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TENIS

Tiafoe avanza a semis del US Open, 1ro de EEUU en 16 años

Aproximadamente 20 minutos después que Frances Tiafoe certificó la primera presencia de un hombre estadounidense en las semifinales del US Open desde 2006, se encontró con sus amigos en un vestíbulo del estadio Arthur Ashe.

Se fundió en abrazos y bromeó con todo el grupo, entre ellos el astro de la NBA Bradley Beal. Tiafoe pegó un grito: “¡Vamos a sacarnos una foto bien divertida!”. Desde luego que aceptaron. Tiafoe y sus amigos formaron la letra “W” (por victoria) con los dedos de ambas manos. La novia de Tiafoe apareció corriendo, le abrazó y le estampó un beso, quitándole el lápiz labial de su boca.

Un tenista que la gusta entretener, alguien que llevaba años a la espera de este momento en los grandes escenarios, Tiafoe está gozando absolutamente su aventura, al igual que sus amigos, sus padres y sus compatriotas que llevan esperando dos décadas desde la última consagración de un varón de Estados Unidos.

Después de anotarse la mayor victoria de su carrera, al vencer a Rafael Nadal — el campeón de 22 grandes en la cuarta ronda — Tiafoe alcanzó otro hito al vencer el miércoles 7-6 (3), 7-6 (0), 6-4 a Andrey Rublev, el noveno preclasificado del torneo.

“Me encanta mostarle al mundo lo que yo soy capaz de hacer”, dijo Tiafoe, 22do cabeza de serie en Flushing Meadows. “Procuro salir a la pista y darle a la gente lo que quieren — y eso es verme ganar”.

Andy Roddick, presente en las tribunas del Ashe el miércoles, había sido el último hombre estadounidense en llegar a las semifinales en Nueva York, perdiendo ante Roger Fededer en el duelo por el campeonato hace 16 años. Roddick también era el último jugador del país anfitrión en ganar un título de sencillos en cualquiera de las citas de Grand Slam, llevándose el US Open de 2003.

Ninguno de los hombres que siguen en la carrera en Nueva York han levantado nunca un major. En su primera semifinal a este nivel, Tiafoe se medirá el viernes a otro debutante, Carlos Alcaraz, quien salvó un punto de partido y eliminó 6-3, 6-7 (7), 6-7 (0), 7-5, 6-3 a Jannik Sinner, 11mo preclasificado, en un partido que batió el récord del torneo al terminar a las 2:50 de la madrugada. Durante cinco horas y 15 minutos, el español y el italiano desplegaron un tenis excelente.

“Siempre digo que hay que creer en uno mismo todo el tiempo”, dijo Alcaraz. “La esperanza es lo último que se pierde”.

El nivel de Tiafoe, de 24 años y oriundo del estado de Maryland, ha subido un escalón con la ayuda de su entrenador, el extenista Wayne Ferreira, quien resaltó que el jugador “no era lo suficientemente profesional” y mencionó cambios importantes en su dieta — antes comía mucho chocolate y galletas y hacía suficientes desayunos —, en los entrenamientos y el trabajo de gimnasio.

“Tomó tiempo para ponernos gradualmente en donde nos encontramos hoy”, dijo Ferreira. “Medio que me imaginaba que alcanzaría su mejor nivel al final del año próximo”.

Tiafoe dio despliegue a un tenis agresivo y muy ofensivo. Disparó 18 aces y fue impecable cuando subió a la red para derrotar al ruso Rublev, quien quedó con marca de 0-6 en la ronda de cuartos de final en las grandes citas.

Al lloviznar previo al comienzo del partido, se decidió jugar con el techo cerrado. Ello hizo que el ruido fuera más fuerte, favoreciendo a Tiafoe.

El único quiebre de saque se produjo luego de más de dos horas de juego, cuando Tiafoe se puso arriba 4-3 en el tercer set. Los otros momentos decisivos fueron los desenlaces de los primeros dos parciales. Tiafoe tiene registro de 6-0 en los desempates en este US Open.

Cuando logró un tiro ganador con una devolución de revés para tomar la ventaja de dos sets, salió corriendo hacia un costado de la cancha, sentado cerca donde tenía tirada una pila de toallas, camisetas y medias en el piso — algo “diabólico”, según su expresión — Tiafoe apretó el puño en medio del delirio del público que se puso de pie.

“El mejor desempate que he jugado”, dijo Tiafoe. “Un desempate alucinante”.

Rublev, en cambio, no podía ocultar su enfado por la marcha del partido, ya fuera dándose un raquetazo en el pie o pegándole a la cuerda de su raqueta. Una y otra vez, gesticuló y gritó a su palco de invitados, donde apenas cuatro de los 15 asientos estaban ocupados, mientras que la sección de Tiafoe estaba completamente llena.

Ferreira estaba ahí. Al igual que su agente, Jill Smoller, quien entre sus clientes destaca Serena Williams. También estaba el hermano mellizo de Tiafoe, Franklin, y sus padres que llegaron a Estados Unidos tras escapar de la guerra civil en Sierra Leona en la década de los 90. Se asentaron en Maryland, donde el padre trabajó en la construcción de una academia juvenil de tenis y luego acabó como empleado de mantenimiento de la misma, lo que propició que Frances y Franklin terminasen tomando un raqueta.

“Es una tremenda historia. Ojalá se haga una película algún día”, dijo Ferreira. “Pero primero tendrá que ganar un Grand Slam. Solo te hacen una película si lo haces bien”.

Refiriéndose a ello, Tiafoe apuntó: “A todos les gusta una historia de hadas. Yo trato de hacer una”.

Por ahora, va bien encaminado.