque casi inexistente de los 'giallorossi'.
En el reencuentro doble entre Lukaku y Mourinho con su exequipo, con dos situaciones claramente diferentes al ser el técnico luso recordado como una leyenda y el delantero belga como un traidor, el Inter dio un golpe sobre la mesa y respondió al Juventus recuperando el liderato de la Serie A.
Y es que fue mucho mejor el Inter. Tomó la iniciativa ante un Roma que llevó a cabo su plan, que se juntó en un bloque bajo para evitar los espacios y que su rival corriera con facilidad, uno de sus mayores peligros. El problema de los de Mourinho, que vio el partido desde la zona de prensa al estar expulsado, fue que el Inter consiguió generar ocasiones claras pese al poblado sistema defensivo del Roma.
Los primeros quince minutos, de hecho, fueron un carrusel de ocasiones interistas: Calhanoglu se topó con el larguero en el minuto 6; Rui Patricio sacó un pie milagroso al remate de Thuram tras el centro de Dumfries, que volvió loco a Zalewski en esa jugada; y Dimarco lo intentó con un disparo desde dentro del área con el exterior del pie izquierdo que se marchó ligeramente desviado.
Nada en ataque en cambio para los 'giallorossi', que, tan hundidos, fueron incapaces de salir a la contra con peligro. Ni si quiera la afición del Inter pudo gozar de la oportunidad de pitar a Lukaku en su retorno a San Siro.
Un Lukaku que trabajó en silencio, relegado a un papel secundario obligado por el planteamiento romanista, desagradecido para un delantero que intentó sacar petróleo de los aislados balones que le llegaron en posiciones claramente poco favorables, siempre rodeado de jugadores 'nerazzurri' que se complementaron para minimizar el peligro del ariete belga.
Con todo y con eso, la primera ocasión de peligro de la 'Loba' nació de las botas de Lukaku, que, con un sutil toque de exterior con su pie izquierdo, descargó para El Shaarawy. El italiano provocó una falta en la frontal del área que, aunque Paredes estrelló en la red, instaló por vez primera en el partido al Roma en el campo rival, algo que aprovechó con un remate potente de Cristante, que obligó a Sommer a sacar una mano complicada para mantener el empate.
Poco a poco el Inter fue encontrando más espacios y los aprovechó para correr, pero fue incapaz de generar peligro dentro del área de un Roma perfectamente organizado en defensa, sólido, custodiando la zona central bajo el liderazgo de un Diego Llorente que achicó aguas como el que más hasta que no pudo sostener el muro romano.
La resistencia pareció por un momento interminable, pero duró 80 minutos. El Inter consiguió tumbar el entramado defensivo de su rival con una jugada marca de la casa, con un Dimarco siempre peligroso centrando desde el perfil zurdo un balón raso que acabó en los pies de Thuram, que firmó su quinto gol de la temporada.
No tuvo fuerzas el combinado de Mourinho para responder y el Inter siguió mandando. Carlos Augusto, que entró en el puesto de Dimarco, se topó con el segundo travesaño interista de la noche.
El Inter volvió a demostrar por qué la temporada pasada fue finalista de la Liga de Campeones y presentó candidatura para todo en Italia, ya líder de la Serie A. El Roma, mermado todavía por las bajas de Dybala y Smalling, interpretó su partido y no le faltó demasiado para obtener recompensa, pero volverá a dormir fuera de puestos europeos.