La soledad en los viajes afecta a los jugadores y coaches de la NBA

Michael Malone

Michael Malone

Cuando el entrenador de Washington Scott Brooks jugaba, solía preguntar có­mo era la profesión de quie­nes lo dirigían. La respuesta que recibia de esos coaches siempre era la misma: es un trabajo solitario.

Ahora lo es quizá más que nunca.

Como si no fuera suficien­temente difícil disputar en­cuentros en arenas que están práctica o completa­mente vacías mientras con­tinúa la pandemia, las re­glas para los jugadores y entrenadores —en casa y de visita— serán más estric­tas. La NBA y la Asociación de Jugadores acordaron el martes endurecer los pro­tocolos, incluyendo las esti­pulaciones de que jugado­res y entrenadores tendrán que quedarse en sus hoteles durante los viajes, excepto para las actividades relacio­nadas con el equipo y sin re­cibir visitas.

Incluso sin las nuevas re­glas, la soledad y el aisla­miento han sido el sello de las giras en esta temporada. El coach de Denver Michael Malone no pudo visitar a su familia cuando los Nuggets visitaron Nueva York.

“Una gran parte de volver acá ha sido siempre la opor­tunidad de ver a mi madre, a mi padre, hermanos, her­manas y amigos, y ese no ha sido el caso este año”, dijo Malone.

El coach de Chicago Billy Donovan dijo que los Bulls sólo pudieron contar con una persona en la sala de entrenamiento en el hotel de Los Angeles.

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