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Adiós y gracias a Soterio Ramírez
La pena y el luto envuelven una vez más al mundo del baloncesto dominicano con la sensible pérdida de Soterio Ramírez, inmortal del Pabellón de la Fama del Deporte y excapitán de la selección nacional.
“El Soti”, como se le conocía popularmente tanto en su fase como jugador como en la de servidor público se granjeó la aprobación y la simpatía de todo el mundo.
Con un temperamento afable, educado y listo para escuchar y atender, Soterio fue, junto a Carlos Martínez, uno de los primeros en abogar por la constitución de una asociación de jugadores que velara y defendiera los derechos de los baloncestistas en la República Dominicana.
Nativo de Villa Altagracia, criado en Buenos Aires de Herrera, pasó por el club Mauricio Báez sin que le hicieran mucho caso antes de ser “rescatado” por San Lázaro y José Castellanos. Fue un protegido del inmenso Hugo Cabrera.
En 13 temporadas del básquetbol superior distrital vio acción con San Lázaro, Naco y Villa Francisca. En 154 partidos de serie regular promedió 12.6 puntos con un 56 por ciento en lances de campo. Está entre los líderes de por vida en rebotes (1.088), bloqueos (173) y bolas robadas (100).
Fue integrante de los equipos campeones de San Lázaro en 1991, 1992, 1995 y 1996. Segundo en las votaciones para el Novato del Año (1989) y Jugador Más Valioso (1995).
En nueve ocasiones estuvo con la selección nacional. Sus mayores logros fueron el oro en los Centroamericanos y del Caribe de 1998, la plata en el Centrobasket 1995 y los bronce en los Centrobasket 1997 y 1999. Participó en los Preolímpicos de 1995 y 1999 y el Premundial de 1997.
Llegó a dejar contratos sobre la mesa para participar con el equipo dominicano del cual sirvió como capitán por una década, siendo sucedido por su sobrino Jack Michael Martínez.
Reforzó en España, Portugal, Venezuela, Puerto Rico, Brasil y Chile.
Pero más que un gran jugador, Soterio fue un ser humano tocado por la humildad, el don de gente y el buen trato a sus similares. Paz a su alma. Hasta luego Soti.